Mons. Machado: Papa Francisco, un don a la Iglesia contra la globalización de la indiferencia
Una breve reflexión en el cuarto año de pontificado. Fuente de motivación para los ministros, el Papa vuelve a hacer acercar a cuántos se habían alejado de la Iglesia. Es necesario combatir la indiferencia y la pobreza. El encuentro ecuménico y la misión evangélica en mundo que sufre.
Vasai (AsiaNews)- Parecerá superfluo decir que el Papa Francisco es un don especial que Dios ha dado a la iglesia. En mi vida, esto fue verdadero para todos los Papas. Jesús, la sabiduría de Dios, donó a la iglesia Pedro y sus sucesores.
Con el Papa Francisco, la Iglesia tiene una vida nueva. Él reporta el amor a la Iglesia para cuántos, por un motivo o por otro, se habían distanciado. El Papa Francisco es también fuente de renovada motivación para nosotros ministros (siervos) de la Iglesia y mi felicidad en servirla crece día tras día. La alegría del Evangelio, de la familia y del ser cristiano es más manifiesta en la Iglesia.
“Evangelii Gaudium, Amoris Laetitia, Laudato si”. Ahora más que nunca, el mundo necesita de esta alegría.
La indiferencia
En el día de hoy, la cuestión de la migración es la más grave. Desde el interior, las migraciones pueden ser vistas en la realidad de los refugiados y en manera más sutil, como tráfico de seres humanos. La alienación del ser humano está ligada al más amplio problema de la pobreza-a las privaciones económicas y al aislamiento que llevan a la mortificación de la persona. La pobreza está relacionada con la injusticia, con la corrupción, con el consumismo (que encierra a las personas en una red de falsas gratificaciones, impidiendo a ellos vivir la propia individualidad en manera auténtica y concreta), al degrado ambiental (Cfr. Papa Francisco, “Laudato sii”. N° 48-49), a la salud y al bienestar del ser humano desde el seno materno hasta la tumba.
El análisis marxista sobre las sociedades capitalistas y burgueses reduce la comercialización y la alienación de la existencia humana a la producción materialista y a la posesión, dando a ellos fundamentos materialistas.
El 8 de julio, el Papa Francisco visitó Lampedusa, el puerto adonde llegan los refugiados en Italia, si sobreviven al viaje. El Papa Francisco desafió al mundo para que despierten la propia conciencia: “De aquellas barcas que en vez de ser un camino de esperanza, ¡fueron una vida de muerte!”.
Él recordó aquellas preguntas puestas por Dios que “resuenan también hoy, con toda su fuerza”. “¿Dónde estás Adán?” y “Caín, ¿dónde está tu hermano?” (gen 3,9 y 4,9). Como estamos desorientados y “ya no más atentos al mundo en el cual vivimos, no cuidamos, no custodiamos aquello que Dios creó para todos y no somos capaces ni siquiera de custodiarnos unos a otros. Y cuando esta desorientación asume las dimensiones del mundo las dimensiones del mundo, se agrega a las tragedias como aquella a la que hemos asistido”.
“Esta es un pregunta dirigida a otros, es un pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Estos hermanos y hermanas nuestros trataban de huir de situaciones difíciles para tratar de encontrar un poco de seguridad y de paz; buscaban un lugar mejor para sí y para sus familias, pero han encontrado la muerte. (…) ¿Quién es responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas? ¡Ninguno! Todos nosotros respondemos así: no soy yo, yo no tengo que ver, serán los otros, ciertamente no yo. (...) Hoy nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna (...). En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, ¡no nos corresponde, no es asunto nuestro! (…) ¡la globalización de la indiferencia no quitó la capacidad de llorar!”.
El ecumenismo
A 30 años del histórico encuentro de 1986 en Asís, el pasado setiembre el Papa Francisco participó en la oración interreligiosa por la paz.
