La red nacionalista ( pro-gubernamental) rusa persigue a los inmigrantes
Analistas y expertos consideran que Russkaja Obščina, que actúa en el Cáucaso y se ha extendido ya a muchas regiones, es una iniciativa financiada por Moscú. No persigue la "pureza de raza", sino la idea de un "mundo ruso" cercano a los "valores tradicionales" y a la Iglesia ortodoxa. Los nacionalistas "civilizados" no se limitan a amenazar y golpear a los inmigrantes, sino que presionan a las autoridades locales.
Moscú (AsiaNews) - Últimamente se oye hablar cada vez más en Rusia de una nueva forma de agregación, una red de grupos nacionalistas pro-gubernamentales llamada Russkaja Obščina, "Comunidad Rusa", muy activa en el norte del Cáucaso y cada vez más extendida en muchas regiones, que interviene en particular en los conflictos locales contra los emigrantes de Asia Central y otros países. Muchos comentaristas creen que se trata de una iniciativa financiada directamente por Moscú como instrumento de presión violenta, que el Estado confía a flanqueadores.
Según los principios enunciados en los sitios y materiales de la red, Obščina se presenta como un "proyecto de nacionalismo civil", que acoge como "rusos" a todos los que desean definirse como tales, más allá de la nacionalidad y la ascendencia étnica. Por tanto, no se remonta a los ideales extremos de la "pureza de raza", sino que se basa en la idea del "mundo ruso", que defiende los "valores tradicionales" y el papel protagonista de la Iglesia Ortodoxa. Esta idea tomó un cariz cada vez más perturbador tras los atentados contra el ayuntamiento moscovita de Krokus el pasado mes de marzo.
A principios de agosto, un episodio puso de relieve las actividades de este grupo, cuando la policía y las fuerzas especiales de Ekaterimburgo, en los Urales, realizaron controles exhaustivos de los vendedores ambulantes en las calles del centro, deteniendo a una docena de ellos. Voluntarios (družinniki, los "guardias") de la Comunidad Rusa se unieron a la operación, llamando a los ciudadanos presentes a requisar todos los artículos de los vendedores, especialmente frutas y verduras, sin distinguir entre los detenidos y los que tenían permisos legales, que se vieron obligados a huir.
En el canal Telegram de la Russkaja Obščina se explicó la intervención como una "petición de la población", tras el llamamiento de un veterano de la guerra de Ucrania de Stavropol, que acusó en particular a los gitanos de la zona de alimentar el comercio ilegal, haciendo un llamamiento a todos a colaborar para poner fin a estas situaciones. Contó que tuvo un conflicto con los gitanos en 2016 y que cuando se fue a Ucrania empezaron a acosar y amenazar a su mujer y a su familia.
Esto puso en marcha un mecanismo de "reacción rápida a las provocaciones" por parte de los družinniki, que no solo participan en acciones represivas, sino que también se ponen a disposición de "todos aquellos que se sienten ofendidos por los migrantes" para explicarles cómo responder a las provocaciones y proporcionarles el apoyo necesario. Otro incidente desencadenante ocurrió en Korenovsk, cerca de Krasnodar, en el sur de Rusia, cuando un grupo de kurdos supuestamente golpeó a activistas de la Comunidad y de otro grupo nacionalista del Severnyj Čelovek, "Hombre del Norte", que se quejaron del excesivo volumen de la música.
Esto desencadenó al día siguiente una gran trifulca entre kurdos, policías y activistas, que organizaron entonces una marcha al grito de "¡Rusia primero!" y "¡Gloria a Rusia!", sin que la policía pusiera objeción alguna. Todo acabó con la detención de uno de los kurdos, acusado posteriormente de alteración del orden público. Los periodistas recogieron más tarde testimonios de que la provocación había sido organizada en realidad por los družinniki, que habían arremetido contra un chico kurdo llamado Adam, abofeteándole por la "música árabe" con la que molestaba a los transeúntes, e incluso rociándole con gas pimienta.
Incidentes similares se han multiplicado en diversas ciudades del sur de Rusia y del Cáucaso, atrayendo la atención de muchos y el deseo de emularlos en muchas regiones y ciudades rusas. Los nacionalistas "civilizados" no sólo amenazan y golpean a los inmigrantes, sino que también presionan a las autoridades locales y a los dirigentes escolares y policiales para que intervengan para "poner orden". Se calcula que la Comunidad Rusa cuenta ya con casi 150 grupos locales con varios "coordinadores" y un millón de seguidores en el canal Telegram.
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