Vicario Arabia: reabramos cuanto antes la misión en Yemen

de Dario Salvi

Para AsiaNews, Mons. Martinelli considera «urgente» relanzar la «presencia» de la Iglesia en el país atormentado por los conflictos y la violencia. El testimonio de las monjas, el trabajo de Cáritas y la realidad cristiana local. Los misiles Houthi hacia Israel, la neutralidad del Golfo y el frágil equilibrio con Riad y Teherán. La Casa de Abraham como modelo de encuentro, confrontación y oración.

Roma (AsiaNews) - «Recuperar la relación con Yemen». Para monseñor Paolo Martinelli, vicario apostólico de Arabia meridional (Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen), es «urgente» relanzar la misión en el país desgarrado por más de una década de guerra civil, que en varias ocasiones ha escalado hasta convertirse en un conflicto regional por delegación. Un sangriento enfrentamiento entre los Houthi, vinculados a Irán, y el ejército gubernamental reconocido por la comunidad internacional (apoyado por Riad), que en los últimos meses también ha sido escenario de ataques a Israel por parte de milicianos o asaltos a barcos en el Mar Rojo. Una escalada, vinculada a los sucesos de la Franja, que está causando enormes daños al comercio internacional y que ha devuelto a los titulares a una nación relegada a los márgenes de la política mundial. «Tenemos que evaluar a fondo la situación, comprender cómo podemos intervenir», advierte el prelado, “y, en cuanto se den las posibilidades, volver a empezar”. Una nación abandonada durante una década y víctima de un conflicto que parece interesar a pocos. Por eso, en cuanto pueda, tengo la intención de ir allí y dar la señal de una presencia renovada, con calma y humildad, de que una pequeña comunidad cristiana se ha quedado y sigue dando testimonio de su fe'.

Una comunidad por salvar

«Muchos se han marchado en estos años de guerra», dice monseñor Martinelli a AsiaNews al margen de los trabajos de la asamblea sinodal en el Vaticano, pero con el foco siempre puesto en un tablero de Oriente Medio cada vez más desbordado por el derramamiento de sangre y la violencia. «Muchos han perdido su trabajo -continúa-, sobre todo los emigrantes que han decidido marcharse, pero también hay que subrayar que existe una corriente de ciudadanos cristianos que no está presente en otros países del Golfo. Hay una pequeña pero significativa realidad local que muestra cómo la Iglesia debe estar presente y, en cuanto sea posible, volver a salir».

«Volver a Adén (Yemen del Sur) sería un buen mensaje», explica el Vicario de Arabia, porque es un territorio »que miramos con mucho interés. En Yemen del Norte tenemos dos comunidades de hermanas de la Madre Teresa y un sacerdote. Además, Cáritas Polonia está activa en la región de Adén. En las últimas semanas se barajaba el envío «de otro sacerdote», afirma, pero la escalada en Oriente Medio y las posibles repercusiones invitan a la prudencia, al menos de momento, ya que Yemen «podría ser uno de los objetivos de atentados como hemos visto en los últimos días».

«Hemos hablado con las monjas -continuó el prelado- y nos han hablado de explosiones, pero gracias a Dios no les ha pasado nada». Por supuesto, el panorama sigue siendo ciertamente de fragilidad, pero hay signos positivos», como la decisión de la Santa Sede de “extender” el territorio bajo la responsabilidad del nuncio apostólico en los Emiratos (Eau) también a Yemen. Por eso «esperamos al menos en el sur volver a empezar, visitar pronto: tenemos cuatro iglesias, todas gravemente dañadas por la guerra civil, que tengo la intención de ver en persona para comprender cómo dar una nueva dirección a nuestra misión». Las noticias siguen siendo «fragmentarias», advierte monseñor Martinelli, pero «por lo que sabemos en el sur el panorama es más tranquilo, podemos pensar en volver a empezar ya que la Santa Sede también ha interrumpido esta prolongada fase de vacaciones». El norte, en cambio, sigue siendo «una incógnita y se necesita más atención».

