28/04/2021, 12.18
VATICANO
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Papa: para un cristiano, la meditación es un camino para seguir a Jesús

“Sobre todo en el voraz mundo occidental, donde se busca la meditación porque representa una alta contención contra el estrés y el vacío cotidianos que proliferan por todas partes". Pero "hay que recordar siempre que el método es un camino, no una meta: cualquier método de oración, si quiere ser cristiano, forma parte de esa sequela Christi que es la esencia de nuestra fe".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) –  La meditación es un método para redescubrirse a sí mismo y es común a personas de todas las religiones e incluso a quienes no creen. Sin embargo, para el cristiano la meditación es un medio para buscar el encuentro con Jesús, para seguirlo. Continuando con el ciclo de catequesis sobre la oración, el Papa Francisco celebró la audiencia general de hoy en la biblioteca privada y la dedicó a la meditación, que para un cristiano es un "camino" para seguir a Jesús. “Es buscar una síntesis: significa ponerse ante la gran página de la Revelación para tratar de hacerla nuestra, y asumirla completamente."

Porque "el cristiano, después de haber recibido la Palabra de Dios, no la guarda cerrada en su interior, porque esa Palabra debe encontrarse con "otro libro", que el Catecismo llama «el de la vida» (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2706). Esto es lo que intentamos hacer cada vez que meditamos la Palabra".

Francisco volvió a comentar que la práctica de la meditación ha recibido mucha atención en los últimos años. "Todos necesitamos meditar, reflexionar, encontrarnos a nosotros mismos. Es una dinámica humana. Especialmente en el voraz mundo occidental, donde se busca la meditación porque representa una alta contención contra el estrés cotidiano y el vacío que proliferan por todas partes. He aquí, pues, la imagen de jóvenes y adultos sentados en meditación, en silencio, con los ojos semicerrados... ¿Qué hacen estas personas? Meditan. Es un fenómeno que hay que mirar con buenos ojos: de hecho, no estamos hechos para correr todo el tiempo, poseemos una vida interior que no puede ser siempre pisoteada. Por tanto, meditar es una necesidad para todos".

Ahora bien, siendo que meditar "es una dimensión humana", para el cristiano "la meditación entra por la puerta de Jesucristo". "El cristiano, cuando reza, no aspira a la plena transparencia de sí mismo, no se lanza a la búsqueda del núcleo más profundo de su yo": "Esto es legítimo, pero la meditación cristiana busca otra cosa: la oración del cristiano es ante todo un encuentro con el Otro, pero con mayúscula, el encuentro trascendente con Dios. Si una experiencia de oración nos da paz interior, o autodominio, o lucidez sobre el camino a seguir, estos resultados son, por así decirlo, efectos secundarios de la gracia de la oración cristiana que es el encuentro con Jesús. Meditar es ir al encuentro de Jesús en nuestro interior".

Hay muchos métodos de meditación cristiana: "algunos son muy sobrios, otros más articulados; algunos acentúan la dimensión intelectual de la persona, otros se centran más en la dimensión afectiva y emocional. Todos ¨(estos métodos) son importantes y dignos de ser practicados, ya que pueden ayudar a que la experiencia de fe se convierta en un acto total de la persona: el hombre no reza sólo con la mente, como tampoco reza sólo con los sentimientos".

Pero "hay que recordar siempre que el método es un camino, no una meta: cualquier método de oración, si ha de ser cristiano, forma parte de esa sequela Christi que es la esencia de nuestra fe." "La oración cristiana se detiene preferentemente en la meditación de 'los misterios de Cristo'" (n. 2708). He aquí, pues, la gracia de la oración cristiana: Cristo no está lejos, sino que está siempre en relación con nosotros. No hay ningún aspecto de su persona divina y humana que no pueda convertirse para nosotros en un lugar de salvación y felicidad. Cada momento de la vida terrenal de Jesús, por la gracia de la oración, puede ser contemporáneo a nosotros. Gracias al Espíritu Santo, nosotros también estamos presentes en el río Jordán cuando Jesús se sumerge allí para recibir el bautismo.Nosotros también somos comensales en las bodas de Caná, cuando Jesús da el mejor vino para la felicidad de los novios. Nosotros también asistimos con asombro a las miles de curaciones realizadas por el Maestro. Y en la oración somos el leproso al que Él limpia, el ciego Bartimeo que recupera la vista, Lázaro que sale del sepulcro...  Nosotros también somos curados, y también nos resucita a nosotros. La meditación cristiana, guiada por el Espíritu Santo, nos lleva al encuentro con Jesús. No hay página del Evangelio en la que no haya lugar para nosotros. Para nosotros, los cristianos, la meditación es una forma de encuentro con Jesús, El Salvador. Y así, sólo así, nos reencontrarnos con nosotros mismos".

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