La posible congelación de la guerra en Ucrania
Trump habría pedido al presidente ruso Putin que se reúna con él lo antes posible, mientras se habla cada vez más del fin del conflicto aunque no está claro sobre qué base. El análisis para Radio Svoboda de Vitalij Portnikov, uno de los comentaristas ucranianos más importantes: lo importante es que Occidente no permita que Moscú se «trague políticamente» a Kiev de cualquier manera.
Moscú (asiaNews) - A medida que se acerca el Año Nuevo y la inauguración de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, se habla cada vez más del fin de la guerra rusa en Ucrania, aunque todavía no hay perspectivas concretas que puedan conducir a conversaciones de paz. Ayer mismo, Trump informó que el presidente ruso, Vladimir Putin, pediría reunirse con él lo antes posible, aunque no confirmó si el encuentro tendría lugar. Uno de los más destacados comentaristas ucranianos, el columnista de Radio Svoboda Vitalij Portnikov, intentó resumir los elementos que podrían sustentar el avance que todos esperan.
Uno de los argumentos más repetidos se refiere a las posibilidades del nuevo presidente estadounidense de influir en su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelenskyj, aunque apenas se mencionan las palancas de presión que deberían permitir a Trump convencer a Putin de que se detenga. Todo el mundo tiene claro que si los ucranianos dejan de defenderse, sería el fin de Ucrania como Estado independiente, mientras que la retirada de Rusia permitiría la existencia de los dos Estados enfrentados, algo que Putin no tiene intención de conceder.
Por ello, Portnikov se pregunta «cuáles podrían ser las condiciones previas necesarias para convencer al presidente ruso que al menos congele el conflicto, si no llega a firmar un acuerdo de paz global», señalando esencialmente dos. La primera se refiere a las inciertas condiciones de la economía rusa y al peligro de disturbios sociales internos, que podrían sugerir al menos una pausa en las operaciones bélicas para restablecer los recursos necesarios, acumulando nuevas fuerzas para reanudar la guerra en una fase posterior.
La segunda posibilidad, de nuevo vinculada a las pesimistas previsiones sobre la economía y también a las inciertas posibilidades de una victoria en el campo de batalla, sería la opción de Putin de obtener por medios políticos el sometimiento de Ucrania al menos como estado satélite de Rusia, evitando malgastar todos los recursos en vano. El hecho es que no es fácil evaluar la condición económica de Rusia, y los expertos se dividen en varias hipótesis, en gran parte relacionadas con la continuación o el aplazamiento de los gastos y acciones militares, a períodos previsibles o indefinidamente.
Como señala el politólogo, «para nosotros lo importante no es tanto el estado de la economía, sino lo que Putin piensa sobre el estado de la economía». Que Moscú pretende continuar con sus métodos habituales, incluso poniendo en juego nuevas tecnologías, es un hecho indiscutible, y la vuelta a escena del ex viceprimer ministro Jurij Bojko, líder del partido de la oposición prorrusa en Ucrania Opzž (prohibido por ley), que vertió en TikTok nuevas versiones de la narrativa sobre la «violación de los derechos de la población rusoparlante de Ucrania» por parte de «fuerzas radicales» no especificadas, no parece casual. Bojko habló al día siguiente del inesperado triunfo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía del candidato prorruso Kelin Georgescu, destacando las típicas estrategias de guerra híbrida y de información del Kremlin.
El nivel de penetración de las redes sociales es diferente en Ucrania que en Rumanía, ya que la gente prefiere utilizar herramientas más anónimas como Telegram, pero aun así la propaganda rusa consigue influir, no sólo atrayendo a su lado a sectores más amplios de la sociedad, sino insistiendo en el sentimiento de postración de los ucranianos tras tres años de guerra, que les aconseja buscar la paz y la «coexistencia» con Rusia como sea, con ciertas garantías de seguridad. Portnikov comenta que «después de todo, ésta es también la línea que permitió a los prorrusos de Georgia imponerse a la mayoría de la población», insistiendo en la amenaza de un nuevo conflicto con Rusia.
La esperanza de los ucranianos es que los aliados occidentales no permitan a Putin «tragarse políticamente» a Ucrania, concluye Portnikov, y que el propio Donald Trump sea capaz de contrarrestar la obsesiva propaganda rusa, incluso más que proporcionando el armamento necesario para resistir sobre el terreno, y utilizar sus dotes persuasivas sobre el dictador del Kremlin en este sentido, si es que realmente existen.
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