Bakú es uno de los primeros candidatos a formar un eslabón decisivo de esta nueva cadena. El interés de EE. UU. por la región postsoviética ha aumentado tras la invasión rusa de Ucrania. Washington quiere consolidar el eje que va desde Israel hasta la India con un enfoque anti-chino. Una alianza económica, política e incluso militar como contrapeso estratégico al eje antioccidental de Moscú y Pekín.
La cirugía estética y la vestimenta femenina en el punto de mira de las autoridades de Asia Central. El muftí de Dusambé, en un sermón que se ha vuelto viral, condena duramente las inyecciones, mientras que en Asjabad la policía detiene a las mujeres «con maquillaje excesivo». La socióloga Anora Sadykova: «Campañas creadas ad hoc para evitar debates sobre el desempleo, la corrupción y el aumento de los precios».
Más de doscientos expertos en informática debatieron sobre las perspectivas para la región en materia de inteligencia artificial y emprendimiento tecnológico. El objetivo es no ser solo usuarios, sino desarrollar competencias locales capaces de competir en el mercado de la innovación.
Los acuerdos comerciales firmados en la Casa Blanca sobre las tierras raras y otros sectores parecen tener más en cuenta los intereses económicos de Estados Unidos que el equilibrio geopolítico. Y el propio Kremlin, que en el pasado había mostrado cierta impaciencia por estos contactos, esta vez se ha mostrado muy complaciente.
La suma de los negocios de Pekín en la región, que han crecido exponencialmente con la guerra en Ucrania, supera ya los 90.000 millones de dólares, es decir, el doble que los de Moscú. China apoya el comercio con la convicción de que la mejora del nivel de vida puede alejar cualquier peligro de conflicto, como se ha visto con los acuerdos fronterizos entre Kirguistán y Tayikistán.
Ha suscitado polémica la eliminación de un monumento de la palabra rusa utilizada para referirse a la hambruna provocada por Stalin en los años treinta con la abolición forzosa de los pequeños agricultores privados. También en la actual Kazajistán, al igual que en Ucrania, el hambre mató a millones de personas. Detrás de la explicación formal de la «corrección», se esconde el delicado equilibrio en las relaciones con Moscú.