Nagorno-Karabaj: postergan unos días la evacuación de los armenios; casas quemadas
Ereván tiene 10 días más para evacuar el distrito de Kalbajar. Según el representante de Azerbaiyán, el cambio responde a razones "humanitarias", pero los tiempos para Agdam y Latchin siguen siendo los mismos. La gente prende fuego a sus casas y cambian de lugar las tumbas para evitar que las profanen. La protección del monasterio de Dadivank confiada a los rusos; quedan tres sacerdotes.
Ereván (AsiaNews / Agencias) - Armenia ha obtenido 10 días más para realizar las operaciones de evacuación en el distrito de Kalbajar, fronterizo con Nagorno-Karabaj, que ya debería haber sido entregado a Azerbaiyán, tras el acuerdo establecido para poner fin al conflicto. Bakú dio su "consentimiento", subraya el representante del gobierno de Azerbaiyán, Hizmet Hajiyev, para "posponer hasta el 25 de noviembre el plazo para el retiro de las fuerzas armadas armenias y las colonias armenias ilegales". Agregó que la decisión responde a razones "humanitarias", pero el retiro de los otros dos distritos (Agdam el 20 de noviembre y Latchin el 1 de diciembre) "no ha cambiado".
La semana pasada, Armenia y Azerbaiyán firmaron un acuerdo para poner fin a la guerra en Nagorno-Karabaj, una región habitada principalmente por armenios que desde hace años lucha por la independencia de la nación azerbaiyana. Los analistas y expertos consideran que fue una rendición de los armenios y una victoria estratégica para Turquía y el presidente Erdogan, quien de esa manera entran en el Cáucaso Sur como protagonista. Los patriarcas católicos orientales se reunieron en Bkerké la semana pasada y al concluir el encuentro hicieron un llamado a la "paz verdadera".
Las zonas de Kalbajar, Agdam y Latchin entraban dentro de la barrera de protección que formaron las fuerzas armenias después de la guerra de Nagorno-Karabaj en la década de 1990. La perspectiva de un regreso a Azerbaiyán provocó un éxodo masivo de la población de Kalbajar; antes de partir, muchos han prendido fuego a sus casas para evitar que pasen a manos de los azeríes, llevándose consigo todo lo que podían, desde puertas y ventanas, ropa y mobiliario, hasta transformadores para la producción de energía.
Esta mañana Charektar parecía un pueblo fantasma, con decenas de casas incendiadas por sus mismos dueños antes del éxodo, abandonada a los perros callejeros, las únicas figuras que se aventuraban por las calles y plazas. "Esta es mi casa - dice un hombre - y ciertamente no puedo dejársela a los turcos", como identifican los armenios a los habitantes de Azerbaiyán. La idea de la gente de la ciudad era asegurarse un alojamiento estable, sigue diciendo, pero "cuando empezaron a desmantelar la central hidroeléctrica, comprendimos". “Hoy - concluye - todos van a quemar su casa [...] nos dieron tiempo hasta la medianoche” y antes de partir “también trasladamos las tumbas de nuestros padres”; porque "los azeríes se divertirán profanándolas, y eso no podemos permitirlo".
Los soldados rusos patrullan las rutas desde hace días para controlar las operaciones de evacuación y vigilar algunos lugares sensibles, como el monasterio de Dadivank, un centro de culto armenio en la región de Shahumian, construido entre los siglos XI y XIII. El complejo monástico se encuentra a 1100 metros sobre el nivel del mar y fue fundado por San Papá, un discípulo del apóstol Judas Tadeo. En los últimos años ha sido sometido a algunos trabajos de restauración para preservar la estructura de piedra, en cuyo interior también se encuentra una iglesia-catedral.
En estas horas el monasterio acogió a los últimos peregrinos y en su interior se celebraron los últimos bautismos de 12 jóvenes, improvisados debido a la situación de emergencia. Todavía quedan allí tres sacerdotes armenios, entre ellos el responsable, el padre Hoyhannès. "La protección - dice - ha sido confiada a los soldados rusos". El edificio sigue siendo propiedad "de la Iglesia Apostólica Armenia" y los fieles "podrán seguir viniendo a rezar aquí". Ereván no oculta su preocupación por el patrimonio histórico, religioso y cultural único que allí se encuentra, a pesar de que Bakú asegura que quiere proteger los lugares de culto en los territorios que quedarán bajo su control. "Las personas han perdido a sus familiares y sus casas", concluye el sacerdote, “no quieren perder también Dadivank [...] debemos rezar por la preservación de nuestro monasterio”.
05/10/2020 16:14