P. Dominic: Soy un sacerdote birmano, exiliado con mi pueblo (VIDEO)
Hoy, Jueves Santo, día del sacerdote, compartimos el testimonio del padre Wun Kyaw Htway, un cura de Kengtung que se unió a las protestas inmediatamente después del golpe de estado de la junta militar y que hoy vive refugiado en Tailandia. Pide ayuda a la comunidad internacional y responsabiliza a China de la prolongación del conflicto civil. Su llamamiento al mundo: "Basta de palabras, necesitamos acciones concretas".
Rangún (AsiaNews) - Antes de que el golpe militar de la Junta birmana sacudiera Myanmar, el padre Dominic Wun Kyaw Htway llevaba una vida simple, como párroco. Ahora es un refugiado, vive en Tailandia y pide ayuda a la comunidad internacional: "Por favor, por favor, por favor, no se limiten a las palabras, las acciones concretas valen más".
De etnia akha, el padre Dominic tiene 34 años y cinco como sacerdote. Ejercía su ministerio en la parroquia de San Antonio de Padua, en la diócesis de Kengtung, en el este del estado de Shan. Su vida, como la de todo el pueblo birmano, quedó destrozada el primero de febrero de 2021 por lo que luego se convirtió en un brutal conflicto civil: "Nos han arrebatado nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestro futuro. Nuestras vidas han sido destruidas por soldados terroristas y asesinos", dice el padre Dominic a AsiaNews.
Por tanto, era inevitable que él, siendo un sacerdote, también se uniera a las protestas en favor de la democracia: "El 8 de febrero, participé en las protestas. Al día siguiente recibí una carta de advertencia, pero seguí protestando. El día 10 recibí una última advertencia, pero no me detuve". El 11 de febrero de 2021 iban a detenerlo, pero lo supo de antemano y huyó a tiempo. Se escondió durante unos seis meses en la ciudad de Tachilek, cerca de la frontera con Tailandia. A finales de agosto, cruzó la frontera haciéndose pasar por un trabajador transfronterizo de una plantación de café.
"Ahora estoy en una parroquia de la diócesis de Chiang Rai, donde ayudo a un sacerdote tailandés", continúa. "Mi trabajo aquí es útil porque la mayoría de los feligreses también son de etnia akha. El padre Dominic ha vuelto a administrar los sacramentos y a dar clases de catecismo, pero sus actividades se complementan con la colecta de donaciones para los refugiados de Myanmar. Comida, ropa, dinero: todas las donaciones que reciben son transportadas hasta la frontera.
El resto del tiempo, el padre Dominic se dedica a denunciar la violencia del ejército: "Explico la situación en Myanmar, cómo la gente es torturada, violada, abusada y quemada viva. "Queremos que se reconozca al menos el derecho a la vida, como seres humanos. Myanmar no debería ser sólo un problema interno, sino una cuestión internacional, porque se trata de crímenes de lesa humanidad. Hemos pedido ayuda a las Naciones Unidas, pero hasta ahora la comunidad internacional se ha limitado a mirar y decir que está preocupada. Agradecemos el apoyo, pero necesitamos algo más”
El sacerdote levanta el dedo contra la potencia regional a la que responsabiliza de la prolongación del conflicto: "China controla la junta militar, apoya a los asesinos desde la sombra porque quiere manipular nuestro país, pero no puede controlar a un gobierno electo. A China no le importan nuestras vidas, sólo le importan los negocios". "No me refiero a todos los chinos", señala Fr. Dominic. "Pero Beijing es un Gran Hermano que controla varios países asiáticos. Sólo ustedes pueden salvarnos y esperamos que nos ayuden. Por favor, por favor, por favor, tomen acciones contra los militares de Myanmar".
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01/09/2021 15:28
20/07/2022 12:10