Manipur: Las falsas narrativas sobre los combatientes Kuki de Myanmar
El conflicto étnico que ya dura un año y medio en el Estado nororiental de la India también es alimentado por rumores falsos. El último hablaba de "al menos 900 milicianos" que se habrían infiltrado desde el vecino Myanmar para luchar contra los Meitei, reconstrucción desmentida personalmente por el jefe del Estado Mayor del Ejército de Delhi: "Los birmanos que llegan están desarmados y buscan refugio de la guerra".
Imphal (AsiaNews/Agencias)- Son falsas las afirmaciones de que al menos 900 combatientes kuki procedentes de Myanmar se habrían infiltrado en el Estado indio de Manipur, declaró esta semana el jefe del Estado Mayor del Ejército de la India, general Upendra Dwivedi, durante el Chanakya Defence Dialogue, un foro anual sobre seguridad nacional y regional. "No debemos permitir que se construyan narrativas equivocadas", continuó el general.
A mediados de septiembre el ministro principal Biren Singh, representante del ultranacionalista Bharatiya Janata Party (BJP), había publicado un informe de inteligencia según el cual centenares de militantes cristianos de la etnia kuki se habían infiltrado en Manipur para luchar contra los meitei, predominantemente hindúes. El enfrentamiento armado entre ambos grupos estalló en mayo de 2023 y según fuentes oficiales hasta el momento ha causado más de 200 muertos y desplazado cerca de 60.000 personas.
El 25 de septiembre el asesor de seguridad de Manipur, Kuldiep Singh, y el director general de la policía, Rajiv Singh, explicaron que las afirmaciones sobre la infiltración de los kuki (que tienen vínculos étnicos con las poblaciones chin de Myanmar, que a su vez se enfrentan al ejército en la guerra civil birmana) no se pudo “comprobar sobre el terreno”. Pero en los días anteriores, debido a una serie de ataques con drones de los que siempre se había culpado a los kuki, Kuldiep Singh y Rajiv Singh habían puesto a las fuerzas de seguridad en alerta máxima en las zonas montañosas dominadas por los kuki (también llamados zo). En respuesta, la comunidad meitei organizó grandes manifestaciones y pidió más acciones militares porque, según el informe, los militantes de Myanmar estaban a punto de lanzar “múltiples ataques coordinados contra las aldeas meitei alrededor del 28 de septiembre”. Esta semana el general Dwivedi afirmó que la “narrativa de los drones” era falsa: “No hay ningún dron armado”, dijo.
Varios representantes tribales habían acusado al asesor de seguridad de difundir información falsa sobre la comunidad kuki-zo y no habían garantizado su seguridad. "Ya no nos sentimos seguros. Quisiéramos pedir su renuncia", dijo en un comunicado la Kuki Students' Organisation en referencia a Kuldiep Singh. El Indigenous Tribal Leaders Forum, que reúne a varias organizaciones, también acusó a Singh de amplificar una "propaganda malintencionada".
En el Chanakya Defence Dialogue, el jefe del ejército afirmó asimismo que las personas que vienen de Myanmar "llegan desarmadas" en busca de refugio. La situación en Manipur se ha convertido en una "batalla de narrativas", con una polarización creciente entre las comunidades, comentó Dwivedi. "Hoy la situación puede ser estable, pero sigue siendo tensa".
Además, poco después de que comenzaran los enfrentamientos en mayo del año pasado varias estaciones de policía fueron saqueadas y según las estimaciones robaron cerca de 4.000 armas de fuego, de las cuales se recuperó el 25%. Por otra parte, el número de desplazados bajó de 60 mil a 40 mil, añadió el general.
Sin embargo, tras un período de relativa calma, el 1 de septiembre dos personas murieron y 10 resultaron heridas cerca de Koutruk, en Imphal West, una zona de amortiguamiento que separa los territorios de los meitei del distrito de Kangpokpi, dominado por los kuki.
Los comentaristas consideran que el episodio no sólo puso en evidencia la voluntad del gobierno local de culpar por la violencia a la minoría kuki (que admitió tener drones pero sólo los usa para vigilancia, no para lanzar bombas), sino que también mostró las diferencias entre la policía de Manipur y el ejército, y los Assam Rifles, una fuerza paramilitar que, al igual que el ejército, depende del gobierno central y que fue desplegada para reducir las tensiones.
La policía local, entre cuyas filas hay muchos agentes de la comunidad meitei, ya había acusado a los Assam Rifles de ponerse de parte de los kuki-zo. Algunos analistas han afirmado que quienes entraron a Manipur desde Myanmar son en realidad grupos rebeldes más cercanos a los meitei y a la milicia Arambai Tenggol, que nació en 2020 para preservar la cultura local, pero rápidamente se transformó en un grupo armado que goza del favor de la población y la protección del ministro principal Biren Singh.
Un observador local dijo al periódico Scroll que la inseguridad entre los meitei favorece al ministro principal Biren Singh. “El ministro principal quiere demostrar que es el salvador de los meitei. Quiere demostrar que él y su gente están luchando por los meitei". Pero, siguió diciendo, también utilizan la misma táctica algunos líderes kuki-zo que “quieren mantener la olla en ebullición”.
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