Párroco de Alepo: es demasiado pronto para olvidar Siria
El P. Karakach declara a AsiaNews que al país le queda «un largo camino por recorrer» para convertirse en un verdadero «Estado de derecho, estable y democrático». Entre los aspectos positivos, una economía abierta y la resolución de los conflictos con los vecinos; preocupa la «libertad política» y la matriz «islamista». Ejecuciones sumarias de al menos 35 ex funcionarios de Assad durante el fin de semana.
Alepo (AsiaNews) - Todavía es «demasiado pronto» para que el mundo olvide a Siria, una nación a la que todavía le queda «un largo camino por recorrer» antes de convertirse en un verdadero «Estado de derecho, estable y democrático». Así lo escribe en este testimonio enviado a AsiaNews el padre Bahjat Karakach, párroco de la iglesia de San Francisco de Asís en Alepo, que destaca las luces y las sombras de este nuevo capítulo de la historia de la nación. El ascenso de las milicias Hay'at Tahrir al-Sham, antaño afiliadas al Frente al-Nusra (antigua Al-Qaeda), dirigidas por su líder Abu Mohammed al-Jolani, capaces en pocas semanas de derrocar el régimen de Bashar al-Assad, ha traído algunas noticias positivas: «La apertura de las nuevas autoridades -explica el párroco- hacia la comunidad internacional; las promesas de no ser un país en conflicto con sus vecinos; la visión de una nueva economía abierta, son elementos positivos. Sin embargo, no faltan las «preocupaciones» sobre el futuro y la «forma de gobierno» y la «libertad política» de un gobierno de clara matriz «islamista», aunque se apoya en un elemento fundamental: «Nuestra fe y nuestra esperanza», dice, «no han fallado».
Mientras tanto, en los últimos tres días, los nuevos dirigentes sirios llevaron a cabo al menos 35 ejecuciones sumarias de antiguos funcionarios del depuesto régimen de Assad y numerosas detenciones en la región de Homs. Además, el líder de Hts, Ahmed al-Sharaa (al-Yolani), se reunió en Damasco con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo grandi, para hablar de la situación humanitaria y del regreso de los huidos en el pasado, aunque no hay declaraciones públicas sobre el contenido de las conversaciones.
A continuación reproducimos el testimonio del párroco de Alepo:
Desde mi último mensaje (hace aproximadamente un mes, con motivo de las fiestas navideñas), han ocurrido muchas cosas que no podría resumir en un mensaje breve como éste. Sin embargo, me pareció importante escribirles hoy, tanto porque muchas personas me piden una actualización, como para evitar que el público tenga la impresión de que todo va bien. Aún es demasiado pronto para que el mundo se olvide de Siria: nos queda un largo camino por recorrer antes de alcanzar un Estado de derecho, estable y democrático. En este viaje, necesitamos la contribución tanto de los sirios, dentro y fuera del país, como de nuestros amigos de todo el mundo. Sin esta solidaridad, no podremos hacer frente a los inmensos retos que tenemos por delante.
Para empezar, me gustaría compartir algunos hechos positivos antes de pasar a las emergencias que causan preocupación.
De hecho, hay algunos aspectos en los que hay esperanza: la apertura de las nuevas autoridades hacia la comunidad internacional; las promesas de no ser un país en conflicto con sus vecinos; la visión de una nueva economía abierta, son elementos positivos. Ya ha bajado el coste de algunos bienes en el mercado, hasta el punto que ahora es posible abastecerse de combustible, gas y pan sin tener que hacer largas colas ni sufrir humillaciones para obtener productos de primera necesidad. A esto se añade un buen nivel de libertad de expresión, al que los sirios no estábamos acostumbrados. Durante las décadas del régimen, expresar una opinión política era un delito que podía costar la vida. Hoy, en cambio, vemos surgir espontáneamente diversas iniciativas para debatir sobre la Res publica.
Pero, por otro lado, no falta la preocupación de la población por el futuro del país, por la forma de gobierno que se establecerá. ¿Se mantendrá la libertad política o será un gobierno islamista que excluya a cualquiera que no comparta una visión estrecha de la religión?
Las delegaciones internacionales, incluida la italiana, transmiten una impresión positiva de las reuniones que han mantenido en Damasco. Afirman haber escuchado mensajes de apertura y tolerancia por parte de los representantes del nuevo gobierno: no habrá venganzas ni derramamiento de sangre, y Siria será un país civilizado, en el que todos los componentes desempeñarán un papel activo. Este discurso oficial, que me atrevo a calificar de «seductor», no refleja (¿todavía?) plenamente la realidad sobre el terreno. De hecho, diversos grupos armados -cuya composición no está clara- siguen llevando a cabo actos de violencia y discriminación, mientras que no existe una estrategia clara para perseguir a los criminales de guerra.
Muchas veces, estas venganzas adquieren un carácter religioso, con el resultado de víctimas inocentes. No es raro observar expresiones de pensamiento islámico de orientación extremista: en los transportes públicos, las mujeres están separadas de los hombres, y algunos grupos distribuyen entre las mujeres el burka, un vestido negro que cubre todo el cuerpo, incluido el rostro. El fenómeno más peligroso, sin embargo, está relacionado con los nuevos policías y agentes de seguridad: antes de ser formados, deben seguir un curso de sharia, ley islámica. Esto implica de facto que no todos los sirios podrán acceder a estos puestos, incluidos los musulmanes moderados. El riesgo es la creación a gran escala de ciudadanos de segunda clase.
No sabemos cuánto durará esta situación de «emergencia», ya que las autoridades afirman que no será posible organizar elecciones sin un censo. En nuestro caso, se trata de una operación extremadamente compleja, dada la presencia de millones de refugiados sirios o de personas sin hogar. Hablamos de tres o cuatro años... pero lo que falta actualmente es una hoja de ruta que nos guíe hasta entonces.
Paralelamente, hay que hacer frente a las urgencias económicas. De hecho, se ha sabido que cientos de miles de personas están ficticiamente empleadas por las instituciones gubernamentales del antiguo régimen: todas ellas serán despedidas, dejándolas sin medios de subsistencia. Por otra parte, las promesas de aumentar los salarios en un 400% aún no se han cumplido. Al contrario, los pensionistas han sido excluidos del aumento, ¡y hasta ahora muchos funcionarios no han cobrado su sueldo a finales de diciembre! Esto ha paralizado el mercado: hoy la gente no trabaja, el dinero no circula y los necesitados aumentan.
Somos conscientes de que no existe una varita mágica para resolver los problemas. Sin embargo, ¡el hecho de que nuestra fe y nuestra esperanza no hayan fallado es la verdadera «magia» hecha en Siria!
* Párroco de la Iglesia de San Francisco de Asís en Alepo
01/09/2021 15:28
05/12/2016 09:48