Papa: la fraternidad es el desafío de nuestro tiempo, o somos hermanos o somos enemigos

En la celebración del primer Día Internacional de la Fraternidad Humana, establecido por la Asamblea de la ONU, con Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y otras personalidades̀, entre ellas Charles Michel, presidente del Consejo Europeo.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La fraternidad es hoy "la nueva frontera de la humanidad". "Es el desafío de nuestro tiempo". “O somos hermanos o somos enemigos”. Es el primer Día Internacional de la Fraternidad Humana, establecido por la Asamblea de la ONU, que se celebra hoy, aniversario del 4 de febrero de 2019. En esa oportunidad el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, firmaron el Documento sobre la fraternidad humana por la paz y la convivencia común en Abu Dhabi.

La celebración es virtual, una vez más desde Abu Dhabi, retransmitida en directo por Vatican News, y se entrega el primer Premio Zayed inspirado en el Documento sobre la fraternidad.

Están presentes el Papa y Al-Tayyeb, la máxima autoridad del mondo sunita, así como el secretario general del Alto Comité para la Hermandad Humana, el juez Mohamed Mahmoud Abdel Salam - al que Francisco definió como "el enfant terrible" de todo este proyecto - el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y otras personalidades, entre ellas Charles Michel, presidente del Consejo Europeo.

El Papa Francisco, que se dirige a Al-Tayyeb llamándolo "hermano mío, amigo mío, mi compañero de desafíos y riesgos en la lucha por la fraternidad", afirma que la alternativa a la fraternidad no es la indiferencia, sino la enemistad. “O somos hermanos - dice - o nos destruimos unos a otros. Hoy ya no queda tiempo para la indiferencia. No podemos lavarnos las manos con la distancia, con el descuido, con el desinterés. O somos hermanos -permítanme-, o todo se derrumba. Es la frontera. La frontera sobre la que debemos construir; es el desafío de nuestro siglo, es el desafío de nuestro tiempo”.

“Fraternidad - subraya - significa una mano tendida; fraternidad significa respeto. Fraternidad significa escuchar con el corazón abierto. Fraternidad significa firmeza en las propias convicciones. Porque no hay verdadera fraternidad si negocias tus convicciones. Somos hermanos, nacidos del mismo Padre. Con culturas y tradiciones diferentes, pero todos hermanos. Y debemos construir esta fraternidad en el respeto de nuestras diferentes culturas y tradiciones, de nuestras diferentes ciudadanías. Sin negociarlas. Ha llegado el momento de escuchar. Ha llegado el momento de la aceptación sincera. Ha llegado el momento de la certeza de que un mundo sin hermanos es un mundo de enemigos. Quiero subrayar esto. No podemos decir: hermanos o no hermanos. Digámoslo con toda claridad: hermanos o enemigos. Porque la indiferencia es una forma muy sutil de enemistad. No hay necesidad de una guerra para hacer enemigos. Es suficiente con la indiferencia. Es suficiente con esta técnica - se ha convertido en una técnica -, es suficiente con esta actitud de mirar para otro lado, sin preocuparse por el otro, como si no existiera”.

Francisco felicita luego a los dos ganadores del Premio Zayed: el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, y Latifa Ibn Ziaten, fundadora de una asociación para los jóvenes y la paz.

Agradece a Guterres “por todos los esfuerzos que realiza por la paz. Una paz que solo se puede alcanzar con un corazón fraterno”, Francisco se dirige después a Latifa Ibn Ziaten, madre de 5 hijos, quien creó una asociación en nombre de su hijo Imad, que murió en un ataque terrorista.

Tu “todos somos hermanos”, le dice Francisco, “es una convicción forjada en el dolor, en tus heridas. Has dedicado tu vida a sonreír, has dedicado tu vida al no resentimiento y, a pesar del dolor de perder a un hijo - solo una madre sabe lo que significa perder a un hijo - a pesar de ese dolor tienes el coraje de decir 'todos somos hermanos’ y de sembrar palabras de amor. Gracias por tu testimonio. Y gracias por ser la madre de tu hijo, y de tantos niños y niñas; por ser hoy madre de esta humanidad que te está escuchando y que aprende de ti: o el camino de la fraternidad, o hermanos, o lo perdemos todo. ¡Gracias, gracias!".