Vicario de Arabia: "Las armas son más fuertes que la diplomacia en Yemen. Y el pueblo sufre"
Monseñor Martinelli habla de escalada 'repentina' tras la decisión de Trump de declarar a los Houthis grupo terrorista. Los riesgos de un «conflicto abierto» con «consecuencias» dramáticas para la población civil. La extrema pobreza y la dificultad de impulsar proyectos humanitarios. La labor de las monjas de la Madre Teresa 'un punto de referencia' para los cristianos que quedan.
Milán (AsiaNews) - El ataque estadounidense contra los Houthis en Yemen se produjo «en algunos aspectos de repente», aunque fue «significativamente cercano a la escalada de la fragilidad de la tregua entre Israel y Hamas», que luego se derrumbó con la escalada militar impuesta por el Estado judío en la noche del 17 al 18 de marzo. Así lo ha subrayado a AsiaNews monseñor Paolo Martinelli, vicario apostólico de Arabia Meridional (Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen), al comentar las nuevas tensiones en el Golfo vinculadas también a las decisiones de la administración estadounidense de Donald Trump.
«Desde que el nuevo presidente de Estados Unidos declaró 'terroristas' a los Houthis, empezamos a pensar detenidamente en las posibles consecuencias de estas declaraciones en Yemen del Norte», reflexiona el prelado. «Estábamos esperando entender», añade, “las implicaciones concretas” donde las armas parecen prevalecer sobre la diplomacia, porque “la tregua entre Israel y Hamás había fomentado cierta distensión y un cauto optimismo” al frenar los ataques, pero ahora el panorama ha cambiado.
Al analizar los ataques estadounidenses y la respuesta huothi dirigida contra los buques comerciales en el Mar Rojo en apoyo de Hamás en Gaza, monseñor Martinelli advierte de que si se convirtiera en «un conflicto abierto y a gran escala, sería motivo de profundo dolor por las posibles consecuencias para la población civil». El pueblo -continúa- ha sido probado por diez años de guerra civil. Sólo podemos imaginar vagamente el sufrimiento de la población en caso de guerra abierta». Por ello, advierte, la prioridad debe ser «preservar» a las víctimas inocentes.
En cuanto a la pobreza, en los últimos días ha vuelto a salir a la luz la situación de los sectores más débiles de la población, en particular los menores (incluso niños de 10 u 11 años) que se ven obligados a trabajar como conductores para ganar pequeñas sumas de dinero con las que ayudar a sus familias. «Tenemos poca información directa, pero ciertamente la dificultad es grande», subraya el vicario de Arabia del Sur. «Debido a esta inseguridad general», añade, »es muy difícil realizar proyectos de ayuda humanitaria que puedan realmente cambiar la situación y permitir por fin un nuevo comienzo. Es causa de gran sufrimiento pensar que en un país tan hermoso, la gente se encuentre en esta condición de indigencia» y que paguen las consecuencias “sobre todo los débiles y los niños”.
El conflicto en Yemen estalló en 2014 como un enfrentamiento interno y se intensificó hasta convertirse en una guerra abierta con la intervención en marzo de 2015 de Riad a la cabeza de una coalición de naciones árabes opuestas a las milicias rebeldes Houthi, apoyadas por Irán. Según Naciones Unidas, la guerra se ha cobrado más de 400.000 vidas y ha desencadenado la «peor crisis humanitaria del mundo», sobre la cuál, el Covid-19 ha tenido desde entonces efectos «devastadores»; millones de personas al borde de la inanición y niños -10.000 muertos en el conflicto- sufrirán las consecuencias durante décadas. Hay más de tres millones de desplazados internos, la mayoría de los cuales viven en condiciones de extrema miseria, hambre y epidemias de diversa índole, entre las que destaca el cólera.
Entre los elementos positivos destacados por monseñor Martinelli está el hecho de que, por el momento, parece mantenerse la tregua interna entre el gobierno (apoyado por Arabia Saudí) y los Houthi (proiraníes), que ha alimentado el conflicto durante años. «Las noticias que tenemos -afirma- es que las relaciones entre ambas partes están tranquilas en este momento, lo que no significa que los problemas se hayan resuelto» aunque “sin duda es positivo que el conflicto interno haya cesado”. «La situación en el sur», añade el Vicario de Arabia, “parece estar mejor” y es “un signo importante que la Santa Sede haya nombrado recientemente al Nuncio Apostólico: es un signo de esperanza”.
De visita pastoral en días pasados a Omán, el prelado regresó a la sede del Vicariato en Emiratos Árabes Unidos (Eau), un observatorio privilegiado desde el que mirar los numerosos focos de crisis que se están produciendo en Oriente Medio. «Uno mira con preocupación», confirma, “lo que está ocurriendo en Yemen estos días” ocupando las portadas de los medios de comunicación de Emiratos y Omán, cuyo pueblo es calificado de “suave”. «Las autoridades», prosigue, “defienden la importancia de difundir entre la población valores como la acogida, la tolerancia, la convivencia social” porque sin ellos “es inevitable que haya conflictos a diversos niveles”. «Por mi parte», añade monseñor Martinelli, “recuerdo a las personas y autoridades con las que me encuentro el mensaje constante del Papa Francisco sobre lo absurdo de la guerra y la necesidad de promover caminos de reconciliación, mediante una acción diplomática eficaz y la difusión de una cultura de paz”.
Por último, monseñor Martinelli relata la condición de la comunidad cristiana en Yemen, empezando por las monjas de la Madre Teresa de Calcuta «presentes en el norte del país», con las que está en contacto «casi a diario, sobre todo estos días». Algo más de nueve años después del sangriento ataque de grupos yihadistas en el complejo de Adén y de la muerte de cuatro religiosas, explica el prelado, ellas han decidido permanecer en el país y siguen realizando «una enorme labor asistencial con enfermos y ancianos, a pesar de las grandes dificultades que tienen que afrontar». «De hecho», prosigue, “son un punto de referencia para los fieles que se han quedado” y si “muchos cristianos han abandonado Yemen en los últimos años” otros “aún se han quedado y tratamos de estar en contacto con ellos de forma discreta”. «En el sur funciona una oficina de Cáritas gracias al apoyo de Cáritas Polonia y Cordais. Nuestras cuatro iglesias, incluida la catedral de Adén, están inutilizables, ya que resultaron gravemente dañadas por la guerra civil. Con la reanudación de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, espero poder visitar pronto al menos Adén. Cuando se den las condiciones», concluye, “quisiéramos asegurar inmediatamente a nuestros fieles católicos la asistencia espiritual y pastoral que necesitan, y rezamos para que esto ocurra pronto”.
13/01/2024 12:21
08/07/2021 11:25