Siro-malabares: nuestra sinodalidad y el camino del Papa Francisco

de Nirmala Carvalho

¿Qué significa el camino de dos años que comenzó el pontífice para una Iglesia de rito oriental en la cual los sínodos son ya uno de sus pilares? Padre Paul Thelakkat: "Nosotros también tenemos que liberarnos del clericalismo y escuchar más a las eparquías".

Nueva Delhi (AsiaNews) - La Iglesia Siro-Malabar es una de las comunidades cristianas más antiguas no solo en la India sino en toda Asia, con más de 4 millones de fieles, 34 diócesis y cerca de 9 mil presbíteros. Es una comunidad en comunión con Roma que, siguiendo la tradición oriental, practica desde hace siglos la sinodalidad como uno de sus pilares fundamentales. Es un signo de vitalidad pero que no está exento de algunas dificultades, como se puso de manifiesto hace unos meses durante los acalorados debates sobre la “liturgia única” de esta Iglesia de rito siríaco. ¿Cómo entienden entonces las comunidades de la India el camino sinodal que el Papa Francisco ha señalado a toda la Iglesia para los próximos dos años? AsiaNews dialogó con el padre Paul Thelakkat, quien fue portavoz del Sínodo Siro-Malabar.

“Las iglesias de rito oriental siempre han organizado su vida eclesial en una estructura de tipo sinodal - explica el padre Thelakkat -. Nuestra Iglesia tiene una larga tradición de Yogam, palabra que significa concilio, reunión, y que probablemente tiene su origen en la noción de Sangam (asamblea de poetas) tan apreciada por el budismo”. En la iglesia Siro-Malabar siempre ha sido muy fuerte el concepto de comunidad y de comunión, a pesar de que el principio el Yogam estaba reservado solo para los hombres de clase y casta superior. “El sistema eclesiástico actual es profundamente sinodal - explica el P. Paul -. El sínodo se reúne periódicamente y decide en nombre de los fieles. Sin embargo, el Sínodo de los obispos siro-malabares no tiene un sistema de consulta con el clero, ni con los religiosos ni con los laicos; por tanto, no siempre tenemos un diálogo fructífero con los niveles inferiores a los obispos. Esto se debe a que el concepto de autoridad y de estructura de poder en nuestra Iglesia Oriental sigue siendo el mismo que en la Iglesia Latina. Es un límite que el mismo Papa Francisco identifica muy bien cuando usa el término ‘clericalismo’. Por otra parte, la deconstrucción de la estructura de poder es muy dolorosa, pero al mismo tiempo es necesaria en el mundo moderno, por la sencilla razón de que existe como Iglesia de Cristo”.

Por eso tiene tanta importancia un proceso sinodal participativo y abierto a los niveles inferiores de la Iglesia: “En la Iglesia no se debería tomar ninguna decisión sin una consulta adecuada - señala el padre Paul -. El método del diálogo y la sinceridad en el intercambio es la única manera de abrir el camino a lo divino. El Papa Francisco también dijo que el Sínodo debe ser más que un parlamento. Creo que la asamblea eclesial es como una novela con una serie de personajes, donde lo que mueve las acciones de los sujetos individuales es la pluma del autor, es decir, Cristo. Los personajes encarnan la presencia constante del autor y sus intenciones. Por eso digo que el lenguaje del sínodo, encarnación de la Palabra de Cristo, debe ser de amor, de sinceridad y de apertura”.

A partir de estas reflexiones, el padre Paul sueña con una Iglesia que escuche y haga realidad las propuestas que vienen de abajo, de las parroquias y eparquías territoriales. “Debe haber indicaciones claras sobre la manera de tomar las decisiones importantes que afectan a todos -concluye-. El mejor método es el consenso, ni por mayoría ni por minoría. Un consenso que se construye escuchando muchas voces”.