Sobre el ecumenismo, el Papa Francisco insiste para que, continuando a esperar en una completa y visible unidad, no dejemos de proclamar el Evangelio de Jesucristo a todas las naciones y trabajemos juntos, infatigables y con urgencia, para llevar la Misericordia de Dios al nuestro mundo que sufre. El 5 de octubre de 2016, durante las vísperas en la Iglesia de san Gregorio en el monte Celio de Roma, él se dirigió a los obispos católicos y anglicanos provenientes de 19 países. “Es una gran llamada esa para obrar con instrumentos de comunión siempre y en todos lados. Esto significa promever al mismo tiempo la unidad de la familia cristiana y la unidad de la familia humana. Ambos ámbitos no solo no se oponen, sino que se enriquecen mutuamente. Cuando, como discípulos de Jesús, ofrecemos nuestro servicio en manera conjunta, los unos junto a los otros, cuando promovemos la apertura y el encuentro, venciendo la tentación de la clausura y del aislamiento, obramos contemporáneamente ya sea en favor de la unidad de los cristianos como también la de la familia humana. Así nos reconocemos como hermanos y pertenecemos a tradiciones diversas, pero somos alentados por mismo Evangelio para realizar la misma misión en el mundo. Entonces sería siempre bueno, antes de iniciar cualquier actividad, que se pueda poner estas preguntas: ¿Por qué no hacemos esto junto a nuestros hermanos anglicanos?; ¿Podemos testimoniar a Jesús obrando junto a nuestros hermanos católicos?”
El Santo Padre continuó: “La misión de los Pastores es la de ayudar a la grey a ellos confiada, para que esté en salida, en movimiento en el anunciar la alegría del Evangelio; no cerrado en círculos restrictos, en “microclimas” eclesiales que no llevarían a día de nubes y neblinas. (…). Juntos pidamos a Dios la gracia de imitar el espíritu y el ejemplo de los grandes misioneros, a través de los cuales el espíritu Santo revitalizó la iglesia, que se reanima cuando sale de sí para vivir y anunciar el Evangelio en las calles del mundo (El movimiento ecuménico es) justamente el fuego de la misión y permitir iniciar a superar los obstáculos y abatir los recintos que nos aislaban y hacían imposible un camino común”.
Gracias, Papa Francisco. Pueda Dios donarte muchos años de servicio en la guía de la Iglesia. El Papa Francisco sabe muy bien que es Cristo el verdadero guía de la iglesia, pero la responsabilidad del papa es también grande y por esto rezamos para que Dios le done la fuerza y el coraje para fortificar a todos en la profesión de la fe de Pedro.
*Mons. Felix Machado, obispo de Vasi en India, es presidente de la Comisión para el diálogo ecuménico e interreligioso de la Federación de las Conferencias episcopales asiáticas (FABC) y presidente de la Oficina para el diálogo y el ecumenismo de la Conferencia episcopal de India (CBCI).
Vasai (AsiaNews)- Parecerá superfluo decir que el Papa Francisco es un don especial que Dios ha dado a la iglesia. En mi vida, esto fue verdadero para todos los Papas. Jesús, la sabiduría de Dios, donó a la iglesia Pedro y sus sucesores.
Con el Papa Francisco, la Iglesia tiene una vida nueva. Él reporta el amor a la Iglesia para cuántos, por un motivo o por otro, se habían distanciado. El Papa Francisco es también fuente de renovada motivación para nosotros ministros (siervos) de la Iglesia y mi felicidad en servirla crece día tras día. La alegría del Evangelio, de la familia y del ser cristiano es más manifiesta en la Iglesia.
“Evangelii Gaudium, Amoris Laetitia, Laudato si”. Ahora más que nunca, el mundo necesita de esta alegría.
La indiferencia
En el día de hoy, la cuestión de la migración es la más grave. Desde el interior, las migraciones pueden ser vistas en la realidad de los refugiados y en manera más sutil, como tráfico de seres humanos. La alienación del ser humano está ligada al más amplio problema de la pobreza-a las privaciones económicas y al aislamiento que llevan a la mortificación de la persona. La pobreza está relacionada con la injusticia, con la corrupción, con el consumismo (que encierra a las personas en una red de falsas gratificaciones, impidiendo a ellos vivir la propia individualidad en manera auténtica y concreta), al degrado ambiental (Cfr. Papa Francisco, “Laudato sii”. N° 48-49), a la salud y al bienestar del ser humano desde el seno materno hasta la tumba.
El análisis marxista sobre las sociedades capitalistas y burgueses reduce la comercialización y la alienación de la existencia humana a la producción materialista y a la posesión, dando a ellos fundamentos materialistas.
