Los santos triunfadores de la Rusia militante
Así como en el antiguo imperio romano existían los genios protectores de la guerra, en el nuevo martirologio patriarcal que se ha difundido en estos días los santos protectores de la Rusia ortodoxa se asocian a categorías profesionales, para extender los "valores espirituales tradicionales” a todas las dimensiones de la vida militar y social.
El 19 de enero la Iglesia ortodoxa rusa celebra el Bautismo de Jesús (la Epifanía), con una solemnidad incluso mayor que la Natividad de Cristo según las tradiciones del Oriente cristiano, acentuada con el "renacimiento bautismal", cuando los sacerdotes y los fieles se sumergen en las aberturas en forma de cruz de las aguas heladas de los lagos, una práctica muy apreciada por el propio presidente Vladimir Putin. En esta ocasión se proyectan sobre el año que acaba de comenzar las figuras sagradas que iluminan el camino espiritual de Rusia, especialmente en este 2025 dedicado a la Gran Victoria, en el ochenta aniversario del triunfo del semidivino Stalin sobre el demonio nazi Hitler, en el Berlín de 1945.
Así como en el antiguo Imperio Romano existían los genios protectores de la guerra, Júpiter, Juno y Minerva, y Marte se imponía en las batallas, hoy se celebra la nueva “religión del imperio” de la Rusia posmoderna con nuevas combinaciones de santidad y heroísmo bélico que en estos años de guerra adquieren un valor cada vez más simbólico de la Ortodoxia militante. Ésta es, en efecto, la variante del cristianismo que distingue a los rusos de todos los cristianos de las diversas denominaciones, poniendo de relieve su diferencia precisamente en los días en los que todo el mundo reza por la unidad de los cristianos, una práctica que nunca fue del agrado del Patriarcado de Moscú, ni siquiera en tiempos de paz.
Los santos protectores de Rusia, en el nuevo martirologio patriarcal que se publicó en estos días, se asocian ahora a las categorías profesionales, para extender los "valores espirituales tradicionales" a todas las dimensiones de la vida militar y social. El príncipe Daniil de Moscú, por ejemplo, hijo del gran héroe Alexander Nevsky y fundador del primer monasterio de Moscú, fue nombrado patrono del Cuerpo Militar de Ingenieros, porque durante su reinado “se construyó la Gran Ruta de la Horda”. El sitio web Grandes Iglesias de las Fuerzas Armadas de Rusia la describe como "una ruta estratégica que convirtió a Moscú en el centro de las rutas comerciales", la razón histórica por la cual la capital rusa adquirió el papel de ciudad madre de la antigua Rus' sustituyendo a la destruida Kiev, gracias a los acuerdos con los tártaros-mongoles.
De forma aún más fantasiosa se exalta la figura del santo Ioann de Kronstadt, inspirador de la política zarista entre los siglos XIX y XX, fallecido en 1908 y hoy proclamado patrono de los servicios financieros y económicos del Ejército. El santo era conocido por sus obras de caridad en favor de los pobres de San Petersburgo y de la cercana isla de Kronstadt, y al mismo tiempo “donaba grandes sumas de dinero para construir edificios asistenciales, educativos y de entrenamiento militar”, en una proyección profética de las actividades actuales del ministro de Defensa ruso, el subdiácono ortodoxo Andrei Belousov. Más natural parece la exaltación del santo monje Iosif de Volokolamsk, el «martillo de los herejes» de finales del siglo XV, como protector de los suministros técnicos y materiales, ya que ese santo defendió las prerrogativas de los monasterios rusos contra las pretensiones de los pauperistas nestjažately. ("los que no poseen nada”, una especie de franciscanos rusos), que negaban el derecho del monaquismo a la propiedad y a las actividades económicas. Estos últimos, a pesar de la importancia de figuras históricas como el santo Nil Sorsky, maestro del hesicasmo y del misticismo rusos en el período post-mongol, obviamente no han recibido ningún título en la lista de los principales santos rusos.
Figuras absolutamente clásicas son en cambio las del arcángel Miguel "el archiestratega" y san Jorge el megalomartir o el "victorioso" en las guerras contra el Maligno, confirmados como patronos de los ejércitos rusos tal como se veneran desde los tiempos de los emperadores del siglo XVIII.. Sus íconos están invariablemente representados con la espada y el cuchillo, y se asocian también a la imagen del santo profeta Elías sobre el carro de fuego, que se celebra en el día dedicado a las Tropas Aerotransportadas como protector de los aviones de guerra y de los tanques. Desde los tiempos de Pedro el Grande se reconoce la figura del apóstol san Andrés el Protocleto como patrono de la Armada rusa, organizada en el puerto de la nueva capital, San Petersburgo, para derrotar a los suecos a principios del siglo XVIII y que luego fue reproducida en el Mar Negro en las guerras contra los turcos. Hoy la flota rusa vuelve a enarbolar la bandera de san Andrés como “Apóstol de Rusia”, la primera orden del Estado ruso instituida por Pedro I para conmemorar la leyenda de los viajes del hermano de Simón Pedro hasta el río Dniéper, donde profetizó la fundación de Kiev, y por las orillas del Neva, donde anunció la de Novgorod, la primera ciudad de la Rus' en la desembocadura, donde más tarde se levantó la capital del norte.
