Tleil, la nueva explosión agrava la tragedia libanesa

de Fady Noun

El número actualizado es de al menos 28 muertos y 80 heridos, y hay decenas de personas desaparecidas. Se incendió un tanque de combustible ilegal, lo que recuerda el drama del puerto de Beirut. El incidente desencadenó una protesta popular. Rebote de responsabilidades entre los partidos vinculados a Hariri y al presidente Aoun, a quien piden la renuncia.

Beirut (AsiaNews) - Empujada hasta el borde del abismo por un desgobierno que supera cualquier récord, desprovista de todo y minada por una escasez crónica de diésel y combustible que paraliza médicos y hospitales, la población libanesa despertó ayer por la mañana con una nueva tragedia: la muerte de 28 personas y al menos 80 con graves quemaduras, en el incendio de un depósito ilegal de gasolina que estalló en la aldea de Tleil (norte del Líbano), provocado por la explosión de un tanque. El incidente muestra una vez más el nivel de incompetencia e insensibilidad al que ha llegado la clase dirigente del Líbano, atrapada en sus propios intereses personales y clientelistas. Tras la tragedia, se declaró oficialmente un día de duelo nacional.

Los hechos recuerdan a la población la catastrófica explosión que destruyó el puerto y una parte de Beirut el 4 de agosto de 2020 y se cobró más de 200 vidas, provocando la renuncia del gobierno en funciones. Más de un año después, ese gobierno todavía no ha sido reemplazado por un nuevo ejecutivo con plenos poderes. La explosión también desató una ola de ira descontrolada, cuyo alcance todavía se desconoce, en una población que ya no puede seguir apoyando a líderes incapaces de formar un gobierno. Entre tanto, el país carece incluso de los recursos básicos mínimos: alimentos, medicinas, trabajo, combustible, dignidad y acceso al ahorro, en manos de un sistema bancario astuto y despiadado que acusa al Estado y al Banco central de la crisis.

Entre las causas de la tragedia podemos ciertamente incluir la increíble desatención de las autoridades públicas, sumada a la de los altos mandos del Ejército. En un país paralizado por la falta de combustible, atrapado en la pulseada entre el Banco central, el Estado y los empresarios que imponen condiciones contradictorias para la importación y la venta, el descubrimiento de tanques privados ilegales en Tleil actuó como un detonante. El ejército, por orden de las máximas autoridades militares, confiscó una parte del combustible para sus propias necesidades y abandonó las reservas restantes a merced de una multitud desprovista de todos los recursos y atraída por este repentino maná del cielo.

¿Fue un acto deliberado del hijo del propietario de los tanques ilegales, quien presuntamente los usó como arma, o un accidente debido a la desordenada carrera para apropiarse del combustible? Las circunstancias de la tragedia todavía no están del todo claras, aunque muchos testigos afirman que el incendio de la reserva fue deliberado. Lo cierto es que la explosión, que se produjo alrededor de las dos de la madrugada, sumió al país en el luto y la desesperación. Los militares declaran que han detenido al dueño del terreno, acusado por la población de acumular gasolina para venderla a precios más elevados o pasarla de contrabando a Siria.

Desde la madrugada, tres hospitales de Akkar, Trípoli y Beirut equipados para recibir quemaduras graves fueron invadidos por los heridos y los familiares de las víctimas, algunos de ellos en busca de parientes desaparecidos. Una enfermera entrevistada por AFP afirmó que “muchos cuerpos están tan carbonizados que ni siquiera se pueden identificar". “Algunos - continuó - ya no tienen rostro, a otros les faltan los brazos”. Por eso se ha decidido empezar a realizar inmediatamente pruebas de ADN, para tratar de darle identidad y rostro a todas las personas "desaparecidas". Enfurecidos por la tragedia, los jóvenes de Tleil incendiaron la casa del propietario del predio donde se encontraban los depósitos ilegales de combustible y bloquearon el paso de los camiones cisterna de los bomberos y los equipos de Protección civil que acudieron a extinguir el fuego.

El drama desató una acalorada polémica entre la Corriente del futuro de Saad Hariri y la Corriente Patriótica Libre (CPL) del presidente Michel Aoun, a quien se le exige que presente la renuncia. Por la noche hubo violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales cerca de la casa del primer ministro a cargo Nagib Mikati, en Beirut. En el norte de Líbano sitiaron los departamentos de dos diputados y uno de ellos también fue objeto de vandalismo.

¿Acelerará esta tragedia la formación del gobierno y el comienzo de las reformas indispensables para desbloquear la ayuda internacional, imprescindible para sostener la recuperación de la economía en momentos en que la moneda nacional ha perdido el 90% de su poder adquisitivo? Es cuestión de esperar y ver. Por otra parte, el nivel de desorganización es tal que el Colegio de Médicos y la empresa que presta los servicios de mantenimiento de la telefonía móvil han comunicado que no tienen combustible para poder circular.

La agencia nacional de noticias informó que ayer por la tarde aterrizó un avión turco en el aeropuerto de Beirut para recoger a cuatro soldados con graves quemaduras. El ministro de Salud interino Hamad dijo que estaba en contacto especialmente con Turquía, Kuwait y Jordania para trasladar a los pacientes más graves con las quemaduras más profundas. Egipto informó también que se dispone a enviar un carguero con medicamentos y fármacos específicos para quemaduras que resulta imposible encontrar en los hospitales libaneses.