El 8 de julio, el Papa Francisco visitó Lampedusa, el puerto adonde llegan los refugiados en Italia, si sobreviven al viaje. El Papa Francisco desafió al mundo para que despierten la propia conciencia: “De aquellas barcas que en vez de ser un camino de esperanza, ¡fueron una vida de muerte!”.
Él recordó aquellas preguntas puestas por Dios que “resuenan también hoy, con toda su fuerza”. “¿Dónde estás Adán?” y “Caín, ¿dónde está tu hermano?” (gen 3,9 y 4,9). Como estamos desorientados y “ya no más atentos al mundo en el cual vivimos, no cuidamos, no custodiamos aquello que Dios creó para todos y no somos capaces ni siquiera de custodiarnos unos a otros. Y cuando esta desorientación asume las dimensiones del mundo las dimensiones del mundo, se agrega a las tragedias como aquella a la que hemos asistido”.
“Esta es un pregunta dirigida a otros, es un pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Estos hermanos y hermanas nuestros trataban de huir de situaciones difíciles para tratar de encontrar un poco de seguridad y de paz; buscaban un lugar mejor para sí y para sus familias, pero han encontrado la muerte. (…) ¿Quién es responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas? ¡Ninguno! Todos nosotros respondemos así: no soy yo, yo no tengo que ver, serán los otros, ciertamente no yo. (...) Hoy nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna (...). En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, ¡no nos corresponde, no es asunto nuestro! (…) ¡la globalización de la indiferencia no quitó la capacidad de llorar!”.
El ecumenismo
A 30 años del histórico encuentro de 1986 en Asís, el pasado setiembre el Papa Francisco participó en la oración interreligiosa por la paz.
Sobre el ecumenismo, el Papa Francisco insiste para que, continuando a esperar en una completa y visible unidad, no dejemos de proclamar el Evangelio de Jesucristo a todas las naciones y trabajemos juntos, infatigables y con urgencia, para llevar la Misericordia de Dios al nuestro mundo que sufre. El 5 de octubre de 2016, durante las vísperas en la Iglesia de san Gregorio en el monte Celio de Roma, él se dirigió a los obispos católicos y anglicanos provenientes de 19 países. “Es una gran llamada esa para obrar con instrumentos de comunión siempre y en todos lados. Esto significa promever al mismo tiempo la unidad de la familia cristiana y la unidad de la familia humana. Ambos ámbitos no solo no se oponen, sino que se enriquecen mutuamente. Cuando, como discípulos de Jesús, ofrecemos nuestro servicio en manera conjunta, los unos junto a los otros, cuando promovemos la apertura y el encuentro, venciendo la tentación de la clausura y del aislamiento, obramos contemporáneamente ya sea en favor de la unidad de los cristianos como también la de la familia humana. Así nos reconocemos como hermanos y pertenecemos a tradiciones diversas, pero somos alentados por mismo Evangelio para realizar la misma misión en el mundo. Entonces sería siempre bueno, antes de iniciar cualquier actividad, que se pueda poner estas preguntas: ¿Por qué no hacemos esto junto a nuestros hermanos anglicanos?; ¿Podemos testimoniar a Jesús obrando junto a nuestros hermanos católicos?”
El Santo Padre continuó: “La misión de los Pastores es la de ayudar a la grey a ellos confiada, para que esté en salida, en movimiento en el anunciar la alegría del Evangelio; no cerrado en círculos restrictos, en “microclimas” eclesiales que no llevarían a día de nubes y neblinas. (…). Juntos pidamos a Dios la gracia de imitar el espíritu y el ejemplo de los grandes misioneros, a través de los cuales el espíritu Santo revitalizó la iglesia, que se reanima cuando sale de sí para vivir y anunciar el Evangelio en las calles del mundo (El movimiento ecuménico es) justamente el fuego de la misión y permitir iniciar a superar los obstáculos y abatir los recintos que nos aislaban y hacían imposible un camino común”.
Gracias, Papa Francisco. Pueda Dios donarte muchos años de servicio en la guía de la Iglesia. El Papa Francisco sabe muy bien que es Cristo el verdadero guía de la iglesia, pero la responsabilidad del papa es también grande y por esto rezamos para que Dios le done la fuerza y el coraje para fortificar a todos en la profesión de la fe de Pedro.
