Papa, audiencia: "Preocupación" por Oriente Medio, en Gaza "situación muy grave".

En la primera audiencia de los miércoles tras la pausa de julio, el pontífice renueva su llamamiento para que el conflicto no se amplíe y por la situación humanitaria en la Franja, calificada de "insostenible". Rezó para que se elimine la "discriminación contra las mujeres" en Pakistán y Afganistán. Al introducir un nuevo ciclo de catequesis, propuso una reflexión sobre el tema del Espíritu Santo en la Encarnación. El encuentro con la Asociación de la Comunidad Afgana en Italia.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Continúo siguiendo con gran preocupación la situación en Oriente Medio. Reitero mi llamamiento a todas las partes implicadas, para que el conflicto no se amplíe y haya un cese inmediato del fuego en todos los frentes, comenzando por Gaza, donde la situación humanitaria es muy grave e insostenible". Lo dijo hoy el Papa Francisco dirigiéndose a los fieles reunidos en el Aula Pablo VI, en el Vaticano, para la cita semanal con la audiencia general de los miércoles. Es la primera después de la habitual pausa estival de julio, durante la cual introdujo un nuevo ciclo de catequesis dedicado a la "segunda fase de la historia de la salvación". Después de haber contemplado al Espíritu Santo en la obra de la Creación, lo contemplaremos -explicó el pontífice- durante algunas semanas en la obra de la Redención, es decir, de Jesucristo" trasladándonos "por lo tanto, al Nuevo Testamento".

En los saludos finales en italiano, tras recordar la dramática situación en la Franja y los focos de guerra en Oriente Medio, el Papa renovó su oración para que "la búsqueda sincera de la paz apague la contienda, el amor supere el odio y la venganza sea desarmada por el perdón". En este sentido, mencionó como tantas veces en el pasado a "las atormentadas Ucrania, Myanmar y Sudán". Que estos pueblos -añadió- tan probados por la guerra encuentren pronto la tan deseada paz". Para concluir, antes del rezo del Padre Nuestro en latín y de la bendición apostólica, el Pontífice denunció las "discriminaciones contra las mujeres", en particular en algunas "regiones de Pakistán y Afganistán", por las que pidió esfuerzos y oraciones "para que sean eliminadas".

Al presentar el nuevo ciclo de catequesis, cuyo tema de hoy es "el Espíritu Santo en la encarnación del Verbo", el Papa Francisco explicó cómo la Iglesia ha recogido el "dato revelado" colocándolo "en el corazón de su Símbolo de fe". En el Concilio Ecuménico de Constantinopla del año 381 -el que definió la divinidad del Espíritu Santo- este artículo entró en la fórmula del 'Credo', que se llama precisamente Credo Niceno-Constantinopolitano, y es el que recitamos en cada Misa. En él se afirma que el Hijo de Dios 'por el Espíritu Santo se encarnó en el seno de la Virgen María y se hizo hombre'". "Es por tanto", advierte, "un dato ecuménico de fe" y "la piedad católica, desde tiempo inmemorial, ha tomado de él una de sus oraciones diarias, el Ángelus".

Este artículo de fe es el fundamento que permite hablar de María como la Esposa por excelencia, que es figura de la Iglesia. El Pontífice cita los escritos de san León Magno y la Constitución dogmática Lumen Gentium del Vaticano II, para recordar cómo la Iglesia, a ejemplo de la Virgen, "se convierte también en madre, ya que por la predicación y el bautismo engendra a una vida nueva e inmortal a sus hijos, concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios" (nn. 63,64).

En la segunda parte de la catequesis, el Papa profundiza en los temas de "concebir" y "dar a luz" que se encuentran en las Escrituras: "'He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo', leemos en la profecía de Isaías (7,14); y el Ángel dice a María: 'Concebirás un hijo, lo darás a luz' (Lc 1,31). María primero concibió, luego dio a luz a Jesús: primero lo recibió en sí misma, en su corazón y en su carne, luego lo dio a luz". Lo mismo, prosigue, sucede "también para la Iglesia: primero acoge la Palabra de Dios, la deja 'hablar a su corazón' (cf. Os 2,16) y 'llenar sus entrañas' (cf. Ez 3,3), según dos expresiones bíblicas, y luego la da a luz con su vida y su predicación".

Para la Iglesia, como para María cuando se enfrenta a "tareas que superan sus fuerzas" surge la pregunta: "¿Cómo es posible?", dice el Papa. "¿Cómo es posible anunciar a Jesucristo y su salvación -pregunta- a un mundo que parece buscar sólo el bienestar en este mundo?". La respuesta es también la misma que entonces: 'Recibirán la fuerza del Espíritu Santo [...] y de mí serán testigos' (Hch 1,8). Así dijo Jesús resucitado a los Apóstoles, casi con las mismas palabras dirigidas a María en la Anunciación'. Para la Iglesia, así como para cada bautizado, "cada uno de nosotros se encuentra a veces, en la vida, en situaciones que superan sus propias fuerzas y se pregunta: '¿Cómo puedo hacer frente a esta situación? Ayuda, en estos casos, recordar y repetirse a sí mismo lo que el ángel dijo a la Virgen antes de despedirse de ella: "Nada hay imposible para Dios" (Lc 1,37).

Reemprendamos, pues -concluyó el Pontífice-, nuestro camino con esta certeza consoladora en el corazón: "Nada es imposible para Dios".

Por la mañana, el Papa Francisco se reunió después con una delegación de la Asociación de la Comunidad Afgana en Italia, nación ya mencionada durante la audiencia, cuya "complicada y dramática historia [...] de guerras y conflictos sangrientos" recordó. Dirigiéndose a la delegación, subrayó el tema del exilio como consecuencia de "la inestabilidad, las operaciones bélicas con su carga de destrucción y muerte, las divisiones internas y los impedimentos para que se reconozcan ciertos derechos fundamentales". En su reflexión, profundizó en los problemas en la zona fronteriza con Pakistán "donde el entrelazamiento de grupos étnicos y la extrema 'porosidad' de las fronteras determinan una situación nada fácil" también y sobre todo para las minorías y la etnia pastún al otro lado de la frontera en Pakistán. "Es pues indispensable", advirtió, recordando el documento sobre la fraternidad con el gran imán de Al-Azhar, "que madure en todos la convicción de que no se puede, en nombre de Dios, fomentar el desprecio del otro, el odio y la violencia. Os animo, por tanto, a proseguir en vuestro noble empeño de promover la armonía religiosa y a trabajar para superar los malentendidos entre las distintas religiones, a fin de construir un camino de diálogo confiado y de paz".

(Foto tomada de los medios de comunicación del Vaticano)