Papa en Armenia: la libertad religiosa, esencial en la victoria de la paz

En la conclusión de su visita, Francisco firmó una declaración común con el Catholicós Karekin II. Los “continuos conflictos de raíz étnica, política y religiosa en Oriente Medio y en otras partes del mundo”. La voluntad de la Iglesia católica y de la Iglesia apostólica armenia de proseguir en el camino rumbo a la unidad plena.

Ereván (AsiaNews) – La afirmación del derecho a la libertad religiosa, y de la voluntad de la Iglesia católica y de la apostólica armenia de proseguir en el camino rumbo a la unidad plena son los principios afirmados por la declaración conjunta firmada por el Papa Francisco y por el Catholicós Karekin II, que puede considerarse como la síntesis y la conclusión de la visita del Papa a Armenia, lugar de donde partió a las 18.30 (hora local).

La última cita, antes de la ceremonia de despedida, fue la visita al monasterio de Khor Virap, uno de los lugares sagrados de la Iglesia armenia. El monasterio, situado al pie del monte Ararat, es vinculado al recuerdo de San Gregorio el Iluminador, considerado el fundador de la Iglesia armenia, que fue mantenido prisionero durante 13 años en un pozo que existe aún hoy.

Una visita breve, marcada por el rezo del Padrenuestro en armenio e italiano por parte de Karekin y Francisco. Por último, el gesto simbólico de la liberación (en la foto) de dos palomas blancas en dirección al Ararat, como símbolo y auspicio de paz.

Auspicio que, junto a la denuncia de la violencia ejercida contra las minorías religiosas, fue el centro de la declaración común, en la cual se lee: “desgraciadamente, somos testigos de una inmensa tragedia que sucede ante nuestros ojos: la de innumerables personas inocentes asesinadas, deportadas u obligadas a un doloroso e incierto exilio por los continuos conflictos de raíz étnica, política y religiosa en Oriente Medio y en otras partes del mundo. A partir de ellos se consigue que las minorías étnicas y religiosas se hayan convertido en el objetivo de persecuciones y de tratos crueles, al tal punto que dichos sufrimientos, que tienen como motivo la pertenencia a una confesión religiosa, se han vuelto una realidad cotidiana. Los mártires pertenecen a todas las Iglesias, y su sufrimiento constituye un “ecumenismo de la sangre” que trasciende las divisiones históricas entre los cristianos, llamándonos a todos a promover la unidad visible de los discípulos de Cristo. Juntos rogamos, por intercesión de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, Tadeo y Bartolomé, por un cambio de corazón en todos aquellos que cometen dichos crímenes y en aquellos que están en condiciones de frenar la violencia. Imploramos, a los jefes de las naciones, escuchar el reclamo de millones de seres humanos, que aguardan con ansia que haya paz y justicia en el mundo, que piden el respeto de derechos que les son atribuidos por Dios, que tiene una necesidad urgente de pan, no de armas. Desgraciadamente asistimos a una presentación de la religión y de los valores religiosos de un modo fundamentalista, que es utilizado para justificar la propagación del odio, de la discriminación y de la violencia. La justificación de tales crímenes sobre la base de ideas religiosas es inaceptable, porque «Dios no es un Dios de desorden, sino de paz» (1 Cor 14,33). Además, el respeto por las diferencias religiosas es la condición necesaria para la convivencia pacífica de comunidades étnicas y religiosas. Precisamente porque somos cristianos, estamos llamados a buscar y desarrollar caminos de reconciliación y de paz. Con este propósito, expresamos también nuestra esperanza por una solución pacífica de las cuestiones referidas a Nagorno-Karabakh”.

La declaración denuncia luego que “la secularización de amplios sectores de la sociedad, su alienación de aquello que es espiritual y divino, conduce inevitablemente a una visión desacralizada y materialista del hombre y de la familia humana. Con respecto a esto, estamos preocupados por la crisis de la familia en muchos países. La Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica comparten la misma visión de la familia, basada en el matrimonio, acto de gratuidad y de amor fiel entre un hombre y una mujer”.

El documento subraya, por otro lado, “la continua y creciente cercanía en la fe y en el amor entre la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica en su testimonio común del mensaje del Evangelio en un mundo lacerado por conflictos y deseoso de consuelo y esperanza”. “Estamos gozosos de confirmar –se lee más adelante- que, a pesar de las persistentes divisiones entre los Cristianos, hemos comprendido claramente que lo que nos une es mucho más de lo que nos divide. Esta es la sólida base sobre la cual la unidad de la Iglesia de Cristo habrá de manifestarse, de acuerdo a las palabras del Señor: «para que todos seáis una sola cosa» (Jn 17,21). En las últimas décadas, las relaciones entre la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica han entrado con suceso en una nueva fase, fortalecidas por nuestras oraciones mutuas y por nuestro compromiso común por superar los desafíos actuales. Hoy estamos convencidos de la importancia crucial de desarrollar estas relaciones, emprendiendo una profunda y más decisiva colaboración no sólo en el campo teológico, sino también en la oración y en una activa cooperación a nivel de las comunidades locales, desde la perspectiva de compartir una comunión plena y expresiones concretas de unidad. Exhortamos a nuestros files a trabajar en armonía para promover en la sociedad valores cristianos, que contribuyen eficazmente en la construcción de una civilización de justicia, de paz y de solidaridad humana”.