Nawaz Sharif regresa a Pakistán para quitarle apoyo popular a Imran Khan
Estuvo exiliado en Londres durante cuatro años y los expertos consideran evidente que el Ejército le permitió volver antes de las elecciones. El otro ex primer ministro, Imran Khan, ha sido acusado de nuevos cargos aunque sigue gozando de gran popularidad. Las elecciones dependerán de la evolución de los acontecimientos políticos entre ambos.
Islamabad (AsiaNews/Agencias) - Poco después del regreso del ex primer ministro Nawaz Sharif de un exilio autoimpuesto en Londres, otro ex primer ministro, Imran Khan, fue acusado de divulgar secretos de Estado, cargo que se suma a la larga lista de causas judiciales que debe afrontar el principal referente del Pakistan Tehreek-e Insaf (Movimiento por la Justicia de Pakistán o PTI) tras ser destituido como jefe de gobierno en abril de 2022.
Ambos primeros ministros cayeron en desgracia ante el Ejército paquistaní (que tiene el control político del país), fueron acusados de una serie de crímenes y se retiraron -más o menos a la fuerza- de la vida política. Sharif se refugió en el extranjero, mientras Khan intentó -incluso desde la cárcel, donde se encuentra actualmente- movilizar a sus partidarios contra el nuevo gobierno encabezado por el hermano menor de Nawaz, Shahbaz Sharif. Pero si bien es probable que a Khan se le impida participar en las elecciones parlamentarias en enero de 2024, Sharif podría ser elegido primer ministro por cuarta vez en su carrera política, durante la mayor parte de la cual se ha enfrentado con los militares. Por el momento, y hasta las elecciones, cuya fecha se debería anunciar próximamente, el país está dirigido por un gobierno interino liderado por Anwar ul Haq Kakar.
El líder de la Liga Musulmana de Pakistán (o PML-N, donde la “N” significa Nawaz) fue encarcelado por corrupción en 2017 y viajó a Londres en 2019 con libertad bajo fianza, oficialmente para recibir tratamiento médico. Desde que el Parlamento destituyó a Imran Khan en abril de 2022, Nawaz comenzó a desempeñar nuevamente un papel activo en la política y regresó a Islamabad el fin de semana pasado. Mientras tanto, su partido lo ha designado candidato a primer ministro. En una manifestación pública en Lahore, su ciudad natal, Nawaz anunció que estaba decidido a resolver la crisis económica del país y añadió que "no tiene planes de vengarse" de aquellos que lo derrocaron.
Sin embargo, una gran parte de la población culpa precisamente al PML-N de la crisis económica, uno de los argumentos que sigue esgrimiendo Imran Khan, aunque no la pudo solucionar cuando llegó al gobierno. La escasez de reservas de divisas obligó hace meses a Pakistán a pedir un préstamo al Fondo Monetario Internacional y a implementar medidas de austeridad que provocaron el descontento popular. "No somos responsables del aumento de los precios de la electricidad, pero trabajaremos para reducirlos", prometió Sharif.
Por el momento no resulta claro si Nawaz podrá obtener la aprobación (tácita) del Ejército que necesita para gobernar, aunque el Tribunal Superior de Islamabad ha impedido hasta ahora que fuera inmediatamente arrestado gracias a una fianza de protección. Ni siquiera está claro si su partido podrá remontar en las encuestas. A pesar de los numerosos procesos judiciales que tendrá que afrontar, Imran Khan sigue siendo muy popular, quizás también debido a las medidas represivas en su contra que tomó el gobierno de Shahbaz Sharif en los últimos meses. De hecho, el Ejecutivo ha intentado por todos los medios deshacerse de la ex estrella del cricket de 70 años, mediante intentos de arresto (que fracasaron por la oposición de sus seguidores) o forzando a los miembros del PTI a abandonar el partido. Incluso la nueva acusación de haber revelado secretos de Estado parece ser sólo un intento más de impedir que Khan participe en las elecciones.
Tahir Malik, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Lenguas Modernas de Islamabad, considera que Sharif tuvo cuidado de desplazar el foco de su batalla política de la supremacía del gobierno civil sobre el Ejército al desarrollo del país, "en un intento de evitar la confrontación con el establishment militar", explicó a Nikkei Asia. Pero es poco probable, comenta Cyril Almeida, experto en política paquistaní, que el solo regreso de Nawaz a su país sea suficiente para ganarse el apoyo de la población. Por el contrario, el hecho de que al ex primer ministro se le haya permitido regresar gracias a acuerdos con el Ejército sin duda no lo favorecerá en el juego electoral, explican los comentaristas. Por lo tanto, a estas alturas queda por ver si las elecciones se celebrarán realmente y cuándo, porque mucho dependerá del consenso que Nawaz Sharif sea capaz de conseguir.
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