Kiev, en el día de Navidad, la nueva Iglesia ortodoxa autocéfala

de Caterina Zakharova

En ocasión de la importante fiesta cristiana, el Tomos llegó en modo solemne a la catedral de Santa Sofía, donde permanecerá expuesto a la curiosidad y la devoción de los fieles. Entre familias y amigos se vive la división eucarística entre los seguidores de Moscú, Kiev y Constantinopla. Pero hay sacerdotes que en la misa rezan por todas las tres Iglesias. Epifanio frena la contraposición ruso-ucraniana.

Kiev (AsiaNews) - El Tomos de la auto-cefalia, que consagra la autonomía de la Iglesia del patriarcado de Kiev, llegó a Kiev ayer 7 de enero y transportado a la catedral de Santa Sofía, iglesia madre del cristianismo kieviano (Foto 1 y 2).

Justo en el día en el cual la Iglesia Ortodoxa festeja la Navidad de Jesús, se festejó el documento que ve “nacer” a la nueva Iglesia Ortodoxa en Ucrania. El documento permanecerá expuesto a la curiosidad y la devoción de los fieles.

Esta Iglesia nace después de un período de gestación para nada fácil, y que suscita en el este y el oeste, en Ucrania y Rusia, tantas preguntas sobre la injerencia de la política en los asuntos de la Iglesia. Pero también hay preguntas sobre el significado de la autoridad eclesiástica, sobre el dolor de la división (con Moscú) y la alegría de la unidad (entre las Iglesias ucranianas). Ahora entre los amigos se miran preguntándose: ¿Y tú qué harás? ¿A dónde irás para la liturgia este domingo? Y la pregunta es dolorosa, porque si algunos están seguros de querer estar con la Iglesia apenas nacida, otros todavía no han decidido si dan el paso; otros se quedaron con Moscú y no necesariamente en virtud de una visión política. Y después la decisión de Moscú de romper la comunión con Constantinopla, esto significa que hermanos de fe desde hace tanto tiempo juntos, no pueden más participar en la comunión común. En todos los casos las estructuras son las estructuras, las autoridades son las autoridades y las reglas de una comunidad eclesial no se pueden cambiar al propio gusto.

Y sin embargo, dentro de aquello que parece un callejón sin salida hecho de separaciones forzadas, de interrupción de la comunión eucarística, tantas parroquias en Ucrania recibieron la ocasión para redescubrir qué significa realmente la comunidad. De hecho, muchos sacerdotes todavía no han decidido “de qué parte estar”, pero tratan de madurar una decisión junto a sus propios parroquianos. Muchos de ellos, durante la liturgia, rezan ya sea por el patriarca de Moscú, Cirilo como por el metropolitano de Kiev, Epifanio, como también por el patriarca ecuménico Bartolomé.

El discurso descaradamente “cesaropapista” pronunciado por el Presidente Porošenko en la conclusión del Concilio de Kiev, que el 15 de diciembre había elegido a Epifanio como nuevo metropolitano, fue criticado como nunca, sobre todo en Ucrania: un discurso político de campaña electoral de quien canta victoria contra el enemigo. A despecho de la política que hace sus cálculos, el mismo nuevo primado Epifanio, durante la celebración de Navidad en Santa Sofía, delante del Tomos apenas llegado de Constantinopla, cambió los juegos conmemorando a todos los primados de las Iglesias autocéfalas, comprendido el Patriarca de Moscú, Cirilo. Un signo claro de parte de quien, aún afirmando su propio rol, declara no querer llevar adelante la contraposición.. Este gesto hace esperar mucho y parece poner en práctica las palabras dichas por Epifanio en la primera conferencia de prensa después de su elección. En aquella ocasión él no habló de enfrentamiento con Moscú o de victoria sobre Cirilo, pero dijo que la Iglesia debe ir al encuentro de las personas, que no debe aislarse, que los sacerdotes deben estar listos para responder a las nuevas preguntas de la sociedad, que es necesario hacer de todo para evitar la violencia y para promover la reconciliación.

Y lo que necesita este país donde desde hace 5 años continúa la guerra y en una sociedad extremadamente diferenciada, trata de encontrar un modus vivendi para recibirlas a todas.