Papa: Nosotros somos abuelos llamados a soñar y dar nuestro sueño a la juventud de hoy”
Francisco celebró la misa con los cardenales presentes en Roma, en ocasión del 25° aniversario de su ordenación episcopal. “Alguno que no nos ama dice de nosotros que somos la gerontocracia de la Iglesia. Es una burla. No entiende los que dice”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El Papa y los cardenales no son gerontes, “nosotros somos abuelos llamados a soñar y dar nuestro sueño a la juventud de hoy: lo necesita. Porque ellos tomarán de nuestros sueños la fuerza para profetizar y llevar adelante su tarea”. Lo dijo el Papa francisco durante la misa celebrada esta mañana en la capilla Paolina en el Vaticano, con los cardenales presentes en Roma, en ocasión del 25° de su ordenación episcopal.
Francisco partió del libro del Génesis (13,2.5-18) deteniéndose en particular sobre el “diálogo entre Dios y Abraham, aquel diálogo que comenzó con aquel ‘Vete. Vete de tu tierra…’ (Gn 12,1). Y en esta continuación del diálogo, encontramos tres imperativos. ‘¡Levántate’, ‘¡mira!’, ¡’espera’! tres imperativos que marcan el camino que debe recorrer Abraham ya también el modo de obrar, la actitud interior: levántate, mira, espera”.
“¡Levántate”!. Levántate, camina, no estés quieto. Tú tienes una tarea, tú tienes una misión y debes cumplirla caminando. No permanezcas sentado: levántate, de pie. Y Abraham comenzó a caminar. En camino, siempre. Y el símbolo de esto es la tienda. Dice el Libro del Génesis que Abraham iba con la tienda y cuando se detenía estaba la tienda. Jamás Abraham construyó una casa para sí, mientras regía este imperativo. ‘¡Levántate’! Solamente construyó un altar: la única cosa. Para adorar a Aquel que le ordenaba que se levantase, de estar con la tienda. ‘¡Levántate!’.
“¡Mira’! El segundo imperativo es “mira”, “levanta los ojos, y allí donde estés, dirige la mirada en medio del oriente y el occidente (Gn 13,14), mira el horizonte. No construyas muros. Mira siempre y ve adelante. Es la mística del horizonte: cuanto más avanzas, más lejano está el horizonte. Dirige la mirada, adelante, siempre caminando hacia el horizonte”.
“Tercer imperativo: “¡Espera!” Por último, Dios le pide que tenga paciencia, que espere, “y se lo dice a un hombre anciano que no pudo tener hijos. Le dice: ‘Tu heredad será-de tí- ¡Espera! (cfr Gn 15,3-4)“como el polvo de la tierra, y si alguien puede contar el polvo de la tierra, podrá contar el número de tus descendientes’” (Gen 13-16).
Y más adelante le dice: ‘Levanta la mirada y mira el cielo, cuenta las estrellas: así será tu descendencia’. Y Abraham creyó y el Señor le concedió la justicia” (Cfr. Gn 15,5-6) .
“Nunca muros, horizontes: levántate, mira, espera. La esperanza es sin muros, siempre con horizontes”.
“Pero cuando Abram fue llamado, tenía más o menos nuestra edad: estaba por pensionarse, por jubilarse para descansarse… Comenzó a aquella edad. Un hombre anciano, con el peso de la vejez, aquella vejez que trae los dolores, las enfermedades… Pero tú, como si fueras un jovencito, ¡levántate, ve, ve! Como si fueras un scout: ¡ve! Mira y espera. Y esta Palabra de Dios es también para nosotros, que tenemos una edad que es como aquella de Abram… más o menos. Hay algunos jóvenes aquí, pero la mayoría de nosotros tiene esta edad. Y a nosotros el Señor hoy nos dice lo mismo: “¡Levántate, mira, espera!” Nos dice que no es la hora de encerrar nuestra vida, que no cerremos nuestra historia, que no resumamos nuestra historia. El Señor nos dice que nuestra historia está abierta todavía: está abierta hasta el final, está abierta con una misión. Y con estos tres imperativos nos indica la misión: “¡Levántate!” “¡Mira!” “¡Espera!
“Nos dice que no es la hora de encerrar nuestra vida, que no cerremos nuestra historia, que no resumamos nuestra historia. El Señor nos dice que nuestra historia está abierta todavía: está abierta hasta el final, está abierta con una misión. Y con estos tres imperativos nos indica la misión: “¡Levántate!” “¡Mira!” “¡Espera!”.
“Alguien que no nos quiere dice que somos la gerontocracia de la Iglesia. Es una mofa del destino. No entiende lo que dice. No somos ancianos: somos abuelos. Y si no sentimos esto, debemos pedir la gracia de sentirlo. Abuelos a los cuales nuestros nietos miran. Abuelos que deben darles un sentido de la vida, con nuestra experiencia. Abuelos no encerrados en la melancolía de nuestra historia, sino abiertos para dar esto”.
“Y para nosotros –continuó– ese ‘levántate, mira y espera’ se llama soñar. Somos abuelos llamados a soñar y a dar nuestro sueño a la juventud necesitada de hoy, porque ellos tomarán de nuestro sueño la fuerza para llevar adelante sus obligaciones”.
“Me viene en mente aquel pasaje del Evangelio de Lucas (2,21-38), de Simón y Ana: dos abuelos. Pero ¡cuánta capacidad de soñar tenían estos dos! Y todo este sueño lo contaron a San José, a la Virgen, a la gente… Y Ana iba hablando de aquí para allá y decía: “¡Es Él, es Él!” Y contaba el sueño de su vida. Y esto es lo que hoy el Señor nos pide: que seamos abuelos. Que tengamos la vitalidad de dar a los jóvenes, porque los jóvenes lo esperan de nosotros. Que no nos cerremos, que demos lo mejor de nosotros: ellos esperan de nuestra experiencia, de nuestros sueños positivos para llevar adelante la profecía y el trabajo.
Pido al Señor para que nos dé a todos nosotros esta gracia. También para aquellos que todavía no son abuelos: vemos el presidente de los obispos del Brasil: es un jovencito, ¡pero llegarás! La gracia de ser abuelos, la gracia de soñar, y dar este sueño a nuestros jóvenes: lo necesitan”.
Al final de la misa antes de la bendición, el Papa dijo: “Quiero agradecerles a todos ustedes por las palabras que me ha dirigido el cardenal Sodano, decano, con el nuevo vice-decano que está a lado de él - ¡felicitaciones! Agradecerles por esta oración común en este aniversario, pidiendo el perdón por mis pecados y la perseverancia en la fe, en la esperanza, en la caridad”.
31/01/2021 14:37