Seúl, la Orden Budista de Jogye en las calles contra el gobierno
Los religiosos acusan al Ejecutivo de "políticas discriminatorias" y de favorecer a la religión cristiana. En la mira el diputado del Partido Demócrata, Jung Chung-rae. La controversia se desencadenó por acusaciones de fraude y explotación comercial de lugares de culto por parte de la Orden. Como telón de fondo, las elecciones presidenciales y el temor a las repercusiones.
Seúl (AsiaNews) - Los últimos meses han estado marcados por una intensa ola de agitación en el budismo de Corea del Sur. La corriente budista más importante del país, la Jogye Order, ha entrado en conflicto abierto con el gobierno de Seúl y desde hace varias semanas se ha movilizado para expresar su descontento. Aunque la mayoría de la población religiosa de Corea del Sur es cristiana, según un censo de 2015 los seguidores de Buda son más de 7,6 millones.
Los desacuerdos entre la orden Jogye y el gobierno comenzaron a fines de 2021, cuando Jung Chung-rae, diputado del Partido Democrático de Corea, actualmente en el poder, cuestionó a la orden religiosa por su práctica de cobrar a los visitantes la entrada a sus templos. Concretamente, durante una investigación parlamentaria que se realizó en octubre, Jung (que forma parte de la Comisión de Cultura, Deportes y Turismo) acusó al templo de Haein de cobrar a los visitantes del parque que lo rodea, comparando la administración del lugar con las estafas organizadas por el personaje del folclore coreano Kim. Seon-dal.
La Orden de Jogye que administra el templo - incorporado al patrimonio de la Unesco - rechazó de inmediato las acusaciones y exigió a Jung que se disculpara. Pero este nunca lo hizo.
Los monjes budistas comenzaron entonces a organizar manifestaciones públicas frente a la sede del Partido Demócrata para pedir la renuncia de Jung. Mientras tanto, se han sumado nuevos motivos de descontento. En diciembre el Ejecutivo decidió destinar una suma de dinero para ayudar a los pequeños comerciantes a pagar los derechos musicales de las canciones navideñas, con el propósito de fomentar el espíritu de las celebraciones. Un portavoz de la Orden declaró que se trataba de "la promoción explícita de una religión específica por parte del gobierno, empujando a la población hacia una música religiosa particular". La propuesta de instituir una peregrinación católica en Corea también generó resistencia, debido a la inclusión de algunos lugares que son relevantes para la religión budista.
Para expresar su desaprobación por lo que se consideran políticas discriminatorias, la Orden de Jogye organizó una manifestación en Seúl el 21 de enero en la que participaron 5.000 monjes budistas. La protesta se desarrolló en un clima decididamente hostil al gobierno. En palabras de Wonhaeng, líder de la Orden, en el actual ejecutivo democrático “las oportunidades no fueron equitativas, el proceso no fue correcto y los resultados no fueron justos”, retomando en tono sarcástico una parte del discurso inaugural que pronunció el presidente Moon Jae-in en 2017.
Sin embargo, la proximidad de las elecciones presidenciales, previstas para el 9 de marzo, han conferido amplia resonancia a las protestas. El propio Jung Chung-rae afirmó que una persona muy cercana al candidato demócrata Lee Jae-myung lo habría contactado para persuadirlo de que renunciara al partido, a fin de evitar que sus polémicas declaraciones sobre el templo budista perjudiquen la campaña electoral.
La Orden Budista ya ha sugerido que podría organizar nuevas protestas antes de fin de mes si Jung no es expulsado del partido. Sin embargo, la posición de los monjes budistas también ha atraído críticas de la sociedad surcoreana, sobre todo con respecto a la organización de concentraciones multitudinarias a pesar del rápido empeoramiento de la situación de la pandemia en el país. Tan es así que la semana pasada Wonhaeng tuvo que intervenir personalmente para expresar comprensión por las críticas, pero pidiendo también a la población que entienda los motivos de la protesta.
17/12/2016 13:14