Manila estudia fijar un tope al precio del arroz para afrontar la crisis alimentaria
El gobierno ha propuesto un precio máximo de 58 pesos por kilo para el arroz de calidad superior, pero es una medida insuficiente para algunos grupos sociales. En el cuarto trimestre de 2024 el hambre alcanzó niveles cercanos a los de 2020, afectando aproximadamente a una de cada cuatro familias filipinas.
Manila (AsiaNews) – Para afrontar una situación de creciente dificultad económica, el gobierno filipino está estudiando introducir un tope para el precio del arroz, un alimento esencial para la población y objeto de un importante aumento de las importaciones. Esta posibilidad ha sido anticipada por el Departamento de Agricultura, que podría intervenir si los precios del mercado continúan en niveles que se consideran "excesivos" e "irrazonables". El tema se refiere a la falta de adecuación del precio minorista del arroz, pese a una reducción de hasta ocho pesos por kilo para el arroz importado, favorecida por la rebaja de los aranceles aduaneros.
El ministerio propuso imponer un precio máximo de 58 pesos por kilogramo para el arroz premium a partir del 20 de enero. Sin embargo, la medida enfrenta la oposición de diversos partidos políticos y sociales, que consideran que el precio sigue siendo demasiado alto. Al mismo tiempo, se especula que la intervención oficial podría tener un efecto tranquilizador sobre las variedades de arroz de calidad sub-premium, cuyo precio ya se sitúa por debajo de los 45 pesos el kilo en algunas regiones.
Otro factor que impulsa la adopción de medidas extraordinarias es la creciente inseguridad alimentaria que todavía afecta a aproximadamente una de cada cuatro familias del país. El tema es central en las elecciones locales y parlamentarias de mitad de período que se celebrarán en mayo, y que actualmente se caracterizan por la rivalidad entre el presidente Ferdinand Marcos Jr. y la vicepresidenta Sara Duterte.
Según una encuesta reciente realizada por la organización filipina Social Weather Stations (SWS), en el cuarto trimestre de 2024 el hambre ha llegado a niveles cercanos a los de 2020, con un aumento respecto del trimestre anterior. Las principales causas incluyen una planificación agrícola inadecuada, fenómenos climáticos extremos, especulación y una creciente dependencia de las importaciones, que a su vez están influidas por la disminución de la producción mundial y el aumento de los precios.
En particular los datos revelaron que el 25,9% de los hogares filipinos ha experimentado hambre absoluta al menos una vez en el trimestre, frente al 22,9% del período anterior, un valor que se acerca al pico del 30,7% registrado en septiembre de 2020, durante el confinamiento para contener la propagación del covid-19. En 2024, el hambre afectó a un promedio del 20,2% de los hogares, casi el doble de la tasa de 2023, y solo ligeramente (0,9%) por debajo del promedio de 2020. La región de Mindanao registró los datos más preocupantes, con un 30,3% de familias afectadas por el hambre, aunque ligeramente decreciente. El área de Manila, por el contrario, tiene una tasa más baja, igual al 22,2%, pero en ligero aumento.
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