*Mons. Felix Machado, obispo de Vasi en India, es presidente de la Comisión para el diálogo ecuménico e interreligioso de la Federación de las Conferencias episcopales asiáticas (FABC) y presidente de la Oficina para el diálogo y el ecumenismo de la Conferencia episcopal de India (CBCI).
Vasai (AsiaNews)- Parecerá superfluo decir que el Papa Francisco es un don especial que Dios ha dado a la iglesia. En mi vida, esto fue verdadero para todos los Papas. Jesús, la sabiduría de Dios, donó a la iglesia Pedro y sus sucesores.
Con el Papa Francisco, la Iglesia tiene una vida nueva. Él reporta el amor a la Iglesia para cuántos, por un motivo o por otro, se habían distanciado. El Papa Francisco es también fuente de renovada motivación para nosotros ministros (siervos) de la Iglesia y mi felicidad en servirla crece día tras día. La alegría del Evangelio, de la familia y del ser cristiano es más manifiesta en la Iglesia.
“Evangelii Gaudium, Amoris Laetitia, Laudato si”. Ahora más que nunca, el mundo necesita de esta alegría.
La indiferencia
En el día de hoy, la cuestión de la migración es la más grave. Desde el interior, las migraciones pueden ser vistas en la realidad de los refugiados y en manera más sutil, como tráfico de seres humanos. La alienación del ser humano está ligada al más amplio problema de la pobreza-a las privaciones económicas y al aislamiento que llevan a la mortificación de la persona. La pobreza está relacionada con la injusticia, con la corrupción, con el consumismo (que encierra a las personas en una red de falsas gratificaciones, impidiendo a ellos vivir la propia individualidad en manera auténtica y concreta), al degrado ambiental (Cfr. Papa Francisco, “Laudato sii”. N° 48-49), a la salud y al bienestar del ser humano desde el seno materno hasta la tumba.
El análisis marxista sobre las sociedades capitalistas y burgueses reduce la comercialización y la alienación de la existencia humana a la producción materialista y a la posesión, dando a ellos fundamentos materialistas.
El 8 de julio, el Papa Francisco visitó Lampedusa, el puerto adonde llegan los refugiados en Italia, si sobreviven al viaje. El Papa Francisco desafió al mundo para que despierten la propia conciencia: “De aquellas barcas que en vez de ser un camino de esperanza, ¡fueron una vida de muerte!”.
Él recordó aquellas preguntas puestas por Dios que “resuenan también hoy, con toda su fuerza”. “¿Dónde estás Adán?” y “Caín, ¿dónde está tu hermano?” (gen 3,9 y 4,9). Como estamos desorientados y “ya no más atentos al mundo en el cual vivimos, no cuidamos, no custodiamos aquello que Dios creó para todos y no somos capaces ni siquiera de custodiarnos unos a otros. Y cuando esta desorientación asume las dimensiones del mundo las dimensiones del mundo, se agrega a las tragedias como aquella a la que hemos asistido”.
“Esta es un pregunta dirigida a otros, es un pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Estos hermanos y hermanas nuestros trataban de huir de situaciones difíciles para tratar de encontrar un poco de seguridad y de paz; buscaban un lugar mejor para sí y para sus familias, pero han encontrado la muerte. (…) ¿Quién es responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas? ¡Ninguno! Todos nosotros respondemos así: no soy yo, yo no tengo que ver, serán los otros, ciertamente no yo. (...) Hoy nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna (...). En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, ¡no nos corresponde, no es asunto nuestro! (…) ¡la globalización de la indiferencia no quitó la capacidad de llorar!”.
El ecumenismo
A 30 años del histórico encuentro de 1986 en Asís, el pasado setiembre el Papa Francisco participó en la oración interreligiosa por la paz.