Temiendo tal vez que el apóstol no pudiera estar a la altura de los enfrentamientos marítimos actuales, en los que los barcos rusos están sufriendo grandes pérdidas, el patriarca Kirill ha añadido como segundo patrono de la Marina al santo almirante Fiódor Ushakov, el verdadero fundador de la flota del Mar Negro a fines del siglo XVIII para la guerra contra el Imperio Otomano, también conocido como Ushak-Pasha, que fue canonizado en 2001 por iniciativa del entonces metropolita Kirill (Gundjaev), actual Patriarca de Moscú. De la misma época es el generalísimo Alexander Suvorov, el comandante que ganó más batallas en la historia de Rusia, contra los polacos, los turcos y en toda Europa, a quien el Patriarca pretende elevar hoy al honor de los altares en un proceso de canonización que debería concluir precisamente en este año de la Victoria.
Una feliz coincidencia en el calendario martirológico hace que la santa mártir Bárbara, de la lejana Nicomedia del siglo IV, se celebre el 17 de diciembre, día en el que se honra a las Fuerzas de Misiles Estratégicos de Rvsn. Los príncipes strastoterptsy (mártires políticos) Boris y Gleb, hijos del gran príncipe Vladimir el que bautizó la Rus', asesinados por su hermano Svyatopolk, quien a su vez fue asesinado por su otro hermano Yaroslav el Sabio, se asocian a las Tropas Ferroviarias en el Día del Ferroviario, mientras que el 24 de octubre, día de las Spetsnaz, las fuerzas especiales, se ha vinculado a la memoria de los Starets de Optina Pustyn, el monasterio del renacimiento de la Rusia eslavófila del Siglo XIX. Las asociaciones del calendario llevan incluso a relacionar al asceta ruso más famoso, san Serafín de Sarov, con el centro de armas atómicas KB-11 de Arzamas, el cuartel general secreto de las fuerzas nucleares soviéticas situado junto al monasterio femenino de Diveevo, fundado por el santo a principios del siglo XIX, en el bosque donde hablaba con los animales e incluso se hacía amigo de los osos.
La lista de santos protectores de las fuerzas militares puede seguir creciendo, ya que la relación entre la espiritualidad y la guerra es hoy el contenido principal de la religiosidad rusa. Obviamente se recuerda al santo patrono de la santa Rusia del renacimiento post-mongol, Sergio de Radonezh, quien envió a sus hombres a evangelizar el norte de Rusia a finales del siglo XIV y desplegó a los monjes guerreros junto al príncipe moscovita Dmitry Donskoy, el primer vencedor de los tártaros en la batalla de Kulikovo en 1380. El mismo príncipe Vladimir, “igual a los apóstoles”, hoy es el protector de la Rosgvardia (la Guardia Nacional de Rusia), mientras que el santo Iliá de Múrom protege a la guardia fronteriza. Según el diácono y teólogo Andrei Kuraev, que fue expulsado de la Iglesia y se refugió en el extranjero, "el patriarcado de Moscú ha llegado a un acuerdo con las Fuerzas Celestiales para asignar tareas a todos sus santos", y por eso el santo príncipe Andrei Bogolyubsky, que destruyó Kiev a finales del siglo XII, para "salvarla de los invasores", se convirtió en el inspirador de los ataques con armas especiales, las armas químicas y los gases tóxicos, visto el éxito de sus campañas de exterminio.
El beato Pimen Ugreshkij, uno de los más famosos padres espirituales de Moscú a principios del siglo XIX, canonizado en 2004 siempre por iniciativa del entonces metropolita Kirill, ha sido propuesto como patrono de la Guardia Carcelaria, porque el seminario que hoy funciona en su monasterio de Dzerzhinsk, en la provincia de Moscú, se especializa en la formación de sacerdotes destinados a capellanes de prisiones. Junto a los ascetas, monjes y obispos que inspiraron las victorias de la Rusia ortodoxa contra los enemigos de Oriente y Occidente, resulta natural incluir también las numerosas figuras de "laicos victoriosos" de las guerras patrióticas, desde el astronauta Yuri Gagarin, que fue el primero en viajar al espacio (aunque a su regreso dijo que “no había visto a Dios”) hasta el mariscal Georgij Zhukov, que fue el primero en entrar en el Berlín destruido por la Gran Guerra contra Hitler, y a quien el patriarca Kirill no duda en comparar con san Jorge el Victorioso. Obviamente, no falta el recuerdo del "padre de los pueblos", Josif Stalin, que ante la invasión alemana, a pesar de ser el líder de los ateos de todo el mundo, recurrió a la santa vidente Matrona de Moscú, quien le aseguró la protección de la Madre de Dios para todos los pueblos de la Unión Soviética.
Incluso a Vladimir Putin se lo llama “archiestratega”, como al jefe de las huestes de ángeles, en el nuevo "Ritual para la bendición de la Guerra” que publicó el patriarcado en 2022, donde las oraciones por los soldados garantizan que aquellos que sacrifican su vida por la Patria en la operación militar especial serán recibidos inmediatamente en el Paraíso. Las iglesias ortodoxas rusas estuvieron bastante vacías durante las celebraciones de Navidad, pero las trincheras de la santidad bélica prometen estar siempre muy concurridas, en este año de la Victoria sobre los demonios de Ucrania y del mundo entero, y del triunfo del demonio, que ya ha invadido el alma misma de Rusia.
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