Obispos japoneses protestan por el vertido del agua de Fukushima
La Comisión Justicia y Paz reiteró su condena a la decisión del gobierno de Kishida. Mientras TEPCO "tranquiliza" afirmando que no hay cantidades significativas de tritio en las primeras muestras de agua de mar analizadas, los obispos de Naha y Sendai responden que "el parámetro relevante no es sólo la concentración y nadie sabe cuánta agua se vertirá porque todavía falta mucho para completar la remoción de los desechos. Se debería escuchar con humildad las objeciones de los habitantes locales y de otras personas dentro y fuera del país".
Tokio (AsiaNews)- La Iglesia católica japonesa reiteró en un comunicado difundido recientemente por la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal su oposición a la decisión del gobierno de Kishida de verter en el océano el agua utilizada para enfriar el núcleo de la central nuclear de Fukushima, que quedó fuera de control tras el accidente de 2011. La operación, anunciada desde hace tiempo, comenzó el miércoles 24 de agosto y a pesar de las garantías del gobierno de Tokio -avaladas por la Agencia Atómica Internacional (OIEA)- está provocando fuertes protestas en muchas partes de la región Asia-Pacífico.
Ayer TEPCO -la empresa que explota la central- anunció los primeros datos sobre las muestras de agua tomadas en 10 lugares diferentes a una distancia de 3 kilómetros de la central de Fukushima, que no detectarían cantidades significativas de tritio, el radionucleido que no se puede eliminar ni siquiera con el tratamiento al que fueron sometidas las aguas de refrigeración de la planta. TEPCO publicará estos resultados todos los días durante aproximadamente un mes. El Ministerio de Medio Ambiente de Tokio hará públicos otros resultados similares cada semana durante tres meses y esta tarde se conocerán los de un instituto de investigación encargado por la Agencia de Pesca.
Pero precisamente estas garantías son fuertemente cuestionadas por algunas voces de la sociedad civil japonesa, entre ellas la Iglesia católica, que ya se había pronunciado al respecto hace dos años con un documento firmado conjuntamente con los obispos de Corea del Sur. La nota de la Comisión Justicia y Paz lleva la firma de sus responsables, el presidente, monseñor Wayne Francis Berndt, obispo de Naha, y el secretario, mons. Edgar Gacutan, obispo de Sendai. Citando las palabras de un pasaje bíblico del profeta Ezequiel ("Hijo del hombre, entona un lamento sobre Tiro, la ciudad situada sobre los puertos del mar, que comercia con pueblos y con muchas islas lejanas" Ez. 27,2-3) Los obispos manifiestan su "firme protesta" contra la decisión de liberar lo que se denomina "agua depurada".
"El gobierno debería escuchar con humildad las protestas de los habitantes locales, de los pescadores de Asia Oriental, de los isleños del Pacífico y de otras personas dentro y fuera del país", afirman, entrando incluso en detalles sobre las cuestiones planteadas. "El gobierno -prosigue la nota- dice que el tritio, un radionúclido contenido en el agua tratada de la central nuclear de Fukushima Daiichi de TEPCO, existe en la naturaleza y es emitido por todas las centrales nucleares en funcionamiento, no sólo por la de Fukushima Daiichi. Sin embargo, se ha señalado que el tritio que ingresa en el cuerpo de los organismos vivos es absorbido por las células y permanece durante mucho tiempo. Se acumula y se concentra en la cadena alimentaria. Por lo tanto, el tritio no debería liberarse en el océano por ningún motivo". Los obispos también subrayan la especificidad de estas aguas con respecto a las de otras centrales, porque en Fukushima "entraron en contacto directo con restos de combustible fundido" debido al accidente.
En cuanto a la tesis que también sostiene la OIEA, según la cual los materiales radiactivos residuales en las aguas tratadas de la planta de TEPCO están suficientemente diluidos, la Comisión de Justicia y Paz responde que "no se trata sólo de la concentración", sino de cuánto tiempo se liberará agua en el océano, cuánto material radiactivo se liberará en total y cuánto contaminará. Además -recuerdan- la cantidad de agua contaminada en Fukushima sigue aumentando, porque se necesita agua de refrigeración hasta completar la remoción de los restos de combustible, y los trabajos de esa operación se han retrasado considerablemente e incluso el método de construcción aún no ha finalizado. Ni siquiera hemos conseguido detener el ingreso de aguas subterráneas y de lluvia, que son las principales causas de la contaminación del agua”.
“Todas las destrucciones del medio ambiente son un problema que deriva de nuestra negligencia de creer que una cierta cantidad es tolerable - concluyen mons. Berndt y Mons. Gacután-. Nuestra decisión de no permitir nunca este acto atroz es una cuestión de ética y de responsabilidad para con la tierra del mañana y los niños del futuro. La Iglesia Católica cree que este mundo ha sido creado por Dios para ser extraordinariamente bueno. Todo lo que Dios ha creado está conectado y se necesita mutuamente. Como custodios de esta conexión, nosotros, el Consejo Católico de Japón para la Justicia y la Paz, protestamos enérgicamente contra la liberación de agua tratada al océano por parte del gobierno".
(Foto tomada del sitio web de Tepco)
24/08/2023 15:45
07/12/2016 14:01