Sobre el ecumenismo, el Papa Francisco insiste para que, continuando a esperar en una completa y visible unidad, no dejemos de proclamar el Evangelio de Jesucristo a todas las naciones y trabajemos juntos, infatigables y con urgencia, para llevar la Misericordia de Dios al nuestro mundo que sufre. El 5 de octubre de 2016, durante las vísperas en la Iglesia de san Gregorio en el monte Celio de Roma, él se dirigió a los obispos católicos y anglicanos provenientes de 19 países. “Es una gran llamada esa para obrar con instrumentos de comunión siempre y en todos lados. Esto significa promever al mismo tiempo la unidad de la familia cristiana y la unidad de la familia humana. Ambos ámbitos no solo no se oponen, sino que se enriquecen mutuamente. Cuando, como discípulos de Jesús, ofrecemos nuestro servicio en manera conjunta, los unos junto a los otros, cuando promovemos la apertura y el encuentro, venciendo la tentación de la clausura y del aislamiento, obramos contemporáneamente ya sea en favor de la unidad de los cristianos como también la de la familia humana. Así nos reconocemos como hermanos y pertenecemos a tradiciones diversas, pero somos alentados por mismo Evangelio para realizar la misma misión en el mundo. Entonces sería siempre bueno, antes de iniciar cualquier actividad, que se pueda poner estas preguntas: ¿Por qué no hacemos esto junto a nuestros hermanos anglicanos?; ¿Podemos testimoniar a Jesús obrando junto a nuestros hermanos católicos?”
El Santo Padre continuó: “La misión de los Pastores es la de ayudar a la grey a ellos confiada, para que esté en salida, en movimiento en el anunciar la alegría del Evangelio; no cerrado en círculos restrictos, en “microclimas” eclesiales que no llevarían a día de nubes y neblinas. (…). Juntos pidamos a Dios la gracia de imitar el espíritu y el ejemplo de los grandes misioneros, a través de los cuales el espíritu Santo revitalizó la iglesia, que se reanima cuando sale de sí para vivir y anunciar el Evangelio en las calles del mundo (El movimiento ecuménico es) justamente el fuego de la misión y permitir iniciar a superar los obstáculos y abatir los recintos que nos aislaban y hacían imposible un camino común”.
Gracias, Papa Francisco. Pueda Dios donarte muchos años de servicio en la guía de la Iglesia. El Papa Francisco sabe muy bien que es Cristo el verdadero guía de la iglesia, pero la responsabilidad del papa es también grande y por esto rezamos para que Dios le done la fuerza y el coraje para fortificar a todos en la profesión de la fe de Pedro.
*Mons. Felix Machado, obispo de Vasi en India, es presidente de la Comisión para el diálogo ecuménico e interreligioso de la Federación de las Conferencias episcopales asiáticas (FABC) y presidente de la Oficina para el diálogo y el ecumenismo de la Conferencia episcopal de India (CBCI).
Vasai (AsiaNews)- Parecerá superfluo decir que el Papa Francisco es un don especial que Dios ha dado a la iglesia. En mi vida, esto fue verdadero para todos los Papas. Jesús, la sabiduría de Dios, donó a la iglesia Pedro y sus sucesores.
Con el Papa Francisco, la Iglesia tiene una vida nueva. Él reporta el amor a la Iglesia para cuántos, por un motivo o por otro, se habían distanciado. El Papa Francisco es también fuente de renovada motivación para nosotros ministros (siervos) de la Iglesia y mi felicidad en servirla crece día tras día. La alegría del Evangelio, de la familia y del ser cristiano es más manifiesta en la Iglesia.
“Evangelii Gaudium, Amoris Laetitia, Laudato si”. Ahora más que nunca, el mundo necesita de esta alegría.
La indiferencia
En el día de hoy, la cuestión de la migración es la más grave. Desde el interior, las migraciones pueden ser vistas en la realidad de los refugiados y en manera más sutil, como tráfico de seres humanos. La alienación del ser humano está ligada al más amplio problema de la pobreza-a las privaciones económicas y al aislamiento que llevan a la mortificación de la persona. La pobreza está relacionada con la injusticia, con la corrupción, con el consumismo (que encierra a las personas en una red de falsas gratificaciones, impidiendo a ellos vivir la propia individualidad en manera auténtica y concreta), al degrado ambiental (Cfr. Papa Francisco, “Laudato sii”. N° 48-49), a la salud y al bienestar del ser humano desde el seno materno hasta la tumba.
El análisis marxista sobre las sociedades capitalistas y burgueses reduce la comercialización y la alienación de la existencia humana a la producción materialista y a la posesión, dando a ellos fundamentos materialistas.
El 8 de julio, el Papa Francisco visitó Lampedusa, el puerto adonde llegan los refugiados en Italia, si sobreviven al viaje. El Papa Francisco desafió al mundo para que despierten la propia conciencia: “De aquellas barcas que en vez de ser un camino de esperanza, ¡fueron una vida de muerte!”.
