Papa: la Cruz une en la persecución las Iglesias cristianas de Oriente
Francisco recibió a la comisión mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia asiria de Oriente. “Violencias brutales, realizadas en nombre de extremismos fundamentalistas”, se radican mucho más fácilmente en contextos de gran pobreza, injusticia y exclusión social.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Las persecuciones y las violencias realizadas en nombre de extremismos fundamentalistas”, contra la Iglesia asiria y contra las otras iglesias cristianas de le región evocan la Cruz “luz pascual en un mundo envuelto en tantas tinieblas”, de la cual “provienen la esperanza y la paz”. Lo recordó el Papa Francisco a los miembros de la Comisión Mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente, en ocasión de la firma de una declaración común, que “sanciona la alegre conclusión de la fase que se refiere a la vida sacramental en la cual “se refiere al signo de la cruz como “a un símbolo explícito de unidad entre todas las celebraciones sacramentales”.
“Cuando miramos la cruz o hacemos el signo de la cruz, estamos invitados a recordar los sacrificios sufridos en unión al de Jesús y al estar cerca de cuantos llevan hoy una cruz pesada sobre sus espaldas”, lo dijo el Papa Francisco a los miembros de la Comisión Mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente, a quienes recibió en audiencia, la mañana del viernes 24 de noviembre, en el Vaticano”.
“Incluso, la Iglesia Asiria de Oriente, junto a otras Iglesias y a tantos hermanos y hermanas de la región, sufren persecuciones y son testigos de violencias brutales, perpetradas en nombre de extremismos fundamentalistas”. “A esta trágica situación, afirmó el Papa, se suma el drama del violento terremoto que afecto Irak, tierra nativa de esta Iglesia; e Irán, donde se encuentran desde hace tiempo sus comunidades, al igual que en Siria, en el Líbano y en India.
Situaciones de tan trágico sufrimiento se radican más fácilmente en contextos de gran pobreza, injusticia y exclusiones sociales, en gran parte debidos a la inestabilidad, fomentada tamb ién por los intereses externos y por los conflictos, que recientemente han provocado situaciones de gran necesidad, originando verdaderos y propios desiertos y culturales, en los cuales se vuelve fácil ser manipulados e incitados al odio.
“Así, en particular en los periodos de mayor sufrimiento y privación, un gran número de fieles han debido dejar sus propias tierras, emigrando a otros países y acrecentando la comunidad de la diáspora, que tienen muchos desafíos por afrontar. Entrando en algunas sociedades, por ejemplo, se encuentran dificultades dadas por una no siempre fácil integración y una marcada secularización, que pueden obstaculizar el cuidado de sus riquezas espirituales de sus propias tradiciones y el mismo testimonio de fe”.
“En todo este contexto, señaló el Papa Francisco, el signo de la cruz puede recordar que el Señor de la misericordia no abandona jamás a sus hermanos, sino los acoge y sana sus heridas”.