Bangkok intenta nuevamente la vía diplomática con los generales birmanos

En las últimas semanas se han intensificado los enfrentamientos entre el ejército golpista birmano y las milicias étnicas en las zonas fronterizas entre ambos países. Ante este nuevo brote de violencia, Tailandia ha propuesto una serie de reuniones "informales" para reactivar el proceso de paz. Pero no se ha invitado a representantes de los grupos armados, no hay claridad sobre la agenda, y dentro de la ASEAN siguen existiendo divisiones con respecto al régimen de Myanmar.

Rangún (AsiaNews) – Las milicias étnicas que luchan contra la junta militar birmana desde 2021 han reconquistado en las últimas semanas varios territorios en la frontera con Tailandia, provocando cierta agitación en Bangkok, que ha anunciado que en los próximos días se llevarán a cabo una serie de reuniones “informales” para tratar de resolver el estancamiento diplomático sobre la guerra civil.

Tailandia está preocupada por una serie de cuestiones, que van desde la reducción del comercio hasta el creciente número de inmigrantes que llegan sin documentos, pero también por los puestos de avanzada del Ejército Unido del Estado Wa (United Wa State Army UWSA) en el Estado de Shan a lo largo de los 2.400 kilómetros de frontera entre los dos países. Bangkok afirma que hay al menos nueve bases en territorio tailandés y ha pedido que las retiren. A diferencia de las otras milicias étnicas que luchan contra el ejército golpista, la UWSA no se ha alineado formalmente contra la junta militar, y desde hace décadas controla de manera independiente del gobierno central su propio territorio. Maneja el tráfico de drogas en la región y también mantiene relaciones con China.

Entre los funcionarios birmanos y tailandeses "se discutirán principalmente cuestiones fronterizas y cuestiones relacionadas con la delincuencia transfronteriza”. "Hablaremos sobre la cooperación en materia de estabilidad en la frontera y de lucha contra el crimen", dijo el portavoz de la junta en relación con las conversaciones, aunque no especificó una fecha. El mes pasado los funcionarios tailandeses, temiendo que sus fuerzas quedaran involucradas en el conflicto civil de Myanmar, pidieron a los combatientes del UWSA que se retiraran de los puestos de avanzada en los bosques entre los dos países. Pero los funcionarios de WA rechazaron la solicitud, asegurando que el ejército tailandeses “no es nuestro enemigo”.

La Unión Nacional Karen (Karen National Union, KNU) también ha avanzado en varios territorios fronterizos con Tailandia: ayer la milicia reconquistó Manerplaw, histórico cuartel general del grupo, que desde 1995 estaba bajo el control del Ejército birmano. El Ejército para la Independencia de Kachin, ignorando los llamados de China a una tregua, también ha reanudado una ofensiva en el distrito de Putao del Estado de Shan, en el extremo norte de Myanmar. Durante el último año Beijing ha intentado negociar un alto el fuego entre el ejército y las milicias étnicas para proteger sus intereses económicos y comerciales en el país, pero no ha logrado convencer a las partes para que firmen un acuerdo definitivo.

Tailandia intenta ahora tomar las riendas de la iniciativa diplomática sin excluir a los demás países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), aunque estos, desde que estalló el conflicto civil en 2021, se han limitado a proponer un plan de paz de cinco puntos que la junta militar nunca respetó ni tomó en consideración.

Según algunos comentaristas, la propuesta de Tailandia (favorecida por los vínculos del ex primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra con la junta birmana y en particular con el general que la encabeza, Min Aung Hlaing) es un ejemplo de la "diplomacia de bambú", capaz de adaptarse a las diferentes situaciones. Los encuentros propuestos por Bangkok, que tendrán lugar mañana y el viernes en Tailandia y Laos (al que este año corresponde la presidencia de la Asociación), rompen con la práctica de dejar que la presidencia rotatoria proponga las iniciativas de paz. Para otros analistas, la medida del gobierno tailandés refleja la voluntad de (re)acercarse a la junta militar, como han hecho hasta ahora China y en parte también la India, cuyos representantes estarán presentes en las conversaciones, junto con diplomáticos de Bangladés y, por Myanmar, el ministro de Relaciones Exteriores del régimen birmano, Than Swe.

Pero la ausencia de representantes de las diversas milicias étnicas o de otras organizaciones internacionales como la ONU ha sido fuertemente criticada, porque sigue siendo una incógnita el futuro del país una vez que haya terminado el conflicto. Muchos temen que las milicias étnicas quieran seguir administrando de forma independiente los territorios de los que han tomado posesión, como ya lo están haciendo ahora en algunas regiones. También se ha criticado la poca transparencia sobre los temas a tratar, sobre los cuales los gobiernos de la región hasta ahora no han dado detalles.

Dentro de la ASEAN siguen existiendo fuertes divisiones con respecto a Myanmar. Muchos países se niegan a que se reintegre en la organización a los generales birmanos, considerando que la mayoría de ellos se encuentran bajo sanciones occidentales, y contra el general Min Aung Hlaing existe una orden de arresto internacional. Se estima que hasta ahora han muerto al menos 30.000 personas y el número de desplazados internos asciende a casi 4 millones. La Organización Internacional para las Migraciones contabilizó 5,2 millones de migrantes procedentes de Myanmar sólo en Tailandia en julio de este año, la mayoría de los cuales huyen para escapar del servicio militar obligatorio. “La pregunta es si queremos sacrificar la unidad y la legitimidad diplomática de la ASEAN para volver a abrazar un Estado paria”, comentó un diplomático local.