La Lavra de la Discordia

de Stefano Caprio

En Kiev, mientras Onufryj -líder de la jurisdicción ortodoxa aún vinculada al Patriarcado de Moscú- pide al gobierno ucraniano que detenga el desalojo, su antagonista Epifaniy ya ha nombrado a un nuevo superior de la Lavra de las Cuevas. La larga historia de la forja de las muchas almas del cristianismo ruso, que se desarrolló a mediados del siglo XI gracias al liderazgo iluminado del hijo del primer príncipe Vladimir, Jaroslav "el Sabio".

Desde el 29 de marzo, según las disposiciones del Ministerio de Cultura de Kiev, están en marcha las operaciones de desalojo de la Lavra de las Cuevas de Kiev, monasterio fundacional de toda la espiritualidad de la Rus de Kiev y de su heredera, la Iglesia Ortodoxa. Algunos monjes ya han abandonado los edificios, especialmente los que estaban ocupados por comercios, con todo tipo de maquinaria y herramientas, pero los dirigentes de la comunidad insisten en quedarse.

Todos los líderes de la ortodoxia rusa y de otros ámbitos se han movilizado en favor de la Lavra, empezando por el Patriarca Kirill de Moscú, y también muchos jerarcas de otras Iglesias ortodoxas de todo el mundo. En Ucrania hay una gran concentración de metropolitanos, arzobispos, archimandritas e higumenos, tanto de la jurisdicción moscovita como de la autocéfala y greco-católica, todos decididos a hacer valer su derecho a representar a los fieles que se agolpan a las puertas del monasterio, de la iglesia principal y de las distintas capillas.

El metropolita Onufryj (Berezovskij) de Kiev es el jefe de la Iglesia UPZ, aún vinculada formalmente al Patriarcado de Moscú, y en los últimos días convocó un sínodo local para pedir al gobierno que no procediera con el desalojo. El Presidente Zelensky no quiso recibirlo, y lo remitió al Ministro de Cultura Tkachenko, el cual, aunque aseguró que "no se empleará la violencia", confirmó la orden de desalojo. Otro metropolitano de la UPZ, Kliment (Večerja) de Nežinsk, presidente del departamento sinodal de información y cultura, insiste en que "no hay ningún documento legal que obligue a los monjes a abandonar la Lavra", cuestionando al ministerio la legalidad de la rescisión del contrato de usufructo: "no está la fecha del 29 de marzo de 2023, por lo que ni hoy, ni mañana ni pasado mañana estamos obligados a marcharnos".

El más activo e impetuoso de los metropolitanos de la UPZ es sin duda Pavel (Lebed), superior (namestnik) de la Lavra desde 1994, incondicional seguidor del Patriarca Kirill, que nunca ha dejado de viajar a Moscú para recibir instrucciones y representa el ala más intransigente del monacato ucraniano prorruso. Su postura no sólo se debe a la obligación que le impone su cargo, sino que refleja su personalidad, muy decidida y comprometida política y socialmente. En Ucrania se le conoce como "Paša-Mercedes" por su pasión por los automóviles de lujo, y esta reputación de "oligarca metropolitano" también la comparte con Kirill desde los años 90, cuando ambos intentaban apoyar las actividades eclesiásticas con un fuerte espíritu empresarial. Por esta razón se abrieron muchos negocios en los distintos edificios del Lavra, algunos relacionados con las necesidades del culto (imprentas, producción de velas y prendas litúrgicas, iconos y objetos de arte), como suele ocurrir en los grandes santuarios de todo el mundo, pero también otros destinados únicamente a actividades económicas, como fábricas de muebles, negocios técnicos, tiendas de comestibles, talleres mecánicos, entre otros.

El metropolita Pavel declaró que la comunidad no se trasladará "hasta que concluyan todos los procedimientos y las apelaciones legales", de las que no hay información precisa. También subrayó que el usufructo está vinculado a "un contrato por tiempo indefinido", precisando que "ciertamente no hay necesidad de rescindirlo en tiempo de guerra". Ante la propuesta de compromiso según la cual sólo Onufryj, Pavel y el seminario de la UPZ tendrían que marcharse, a lo que el primero parece estar dispuesto, el segundo respondió en tono martirológico que "de la cruz no se baja, de la cruz te bajan". Añadió que "si nos vamos de Kiev, también nos echarán de Počaev [donde se encuentra otro gran monasterio], y entonces empezarán a meterse también con los monasterios femeninos".

El namestnik recordó que "todos los presidentes de Ucrania fueron elegidos gracias a las oraciones de los sacerdotes y fieles de la Iglesia UPZ", subrayando la fuerza política del monacato ortodoxo ruso. Al mismo tiempo, declaró que "no hablará más con los periodistas, que empiezan a hacer escándalos precisamente durante el Gran Ayuno de Cuaresma", utilizando para "escándalo" el verbo buzit, una expresión no precisamente refinada, que se utiliza para los pendencieros de la calle. "Mira lo que pasa al frente, un huevo cuesta 17 grivnas, roban miles de millones por todas partes, y tú te metes con la Iglesia, como si los monjes fueran culpables de todo", replicó. "Me llevé un susto cuando me invitaron a la televisión: se sientan ahí con sus tatuajes y sus pendientes, ¿de dónde vienen? ¿Del bosque? ¿Y pretenden explicarme cómo vivir? Pero a ustedes sólo se les puede lanzar anatemas...", gritó enfurecido el metropolitano, que aseguró que él "tiene un coche desde hace muchos años, no como todos ustedes".

