Rakhine: acusaciones de «limpieza étnica» contra los rohingya también por parte del ejército de Arakan
Movimientos activistas recogen testimonios de supervivientes de la persecución a manos del grupo rebelde que lucha contra el ejército golpista. El 5 de agosto, decenas (o centenares) de musulmanes, entre ellos niños de corta edad, murieron en un ataque con drones y artillería cuando intentaban huir. Más de 250.000 rohingya se han quedado sin hogar en Buthidaung y Maungdaw desde abril.
Yangon (AsiaNews) - En Myanmar, los focos han vuelto a centrarse en la violencia contra la minoría musulmana rohingya en el estado occidental de Rakhine, que ya fue objeto de una brutal campaña de persecución por parte de los militares entre 2016 y 2017. Según denuncian algunos movimientos activistas pro derechos humanos, y de los testimonios de algunos supervivientes, desde hace semanas se está llevando a cabo una mortífera campaña de limpieza étnica a manos del Ejército de Arakan, la milicia étnica independentista de los rakhine que lucha contra el ejército golpista.
«Los civiles rohingya y rakhine se están llevando la peor parte de las atrocidades que están cometiendo el Ejército de Myanmar y la milicia de Arakan», denuncia Elaine Pearson, directora para Asia de Human Rights Watch (Hrw), en un informe publicado esta semana. El documento acusa directamente a la Junta y a las fuerzas de Aa de «ejecuciones extrajudiciales e incendios provocados generalizados». Ambos bandos, prosigue el experto, están alimentando «discursos de odio, ataques a civiles e incendios provocados masivos para expulsar a la gente de sus hogares y aldeas, agitando el espectro de la limpieza étnica».
En uno de los últimos incidentes, contestado por el ejército de Arakan, decenas de musulmanes rohingya, entre ellos muchos niños pequeños, murieron al parecer el 5 de agosto en un ataque con drones y artillería cuando intentaban huir de Myanmar. Según los informes, para huir de la violencia en la ciudad de Maungdaw, estado de Rakhine, las familias rohingya se encontraban a orillas del río Naf esperando para cruzar a Bangladés cuando fueron alcanzadas por los milicianos. Ese mismo día, una embarcación que transportaba a algunos rohingya a través del río fue atacada, según informes, por drones del ejército de Arakan. Otras dos embarcaciones sobrecargadas que transportaban a decenas de miembros de la minoría musulmana que huían volcaron, dejando ahogados a la mayoría de los pasajeros. Testimonios recogidos por Voice of America (Voa) hablan de al menos 200 rohingya muertos, con fotografías y vídeos publicados en las redes sociales que muestran cadáveres de hombres, mujeres y niños esparcidos por las orillas del río que marca la frontera entre ambos países.
En los días siguientes, funcionarios de Daca confirmaron el hallazgo de 34 cadáveres flotando en el río Naf, cerca de la isla de Shahpori, parte de las víctimas del ataque de los rebeldes de Arakan tres días antes. En una nota, los dirigentes del Ejército Arakan niegan su implicación, subrayando que las muertes «no se produjeron en zonas bajo nuestro control y no están relacionadas con nuestra organización». No obstante, el activista rohingya Nay San Lwin, cofundador de la Coalición Rohingya Libre, declaró a Voa que los rebeldes llevan atacando violentamente aldeas rohingya desde abril, quemando miles de casas y desplazando a cientos de miles de personas de sus hogares.
Myanmar está sumido en una sangrienta guerra civil que se ha cobrado la vida de miles de civiles desde 2021, cuando los militares tomaron el poder mediante un golpe de Estado. En los últimos meses, una coalición de fuerzas rebeldes étnicas, incluido el propio Ejército de Arakan, ha intensificado la ofensiva para derrocar a la Junta, que ha sido expulsada de amplias zonas de los estados de Shan, Chin y Rakhine. Durante más de 50 años, la minoría musulmana rohingya se ha refugiado en países vecinos, como Bangladés o tan lejanos como Vietnam, los modernos «boat people», para huir de la persecución y la discriminación en Myanmar, de mayoría budista. Según la Coalición Rohingya Libre, más de 250.000 rohingya se han quedado sin hogar en Buthidaung y Maungdaw desde abril. Fortify Rights, grupo internacional de derechos humanos con sede en el sureste asiático, afirma haber documentado asesinatos e incendios provocados por el ejército de Arakan en pueblos rohingya de Rakhine.
Alarmado por la escalada de violencia, el Consejo Asesor Especial (Sac) para Myanmar, un grupo de expertos internacionales independientes, se dirige directamente a las milicias para pedirles que cooperen con el gobierno de Bangladés en el establecimiento de un corredor humanitario. Una ruta segura, añaden, también para proporcionar ayuda humanitaria a todas las comunidades del estado de Rakhine y el establecimiento de zonas protegidas. Al mismo tiempo, los activistas piden la formación de un equipo internacional de investigación, que pueda acceder al estado occidental e investigar la violencia en curso, cumpliendo con sus obligaciones en virtud del derecho internacional.
El próximo 25 de agosto se cumplen siete años del comienzo de las atrocidades masivas en 2017, durante las cuales miles de hombres, mujeres, niños y niñas rohingya fueron asesinados en el curso de asesinatos en masa, violaciones en grupo, torturas, quemas e incendios provocados por el ejército birmano. Alrededor del 75% del millón de rohingya de la zona se han visto obligados a huir a la vecina Bangladés. Hasta la fecha, las víctimas siguen esperando justicia y rendición de cuentas, mientras nuevas atrocidades se suman a las antiguas. La impunidad total de los autores de graves violaciones del derecho internacional en Myanmar, concluyen los activistas, garantiza las condiciones «para que continúen las atrocidades contra la población civil, como atestigua esta última masacre. La comunidad internacional debe hacer más para que se haga justicia y se ponga fin de una vez a la impunidad».
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