Él recordó aquellas preguntas puestas por Dios que “resuenan también hoy, con toda su fuerza”. “¿Dónde estás Adán?” y “Caín, ¿dónde está tu hermano?” (gen 3,9 y 4,9). Como estamos desorientados y “ya no más atentos al mundo en el cual vivimos, no cuidamos, no custodiamos aquello que Dios creó para todos y no somos capaces ni siquiera de custodiarnos unos a otros. Y cuando esta desorientación asume las dimensiones del mundo las dimensiones del mundo, se agrega a las tragedias como aquella a la que hemos asistido”.
“Esta es un pregunta dirigida a otros, es un pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Estos hermanos y hermanas nuestros trataban de huir de situaciones difíciles para tratar de encontrar un poco de seguridad y de paz; buscaban un lugar mejor para sí y para sus familias, pero han encontrado la muerte. (…) ¿Quién es responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas? ¡Ninguno! Todos nosotros respondemos así: no soy yo, yo no tengo que ver, serán los otros, ciertamente no yo. (...) Hoy nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna (...). En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, ¡no nos corresponde, no es asunto nuestro! (…) ¡la globalización de la indiferencia no quitó la capacidad de llorar!”.
El ecumenismo
A 30 años del histórico encuentro de 1986 en Asís, el pasado setiembre el Papa Francisco participó en la oración interreligiosa por la paz.
Sobre el ecumenismo, el Papa Francisco insiste para que, continuando a esperar en una completa y visible unidad, no dejemos de proclamar el Evangelio de Jesucristo a todas las naciones y trabajemos juntos, infatigables y con urgencia, para llevar la Misericordia de Dios al nuestro mundo que sufre. El 5 de octubre de 2016, durante las vísperas en la Iglesia de san Gregorio en el monte Celio de Roma, él se dirigió a los obispos católicos y anglicanos provenientes de 19 países. “Es una gran llamada esa para obrar con instrumentos de comunión siempre y en todos lados. Esto significa promever al mismo tiempo la unidad de la familia cristiana y la unidad de la familia humana. Ambos ámbitos no solo no se oponen, sino que se enriquecen mutuamente. Cuando, como discípulos de Jesús, ofrecemos nuestro servicio en manera conjunta, los unos junto a los otros, cuando promovemos la apertura y el encuentro, venciendo la tentación de la clausura y del aislamiento, obramos contemporáneamente ya sea en favor de la unidad de los cristianos como también la de la familia humana. Así nos reconocemos como hermanos y pertenecemos a tradiciones diversas, pero somos alentados por mismo Evangelio para realizar la misma misión en el mundo. Entonces sería siempre bueno, antes de iniciar cualquier actividad, que se pueda poner estas preguntas: ¿Por qué no hacemos esto junto a nuestros hermanos anglicanos?; ¿Podemos testimoniar a Jesús obrando junto a nuestros hermanos católicos?”
El Santo Padre continuó: “La misión de los Pastores es la de ayudar a la grey a ellos confiada, para que esté en salida, en movimiento en el anunciar la alegría del Evangelio; no cerrado en círculos restrictos, en “microclimas” eclesiales que no llevarían a día de nubes y neblinas. (…). Juntos pidamos a Dios la gracia de imitar el espíritu y el ejemplo de los grandes misioneros, a través de los cuales el espíritu Santo revitalizó la iglesia, que se reanima cuando sale de sí para vivir y anunciar el Evangelio en las calles del mundo (El movimiento ecuménico es) justamente el fuego de la misión y permitir iniciar a superar los obstáculos y abatir los recintos que nos aislaban y hacían imposible un camino común”.
Gracias, Papa Francisco. Pueda Dios donarte muchos años de servicio en la guía de la Iglesia. El Papa Francisco sabe muy bien que es Cristo el verdadero guía de la iglesia, pero la responsabilidad del papa es también grande y por esto rezamos para que Dios le done la fuerza y el coraje para fortificar a todos en la profesión de la fe de Pedro.
*Mons. Felix Machado, obispo de Vasi en India, es presidente de la Comisión para el diálogo ecuménico e interreligioso de la Federación de las Conferencias episcopales asiáticas (FABC) y presidente de la Oficina para el diálogo y el ecumenismo de la Conferencia episcopal de India (CBCI).
28/08/2016 13:40
01/12/2021 11:03