Seúl abre la causa de beatificación del card. Kim

Arzobispo de 1968 a 1998, "amigo de los pobres y marginados", fue una figura clave en el crecimiento de la Iglesia coreana y en la defensa de los derechos humanos. Hacia el altar lo acompañan el primer obispo Bruguiere y el padre Bang, quien al darle vida a las primeras congregaciones religiosas locales impulsó fuertemente la inculturación.

Seúl (AsiaNews) - La arquidiócesis de Seúl abrió oficialmente la causa de beatificación del card. Stephen Kim Sou-hwan (1922-2009), su arzobispo durante treinta años y una figura fundamental en la historia reciente de la Iglesia de Corea del Sur. Junto a él, una comisión diocesana constituida formalmente el 23 de marzo instruirá también las causas de monseñor Barthelemy Bruguiere (1792-1835), misionero de las MEP francesas, que fue el primer vicario apostólico de Corea (aunque de hecho murió en China sin poder entrar en el país a causa de la persecución) y del religioso P. Leo Bang Yu-Ryong (Mu-A Andrew) (1900-1986).

La apertura de las causas de beatificación del card. Kim y del p. Bang representa un signo importante para la Iglesia coreana: el examen de las virtudes heroicas no se referirá esta vez a figuras de la época de la persecución, que en el martirio dieron su vida por el Evangelio, sino a un obispo y a un sacerdote que muchos recuerdan todavía y cuya acción pastoral llevó al extraordinario crecimiento de la comunidad católica en las últimas décadas del siglo XX.

"El card. Kim", dice el comunicado de la archidiócesis de Seúl sobre la apertura formal de la causa de beatificación, "fue querido y respetado por muchos por su ejemplo personal de virtud, su contribución al crecimiento y la estima de la Iglesia coreana, y su compromiso en favor de la afirmación de los derechos humanos y de la democracia. En particular, como 'amigo de los pobres y marginados', trató a los más humildes como si fueran otro Cristo, basándose en una compasión fundamental por el hombre, que es el fundamento del pensamiento cristiano, representando así un perfecto ejemplo del amor cristiano".

La causa de beatificación del card. Kim es también un mensaje importante para la sociedad coreana actual. En efecto, muchos en el país recuerdan bien su valiente obra en defensa de la libertad en los años que siguieron al golpe de Estado del general Chun Doo-hwan. Durante los disturbios de junio de 1987, en particular, muchos estudiantes que se manifestaban en Seúl contra el régimen buscaron refugio en la catedral de Myeongdong. Los soldados quisieron entrar en la iglesia para arrestarlos, pero el card. Kim los detuvo frente a la puerta: "Si quieren llevarse a los estudiantes, primero deben acabar conmigo. Después de mí tendrán que acabar con los sacerdotes, y después de los sacerdotes vendrán las monjas. Sólo entonces podrán llevarse a los estudiantes". Ante este gesto, los soldados retrocedieron sin entrar en la iglesia.

En cuanto a la contribución en difundir el catolicismo en Corea, también es muy significativo el perfil del padre Bang, otra de las tres figuras de la arquidiócesis de Seúl para las que se abrió la causa de beatificación. Creció a principios del siglo XX en el seno de una familia católica coreana, y al mismo tiempo fue educado como estudioso confuciano por su abuelo, que era un famoso erudito de la época. Esta trayectoria tan singular, una vez convertido en sacerdote a los 30 años, le ayudó a aceptar la llamada especial de fundar una comunidad religiosa coreana que llevara una vida ascética al estilo oriental.

En aquella época, la cultura, la identidad, la economía y la propia independencia de Corea estaban amenazadas por el imperialismo japonés. Pero la misma Iglesia, por entonces gobernada por misioneros extranjeros, luchaba por valorar la identidad coreana en nombre de una supuesta superioridad de la espiritualidad occidental. Por el contrario, el p. Bang se dio cuenta de que la manera más eficaz de propagar la fe en Corea era el modo coreano de hablar y pensar. Esta idea se materializó en 1946 con la fundación de la Congregación de las Hermanas de los Beatos Mártires Coreanos en la iglesia católica de Gae Seong, en la actual Corea del Norte. A la rama femenina se unió más tarde la Congregación sacerdotal de los Beatos Mártires Coreanos, en la que él mismo fue el primero en profesar los votos

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