06/05/2022, 17.39
VATICANO
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Las divisiones entre los cristianos son terreno fértil para las guerras

En la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos el Papa Francisco afirmó que "el conflicto en Ucrania interpela la conciencia de cada cristiano y de cada Iglesia. En algunos países han vuelto a aparecer en algunas comunidades cristianas ciertos brotes egocéntricos - por así decirlo - que suponen un retroceso". La esperanza de que la coincidencia con el 1700 aniversario del Concilio de Nicea le dé al Jubileo de 2025 una dimensión ecuménica.

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- La guerra en Ucrania “interpela la conciencia de todos los cristianos y de todas las Iglesias”, e invita a no ignorar que “las divisiones entre los cristianos” a menudo se entrelazan con los conflictos, dijo hoy el Papa Francisco al recibir en audiencia en el Salón del Consistorio del Vaticano a los participantes en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.

Refiriéndose al hecho de que este cuerpo ha vuelto a reunirse de manera presencial después de la pandemia, el Papa señaló que la experiencia del Covid-19 también ha sido una nueva invitación para que las diversas confesiones caminen juntas. “Hoy - dijo Francisco - un cristiano ya no puede caminar solo. La conciencia del ecumenismo es tal que no se puede pensar en emprender el camino de la fe sin la compañía de hermanos y hermanas de otras Iglesias o comunidades eclesiales. En algunos países han vuelto a aparecer en algunas comunidades cristianas ciertos brotes egocéntricos - por así decirlo - que suponen un retroceso y una incapacidad para avanzar. Hoy, o caminamos todos juntos o no podemos caminar”.

Y es un tema que resulta aún más urgente por la experiencia de la guerra en Ucrania, pero también en muchas otras partes del mundo “como Myanmar”. “Esta guerra, cruel y sin sentido como toda guerra, - explicó Francisco - tiene una dimensión mayor y amenaza al mundo entero, y no puede dejar de interpelar la conciencia de cada cristiano y de cada Iglesia. Debemos preguntarnos qué han hecho y qué pueden hacer las Iglesias para contribuir al desarrollo de una comunidad mundial capaz de construir la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social”.

En el siglo pasado -observó Francisco- la conciencia de que el escándalo de la división de los cristianos tenía un peso histórico en la generación del mal que envenenaba al mundo con lutos e injusticias, movió a las comunidades creyentes, bajo la guía del Espíritu Santo, a desear la unidad por la que el Señor oró y entregó su vida. Hoy, ante la barbarie de la guerra, hay que alimentar de nuevo este anhelo de unidad". Ignorar las divisiones entre los cristianos, por costumbre o por resignación -añadió el Pontífice-, significa tolerar esa contaminación de los corazones que constituye un terreno fértil para el conflicto. El anuncio del Evangelio de la paz, ese Evangelio que desarma los corazones incluso ante los ejércitos, sólo será más creíble si es proclamado por cristianos reconciliados en Jesús, Príncipe de la Paz; cristianos animados por su mensaje de amor y fraternidad universales, que supera los límites de su propia comunidad y de su propia nación".

Francisco también hizo referencia a la reflexión que se está desarrollando en el Consejo Pontificio sobre la manera de celebrar ecuménicamente el 1700 aniversario del primer Concilio de Nicea en 2025. "A pesar de los turbulentos acontecimientos de su preparación y, sobre todo, del largo período de recepción posterior -recordó el Papa-, el primer Concilio ecuménico fue un acontecimiento de reconciliación para la Iglesia, que de forma sinodal reafirmó su unidad en torno a la profesión de su fe. El estilo y las decisiones del Concilio de Nicea deben iluminar el actual camino ecuménico y ayudar a dar nuevos pasos concretos hacia la meta del pleno restablecimiento de la unidad de los cristianos. Dado que el 1700 aniversario del primer Concilio de Nicea coincide con el año jubilar - siguió diciendo - espero que la celebración del próximo Jubileo tenga una relevante dimensión ecuménica".

El Papa reiteró asimismo la invitación a las Conferencias Episcopales para que los hermanos y hermanas de las otras confesiones cristianas también sean escuchados durante el camino sinodal al que ha sido convocada la Iglesia Católica. "Si realmente queremos escuchar la voz del Espíritu -comentó-, no podemos dejar de oír lo que ha dicho y está diciendo a todos los que han renacido 'del agua y del Espíritu'.

Por último, invitó a seguir caminando juntos. “Es cierto que el trabajo teológico es muy importante y hay que reflexionar -explicó el Papa-, pero no podemos esperar hasta que los teólogos se pongan de acuerdo para recorrer el camino de la unidad. Caminar como hermanos, rezando juntos, en las obras de caridad, en la búsqueda de la verdad. Como hermanos. Y esta fraternidad es para todos nosotros”.

 

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