El país quiere diversificar sus líneas comerciales con la región, reduciendo su dependencia de Pakistán. Una tendencia que se ha reforzado tras las recientes hostilidades con su vecino. En el último mes, los comerciantes afganos han perdido 200 millones de dólares. La balanza comercial con los cinco países de Asia Central ha alcanzado los 1700 millones.
La principal contribución al crecimiento proviene de la industria minera, pero también se registran índices positivos en el sector del transporte. Las previsiones de los analistas para finales de año apuntan a un crecimiento del PIB del 5,6 %. Sin embargo, según los expertos, «el modelo sigue siendo vulnerable, demasiado dependiente de las materias primas y las subvenciones, y carece de estabilidad». El crecimiento de los salarios y las pensiones se ve «devorado» por la inflación.
Bakú es uno de los primeros candidatos a formar un eslabón decisivo de esta nueva cadena. El interés de EE. UU. por la región postsoviética ha aumentado tras la invasión rusa de Ucrania. Washington quiere consolidar el eje que va desde Israel hasta la India con un enfoque anti-chino. Una alianza económica, política e incluso militar como contrapeso estratégico al eje antioccidental de Moscú y Pekín.
La cirugía estética y la vestimenta femenina en el punto de mira de las autoridades de Asia Central. El muftí de Dusambé, en un sermón que se ha vuelto viral, condena duramente las inyecciones, mientras que en Asjabad la policía detiene a las mujeres «con maquillaje excesivo». La socióloga Anora Sadykova: «Campañas creadas ad hoc para evitar debates sobre el desempleo, la corrupción y el aumento de los precios».
Más de doscientos expertos en informática debatieron sobre las perspectivas para la región en materia de inteligencia artificial y emprendimiento tecnológico. El objetivo es no ser solo usuarios, sino desarrollar competencias locales capaces de competir en el mercado de la innovación.
Los acuerdos comerciales firmados en la Casa Blanca sobre las tierras raras y otros sectores parecen tener más en cuenta los intereses económicos de Estados Unidos que el equilibrio geopolítico. Y el propio Kremlin, que en el pasado había mostrado cierta impaciencia por estos contactos, esta vez se ha mostrado muy complaciente.