La Santa Sede ha difundido el mensaje del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso a las comunidades islámicas con motivo del mes sagrado y la fiesta de Eid al-Fitr: "en un mundo en búsqueda de esperanza, ¿queremos ser simples colaboradores para un mundo mejor o verdaderos hermanos y hermanas, dando testimonio común de la amistad de Dios con toda la humanidad?".

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “En este momento en que nuestras dos tradiciones espirituales se encuentran en la celebración del Ramadán y la Cuaresma, tenemos una oportunidad única para mostrar al mundo que la fe transforma a las personas y a la sociedad, y que es una fuerza impulsora de unidad y reconciliación”, dice el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso en el mensaje que envió a las comunidades musulmanas de todo el mundo con ocasión del Ramadán.

Hoy, primer viernes del mes sagrado para el Islam, se difundió el texto titulado “Cristianos y musulmanes: lo que esperamos llegar a ser juntos”, que incluye una reflexión a partir de la circunstancia de que este año el Ramadán y la Cuaresma cristiana se superponen en el mismo período. “Esta proximidad en el calendario espiritual – escribe el Card. George Koovakad, que desde hace algunas semanas es prefecto de este órgano de la Santa Sede, y el secretario, Mons. Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage - nos ofrece una oportunidad única de caminar juntos, cristianos y musulmanes, en un camino común de purificación, oración y caridad. Este año queremos reflexionar con ustedes no sólo sobre lo que podemos hacer juntos para vivir mejor, sino principalmente sobre lo que queremos ser juntos, como cristianos y musulmanes, en un mundo en búsqueda de esperanza. ¿Queremos ser simples colaboradores para un mundo mejor – se preguntan los dos responsables del dicasterio para el diálogo interreligioso – o verdaderos hermanos y hermanas, dando testimonio común de la amistad de Dios con toda la humanidad?”.

Las prácticas espirituales del ayuno, la oración y la limosna, “aunque expresadas de manera diferente”, tanto en el Ramadán como en la Cuaresma, “nos recuerdan que la fe no es sólo una cuestión de gestos externos, sino un camino de conversión interior”. Pero "en un mundo marcado por la injusticia, los conflictos y la incertidumbre sobre el futuro", continúa el mensaje, "nuestra vocación común implica mucho más que prácticas espirituales similares. Nuestro mundo tiene sed de fraternidad y de diálogo auténtico. Juntos, musulmanes y cristianos podemos ser testigos de esta esperanza, con la convicción de que la amistad es posible a pesar del peso de la historia y de las ideologías que atrapan”.

El horizonte, entonces, es reconocernos como "hermanos y hermanas en humanidad, que se estiman profundamente unos a otros" porque "nuestra fe en Dios es un tesoro que nos une, mucho más allá de nuestras diferencias". “No queremos simplemente coexistir – dicen el Card.. Koovakad y Mons. Indunil -; queremos vivir juntos con respeto sincero y mutuo. Los valores que compartimos, como la justicia, la compasión y el respeto por la creación, deberían inspirar nuestras acciones y relaciones y servirnos de brújula para construir puentes en lugar de muros, defender la justicia en lugar de la opresión, proteger el medio ambiente en lugar de destruirlo. Nuestra fe y sus valores deben ayudarnos a ser voces que se alcen contra la injusticia y la indiferencia y proclamen la belleza de la diversidad humana”.

Por eso desean que el mes del Ramadán y la celebración de la fiesta de Eid al-Fitr que lo cerrará: “sea una ocasión de encuentros fraternos entre musulmanes y cristianos en la que podamos celebrar juntos la bondad de Dios. Estos momentos sencillos pero profundos para compartir son semillas de esperanza que pueden transformar nuestras comunidades y nuestro mundo. Que nuestra amistad sea una brisa refrescante para un mundo sediento de paz y fraternidad”.

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