En el lado opuesto, el metropolitano de Kiev de la Iglesia autocéfala PZU, Epifanyj (Dumenko), ya solicitó la redacción de un nuevo contrato de usufructo que sustituya al de la UPZ, no sólo para la Lavra, sino para todos los demás monasterios dispersos por el país, que siguen siendo propiedad del Estado. Mientras tanto, en lugar de Pavel nombró a un nuevo namestnik de la Lavra, el archimandrita Avraamij (Lotyš), un monje que hace unos meses pasó de la jurisdicción de la UPZ a la de la PZU. Por ello, sus ex cofrades lo llaman "hermano Judas", y fue inmediatamente excomulgado por el apacible Onufryj. Avraamij invitó inmediatamente a todos los monjes a permanecer en sus celdas, lógicamente pasándose también bajo el homoforion (la estola del metropolitano) de Epifanyj.

Por si fuera poco, incluso el arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica (UGKZ), Svjatoslav Ševčuk, a quien todos sus fieles llaman "Patriarca de Kiev", expresó el deseo de poder celebrar al menos algunas liturgias en las iglesias de la Lavra, considerándose, no sin razón, heredero de los grandes padres del cristianismo de la antigua Rus'. De hecho, en el Lavra nació en el siglo XVII la Academia Teológica del metropolita Petro Mogila, que unía las tradiciones de Oriente y Occidente mediante la escolástica jesuita, cuna de la Ucrania moderna.

Los monasterios suelen ser oasis de paz, silencio y meditación, pero éste no fue nunca el caso del Lavra de las Cuevas, forja de muchas almas del cristianismo ruso. Se desarrolló a mediados del siglo XI, gracias al liderazgo ilustrado del hijo del primer príncipe Vladimir, Jaroslav "el Sabio", que quiso dar al cristianismo de Kiev una grandeza a la vez espiritual y cultural, social y política. Confió a uno de los primeros monjes, Néstor el analista, la tarea de redactar la "Crónica de los tiempos actuales", el texto que celebraba la conversión de la Rus al cristianismo bizantino. Y a otro monje, Ilarion, lo eligió primer metropolitano ruso, sin esperar a que se enviara un prelado griego desde Constantinopla, anticipando la autonomía de los rusos respecto a los bizantinos. Ilarion dejó el famoso "Discurso sobre la ley y la gracia", un elogio a Vladimir y al principado de Kiev. En él ensalzaba al "nuevo pueblo" nacido del bautismo de 988, gracias al príncipe, un "nuevo Constantino", profeta de la nueva Roma cristiana, que más tarde Moscú tomó como definición propia, la de la "Tercera Roma".

El primer monje que se instaló en la colina sobre el río Dnipro fue el anciano Antonij. Había pasado algunos años en el monte Athos, la gran "república monástica" que empezó a formarse paralelamente al reino de Kiev, y que sirvió de modelo para el conjunto de celdas individuales y pequeños y grandes espacios comunitarios para la propia Lavra de las Cuevas. Antonij cavó la primera cueva para aislarse del mundo e inmediatamente fue imitado por muchos otros ascetas, hasta que a uno de ellos, Feodosij, se le encomendó la tarea de reunir una comunidad bajo una regla, como había ocurrido con los primeros monjes del siglo IV, Antonio y Pacomio de Egipto. El monacato ruso pretendía así "volver a los orígenes" de toda la historia de los anacoretas y cenobitas, y en general de la historia cristiana, que comenzó de nuevo en Kiev (y más tarde en Moscú). Feodosij impuso la regla del monasterio griego de Studion, una variante "clásica" de las grandes reglas del monacato de Oriente y Occidente, la basiliana y la benedictina.

Como relata la Vida de Feodosij, "eligió un lugar desocupado, situado no lejos de las cuevas, y comenzó a trabajar para hacer habitable ese lugar: lo cercó, construyó muchas celdas y luego se trasladó, junto con sus hermanos, desde las cuevas en el año 6570 [1062]". El primer namestnik "tenía la costumbre de hacer la ronda por las celdas de los monjes todas las noches, para saber cómo vivía cada uno de ellos". Además de la regla, en efecto, los monjes utilizaban el estilo de la idiorritmia, la "diversidad de votos" en la que cada uno elegía el que más le convenía: unos en silencio total, otros pintando iconos, algunos incluso se amurallaban en sus celdas (zatvornyj), y ni siquiera entonces era fácil orientarse.

El Paterikon de las Cuevas, una colección de historias y dichos de monjes de Kiev de finales del siglo XII, habla, entre otros, del monje Marko, encargado de preparar las tumbas de los monjes difuntos excavándolas más allá de las grutas. Un día los hermanos trajeron a un monje que había muerto repentinamente después de una enfermedad, y no había sitio en los nichos excavados. Entonces Marko dijo al difunto: "Hermano, espera un poco, aún no puedo darte la extremaunción". El difunto se levantó, se sentó y, llegado el momento, se ungió a sí mismo y se acomodó en la nueva tumba.

Los monjes de Kiev están acostumbrados a esperar, hasta que llega el momento de ocupar el lugar preparado por el Señor. Mil años después, nada ha cambiado.

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