29/01/2014, 00.00
HONG KONG - CHINA
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Una nueva Revolución Cultural: La guerra de China contra las publicaciones de Hong Kong

de Bao Pu
El editor Wentian Yao, quien estaba a punto de publicar un libro sobre Xi Jinping, fue detenido con engaños. Desde hace varios años, Beijing hace de todo para destruir y bloquear libros, revistas, periódicos publicados en el territorio. Una guerra "sin disparos y sin humo" que China parece ganar, aunque esconde sus problemas reales.

Hong Kong (AsiaNews) - Las autoridades de China han detenido a Yao Wentian, el editor del Morning Bell Press en Hong Kong, con la clara intención de bloquear la publicación del libro Chinese Godfather: Xi Jinping ("Xi Jinping : el 'padrino' chino").

Todos los periodistas, redactores y editores han leido el mensaje: hay ciertas palabras que no les gusta a las autoridades de China y si las utilizan ellos, también podrían sufrir las consecuencias.

De todos modos, vamos a "portamos bien", de autocensurarnos y publicar sólo lo que creemos que las autoridades chinas lo aprueban. ¿Esto los calmará? ¿Permitirán la entrada de las publicaciones de Hong Kong a China, dejándolos acceder a aquel enorme mercado?

La respuesta es definitivamente "¡No!".

Una de las razones es que los medios de comunicación de Hong Kong (calificado como "medios de comunicación extranjeros") se han convertido entre los sospechosos habituales, para eliminar y criticar cuando se necesita. Las autoridades chinas no han reconocido que las manifestaciones públicas tienen sus raíces en la política interna, en los problemas sociales y económicos, que surgen directamente por la política gubernamental. Desde las protestas tibetanas con las inmolaciones con fuego, hasta que las manifestaciones en contra de la construcción de un incinerador en Guangdong, la "prensa extranjera" ha sido acusada ​​de jugar un papel de "instigadores". [Ser ] un blanco fácil, no sólo es útil, sino necesario.

De hecho, en su historia, el Partido Comunista de China tiene una larga lista de enemigos imaginarios contra que luchar. Durante los 27 años del reinado de Mao Zedong, el partido ha tratado de descubrir y destruir a la "clase media", la primera prioridad en el Estado leninista, a menudo desde dentro de sus propias filas.

Los viejos hábitos tardan en morir. El impulso institucional para encontrar y destruir al enemigo continúa en la actualidad. El año pasado, el Ministerio de Propaganda del Partido decidió escoger las publicaciones de Hong Kong como uno de sus más grandes enemigos.

En marzo del año pasado se publicó una "acción especial" en todo el país para inspeccionar y bloquear "las publicaciones de Hong Kong políticamente perjudiciales". Una de estas directivas de movilización dice: "Hong Kong se ha convertido en la principal fuente de publicaciones perjudiciales desde el punto de vista político: Allí se reúnen un gran número de medios reaccionarios fundados por organizaciones hostiles, muchos apoyados o financiados por los Estados Unidos y [otros] países occidentales...".

El año pasado, a nivel local, de parte de la única "Oficina contra la pornografía y las publicaciones ilegales", se distribuyeron al menos 12 listas de publicaciones. De acuerdo con un informe de Sanya (Hainan), esta tarea se le ha dado la más alta prioridad. Resultado: El departamento ha inspeccionado y confiscado 689 libros perjudiciales políticamente, pero sólo un caso de pornografía y dos relativo a la piratería (¡No importa que en China haya una piratería rampante!).

Además, a los grupos de turistas chinos que llegan a Hong Kong se les advierte de las penas que se ciernen sobre todos los que compran publicaciones en Hong Kong. En todas las aduanas y puertos de entrada de China confiscan grandes cantidades de libros. Sin embargo, la lista de libros prohibidos se considera un secreto de Estado. Una vez, un académico bien conocido incluso ha demandado la costumbre, pero [aún así] las autoridades se negaron a mostrarle la lista.

Los viajeros son entonces mantenidos en la oscuridad acerca de lo que está permitido y lo que no, pero incluso los guardias de la aduana no saben mucho acerca de la lista oficial. En esta forma de actuar sobre la base de una hipótesis vaga que todo lo que se refiere a la historia de los valores humanistas contemporáneos chinos, temas religiosos, todos ellos deben ser bloqueados.

En el bloque se incluye la revista Time, la Cambridge History of China, e incluso Noam Chomsky.

En Hong Kong, el año pasado, la venta de libros estuvo contraída Algunos distribuidores estiman que la caída fue del 20% en comparación con 2012.

Las autoridades chinas claman que la represión de las publicaciones extranjeras es "una guerra sin disparos y sin humo" (para citarlos a ellos). En esta guerra de un solo lado, el ejército es la vasta burocracia del Partido Comunista; el objetivo es la inutilidad; la víctima es el interés más permanente en las ideas de la humanidad.

Es claro que para un éxito individual en el fuego cruzado, la experiencia puede ser brutal. En la batalla, los soldados a veces tienen que improvisar para hacer lo que parece imposible. En el caso de Morning Bell Press, lo que parecía imposible era el poder detener una publicación de Hong Kong, incluso antes de su impresión.

La táctica improvisada ha explotado una amistad de décadas: un amigo de Yao le pidió que trajera desde Hong Kong a Shenzhen algunas pinturas industriales, cosa que hizo. Pero en la aduana, el 27 de octubre del año pasado, Yao fue detenido por "contrabando".

Yao, de 73 años, sufre de enfermedad cardíaca crónica. Su esposa, ahora de 74 años, debe soportar su ausencia mientras se encuentra frente a una misión imposible: asegurarse de que su esposo sea liberado. Desde este punto de vista, es muy difícil de entender cuánto sufrimiento puede justificarse sólo por un libro que aún no ha sido publicado.

Nadie espera que la guerra de China contra las publicaciones de Hong Kong finalice. La verdad es que los medios de comunicación de Hong Kong no pueden hacer nada para detenerla. Sólo puede hacerlo el Partido Comunista, cambiando su actitud hacia la prensa libre.

Mientras tanto, los medios de comunicación de Hong Kong tienen que trabajar con el más alto grado de profesionalismo, manteniendo la verdad, para ser fiel a sus ideas.

 

 * Bao Pu es editor de New Century Press en Hong Kong.

 

 

 

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