La Iglesia maronita llora a Toufic Bou Hadir, el 'cura de los jóvenes'
El sacerdote falleció repentinamente el 19 de octubre debido a un infarto. Su vida y su misión bajo el signo de Teresa de Lisieux y san Juan Pablo II. Una vocación tardía que dejó atrás una carrera segura en el banco para seguir el lema “si los jóvenes no vienen a ti, ve tú a ellos”. Sobre su ataúd se colocó la medalla al mérito de la nación libanesa.
Beirut (AsiaNews) - "El Espíritu sopla donde quiere", dice el evangelista san Juan. Un día, este espíritu sopló en el alma de Toufic Bou Hadir, arrebatándolo a una prometedora carrera en el banco para lanzarlo al inmenso campo del apostolado de la Iglesia maronita. Inexorablemente impulsado hacia una juventud cada vez más secularizada, el "cura de los jóvenes", monseñor Toufic Bou Hadir falleció el 19 de octubre, a los 52 años de edad, debido a un infarto, y dejó atrás un ministerio de excepcional fecundidad para reunirse con Teresita del Niño Jesús (Teresa de Lisieux), la santa bajo cuyo signo había puesto su vida, y Juan Pablo II, por quien sentía una admiración sin límites.
La Iglesia Maronita, representada por Mons. Peter Karam, le dedicó una conmovedora despedida, el 21 de octubre, en la gran iglesia de San Elías de Antelias, y sobre su ataúd habían colocado la medalla de bronce "al Mérito de la nación libanesa". Deja un gran vacío a nivel pastoral, entre los que trabajan en el "Departamento de la Juventud" de la sede patriarcal de Bkerké y en el Centro Patriarcal de Desarrollo Humano y Capacitación que dirigía.
Un "pequeño Vaticano"
Su dinamismo deja un gran vacío, sobre todo en el departamento de pastoral juvenil de Bkerké, una estructura creada por el patriarca Beshara Raï apenas fue elegido en 2011. El cardenal siempre había soñado con convertir la sede patriarcal maronita en un "pequeño Vaticano" y el P. Toufic fue allí un punto de referencia desde el principio. Uno de los grandes éxitos de este dirigente nato fue la primera Jornada Mundial de la Juventud Maronita, que se organizó en el Líbano, en 2017, siguiendo el modelo de la JMJ fundada por el papa Juan Pablo II en 1985.
"Vocación tardía"
A nivel social y cultural, se aventuró por un camino desconocido, despejando un terreno hasta entonces marcado por diversas fracturas socioculturales que se reflejan en las relaciones con uno mismo, con los demás, con Dios y con el medio ambiente. "Vocación tardía" como se la suele llamar (y al principio contra la voluntad de los padres), no se conformó con lo que su preparación profesional para el mundo le había enseñado y se dedicó completamente a las personas confiadas a su cuidado pastoral.
Sin duda eso no se consigue de la nada. Pasó varios años de aprendizaje en continuo contacto con los scouts, con los niños y discapacitados de la asociación "Fe y luz" (su automóvil siempre estaba lleno de juguetes), con la Casa del Sacerdote en Maad (Jbeil), con el grupo “Jesús es mi alegría” y con las numerosas iniciativas al servicio de la pastoral en la región de Jbeil. De esa manera pudo formarse, tejer una extensa red de relaciones y adquirir una experiencia considerable.
La transmisión de la fe
Pero la ruptura en la cadena de transmisión de la fe entre generaciones, la confrontación con jóvenes que habían abandonado la fe cristiana o que estaban a punto de hacerlo y el impacto de los años de guerra que legitimaron el pensar cada uno en sí mismo y el actuar según las propias reglas (si no más), lo llevaron a volcarse completamente al servicio de una "nueva evangelización". Entonces adoptó el lema: “Si los jóvenes no vienen a ti, ve tú a ellos”. Hombre de sueños, pero también de acción, Toufic Bou Hadir realizó su último viaje el 19 de octubre, aniversario de la proclamación de Teresa de Lisieux como "Doctora de la Iglesia". La santa que lo inspiró junto con Juan Pablo II. "¿Por qué?" se preguntan todos sus amigos, sorprendidos por la repentina partida de un sacerdote de temple tan raro que, evidentemente, tanto necesita la Iglesia. La respuesta misteriosa solo se encuentra en Dios.
17/12/2016 13:14