Según algunas estimaciones, para 2026 habrá un millón de chinos viviendo en Japón. El motor de este crecimiento son las familias que inscriben a sus hijos en academias relacionadas con la industria de la animación japonesa, donde a los mejores talentos se les ofrecen facilidades para obtener la residencia permanente. Actualmente el 70% de los estudiantes extranjeros provienen de la República Popular. Pero también crece en Tokio la desconfianza hacia ellos.
El acuerdo incluye el suministro de un sistema de vigilancia aérea a Mongolia como parte del programa de ayuda japonés a la Defensa lanzado en 2023. El gobierno japonés refuerza así su compromiso con la estabilidad de la región en una óptica antichina.
Precisamente en estas horas difíciles para la salud del pontífice, el Card. Kikuchi, arzobispo de Tokio, entregó un regalo del Papa al anciano ex convicto japonés que fue exonerado después de pasar más de medio siglo en prisión en la cárcel acusado de asesinato. En 1984 recibió el bautismo y adoptó el nombre cristiano de Pablo.
Iyus, un indonesio que llegó por primera vez a Japón en 2013, trabajará como conductor de autobuses turísticos. Tokio quiere recibir a miles de trabajadores extranjeros para solucionar la escasez de mano de obra en diversos sectores, entre ellos el transporte.
Una delegación talibán se encuentra en Tokio para reunirse con funcionarios japoneses y discutir asistencia humanitaria y posibles inversiones, mientras el gobierno japonés reiteró la importancia de respetar los derechos humanos. Los encuentros, organizados por una institución privada, continuarán hasta el domingo y han sido criticados por la oposición afgana.
Falleció a los 96 años Akihiro Arimoto, el padre de Keiko, una de las 17 personas que, según el gobierno japonés, fueron tomadas como rehenes por agentes norcoreanos entre 1977 y 1983. Su muerte deja a Sakie Yokota, la madre de Megumi - que fue secuestrada cuando tenía 14 años - como único padre sobreviviente de las víctimas.