08/10/2024, 15.23
TAILANDIA - GAZA
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Watchara Sriaoun, el cristiano tailandés que lleva un año en manos de Hamás

En una iglesia de la provincia de Udon Thani, la familia del trabajador migrante de 32 años organizó una vigilia para pedir su liberación. Junto con otros cinco compatriotas y al menos un nepalí son los rostros olvidados de la tragedia. Las lágrimas de su madre, Wiwwaro, que pide que termine esta "guerra brutal" en la que "todos han sufrido suficiente". La semana pasada, la primera ministra Shinawatra se reunió con el presidente iraní para pedirle que mediara por la liberación.

Bangkok (AsiaNews)- La familia Sriaoun se reunió este fin de semana en una iglesia del noreste de Tailandia para rezar y volver a pedir por la liberación de Watchara, que se encuentra en manos de Hamas, en Gaza, desde hace un año. Watchara Sriaoun es uno de los seis trabajadores migrantes tailandeses - sobre un total de 41 iniciales - que siguen retenidos desde octubre del año pasado por las milicias que controlan la Franja. Durante 12 largos meses sus familiares, junto con amigos y fieles de la comunidad cristiana protestante local, han organizado vigilias de oración por su regreso, hasta ahora sin resultado, e incluso las noticias sobre su situación son fragmentarias.

El trabajador migrante de 32 años es originario de la aldea de Kut Yang, en la provincia de Udon Thani, al noreste del país, y fue capturado el 7 de octubre, día del ataque, cuando se encontraba en el kibutz Nir Oz. “Lo único que podemos hacer es pedir a Dios”, afirmó Wiwwaro Sriaoun, la madre de Watchara. “Preguntar a la gente no nos da ninguna respuesta, y ni siquiera el jefe de la aldea o el responsable nos pueden confirmar nada” sobre su situación.

Ayer, 7 de octubre, un año después del ataque de Hamás en Israel que desencadenó la guerra en Gaza, entre las diversas conmemoraciones por las víctimas y los rehenes también se organizaron celebraciones y vigilias de oración en los países de origen de los trabajadores extranjeros que se encuentran en manos del grupo extremista que controla la Franja. Migrantes procedentes de varios países asiáticos, desde Tailandia hasta Nepal, algunos de los cuales llevan un año en manos de secuestradores y que en muchas oportunidades han sido definidos como "el rostro olvidado" de esta tragedia, porque desde hace mucho tiempo ha caído sobre ellos un largo silencio, y hasta hoy su destino sigue siendo "incierto". Entre ellos hay algunos ciudadanos tailandeses, por cuya liberación el gobierno de Bangkok sigue trabajando. El último intento fue la semana pasada, cuando la Primera Ministra Paetongtarn Shinawatra se reunió con el presidente iraní Masoud Pezeshkian para pedir el apoyo de Teherán para la liberación de los migrantes tailandeses. Anteriormente, el Ejecutivo había llamado a las puertas de otros intermediarios, como Qatar y Teherán, cuando el fallecido Ebrahim Raisi era presidente.

Durante el ataque que Hamás denomina "inundación de Al-Aqsa", murieron 41 trabajadores tailandeses y cerca de treinta fueron secuestrados. En aquel momento la repatriación de los cuerpos de las víctimas conmocionó a todo el país del sudeste asiático y, al mismo tiempo, recordó la dependencia de Israel de los trabajadores extranjeros, especialmente en la agricultura, muchos de los cuales procedían de Asia. Antes del ataque, se calcula que trabajaban en Israel cerca de 30.000 inmigrantes tailandeses.

En las semanas siguientes el gobierno de Bangkok organizó la evacuación y repatriación de al menos 12.000 conciudadanos, que prefirieron renunciar a la indemnización por temor a un nuevo ataque y regresaron a su país de origen. Después de algún tiempo y pasada la conmoción inicial, se produjo una inversión de la tendencia: alrededor de 600 tailandeses regresaron a Israel a principios de este año a pesar de la guerra. En los últimos meses el ministro de Trabajo tailandés Phiphat Ratchakitprakarn también visitó Israel para solicitar un aumento de las cuotas de trabajadores inmigrantes, la mayoría de los cuales proceden de zonas como la provincia de Buriram. En Israel trabajan como peones y jardineros y pueden ganar hasta 1.800 dólares al mes.

Watchara y su hermano menor viajaron a Israel en 2020 con la esperanza de saldar la deuda familiar de alrededor de 300.000 baht (poco menos de 9.000 dólares) y ganar dinero para los gastos médicos de su padre. Entre los dos enviaron a casa 50.000 baht por mes para contribuir a los gastos de la familia y renovar la casa en el corazón rural de Tailandia. Después de un tiempo, el menor regresó a casa a pedido de su madre.

Con una parte de la compensación de 3 millones de baht que recibió en julio del gobierno israelí, la familia saldó la deuda y compró un terreno que el mismo Watchara había prometido comprar para su madre. Hoy su ausencia, y la falta de noticias seguras, pesan cada día más, sobre todo para su hija, Irada, de nueve años, quien también perdió a su madre en agosto pasado. "Quisiera que terminara esta guerra brutal", dijo Wiwwaro a Reuters, con lágrimas en los ojos. “Todos han sufrido suficiente y yo también he sufrido demasiado en la vana espera de mi hijo”.

 

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