Frágil equilibrio

Yemen atraviesa una fase de frágil equilibrio debido a las múltiples tensiones y relaciones de poder a las que está sometido, empezando por los contrastes político-religiosos entre Riad (suní) y Teherán (chií), a los que se suma la implicación en los últimos meses en la guerra de Gaza entre Israel y Hamás. El lanzamiento de cohetes ayer por parte de las milicias Houthi hacia Tel Aviv y el centro de Israel coincidiendo con las conmemoraciones del 7 de octubre, interceptado por el ejército (IDF), también encaja en esta perspectiva. «Lo que podemos hacer teniendo una presencia marginal en cuanto a número», relata el vicario, “es apoyar y potenciar las obras de caridad que llevan a cabo las religiosas de la Madre Teresa, además de los proyectos humanitarios de Cáritas”.

Junto a las obras, está también la tarea de oración, que implica a todas las iglesias de la vicaría, donde «todos los días celebramos una misa por la paz, con la intención de pedir por el fin de esta escalada de violencia y por las muchas víctimas del conflicto». Al fin y al cabo, el de la paz, o al menos el de la tregua y el fin del uso de las armas «es un tema siempre presente en la liturgia. Invocamos la paz, la reconciliación entre las partes», aunque el panorama actual no parezca conducir al optimismo y persista un clima de guerra y venganza.

Casa de Abraham y neutralidad del Golfo

Ampliando la reflexión al Golfo, a partir del observatorio de los Emiratos Árabes Unidos, la actitud dominante respecto a la escalada en Oriente Medio es de «neutralidad sustancial», observa monseñor Martinelli, aunque la atención siga siendo alta. De Dubai a Abu Dhabi, todos los días hay noticias sobre la guerra en los periódicos», continúa, »pero no hay una posición política. Lo que prevalece, por el contrario, es el intento de hacer hincapié en el aspecto humanitario, el envío de ayuda que los Emiratos envían regularmente, la opción de acoger a los enfermos y heridos para tratarlos; desde este punto de vista hay una gran atención e interés por los afectados por la guerra. Mientras tanto, a nivel de dirigentes, seguimos esperando a ver cómo evoluciona el panorama, al tiempo que intentamos hacer el bien allí donde las necesidades son enormes y múltiples».

De fondo, en un marco de fuerte oposición, los Emiratos preservan lo que se ha hecho positivamente en los últimos años, tanto desde el punto de vista político como en una perspectiva de diálogo interreligioso: desde los Acuerdos Abrahámicos hasta la firma del documento sobre la fraternidad por el Papa Francisco y el imán de al-Azhar, que encuentran una dimensión concreta en la «Casa Abrahámica», que sigue siendo un modelo positivo en una región en guerra. Un lugar de encuentro de las tres grandes confesiones monoteístas, que une a musulmanes, cristianos y judíos en el que «se reza regularmente por la paz y la reconciliación, porque esta sigue siendo la posición fundamental», como subraya el Vicario de Arabia. «Me parece muy bonito», explica, »que consigamos mantener viva esta realidad, aunque se viva en un tono más comedido en comparación con su potencial. No obstante, sigue siendo un signo muy importante, porque es un lugar físico de encuentro y confrontación que está flanqueado por un foro en el que se abordan cuestiones fundamentales con respecto al propio documento». Un espacio con una fuerte impronta educativa que va más allá de las cuestiones políticas, «pone en el centro el valor de la fraternidad humana» y tiende a trabajar «sobre cuestiones positivas, manteniendo separadas las áreas». El sacerdote, el rabino y el imán son «figuras extremadamente equilibradas», concluye monseñor Martinelli, «muy buenas para cultivar relaciones positivas y rezar por la paz: la “Casa” tiene una finalidad positiva, cambiaría su naturaleza si se convirtiera en un agonista ético o político».

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