Karakalpakistán quiere una verdadera autonomía

de Vladimir Rozanskij

Es el reclamo de fondo de las recientes protestas, reprimidas sangrientamente por las autoridades uzbekas. La región tendría potencial para ser económicamente independiente. El caso de Karakalpakistán podría repetirse en Rusia.

Moscú (AsiaNews) - Los disturbios de los últimos días en Nukus contra las enmiendas a la Constitución de Uzbekistán, dejaron 18 manifestantes muertos y 243 heridos. Tras los incidentes, el presidente Shavkat Mirziyoyev ha decidido no insistir en la revocación del derecho a la independencia de Karakalpakistán. Los activistas de los derechos del pueblo de la región autónoma, que han huido o han sido expulsados a otros países, se dirigieron al mandatario apoyando la decisión presidencial, pero pidiendo un auténtico diálogo político con los representantes de la comunidad karakalpaka.

Los firmantes del llamamiento reclaman una investigación real sobre la represión de los manifestantes en Nukus y piden la liberación de los detenidos y la divulgación de la lista de víctimas. Creen que es necesario formar un nuevo gobierno en la república autónoma, abriendo el registro de nuevos partidos políticos y movimientos sociales, permitiendo que todos participen en la gestión de los asuntos públicos de la región.

El principal autor de la carta es Aman Sagidullaev, líder del Partido Democrático Progresista de Karakalpakistán y actualmente refugiado político en Noruega. En declaraciones a Associated Press, dijo que está convencido de que los burócratas uzbekos están ocultando el número real de víctimas, heridos y detenidos en las protestas. Junto con los otros activistas, se han identificado hasta ahora 30 personas, a partir de la información recibida de familiares, amigos y conocidos de los fallecidos.

Según Sagidullaev, "este derramamiento de sangre podría haberse evitado, siempre hemos dicho que estamos abiertos al diálogo, conociendo el legado totalitario de Uzbekistán, que en los últimos 20 años ha convertido nuestro suelo en una prisión". Según su denuncia, todas las fronteras de Karakalpakistán están controladas por tanques y fuerzas militares en gran número, numerosos policías uzbekos vigilan las calles de las ciudades y los activistas son perseguidos y detenidos.

Desde hace 30 años, durante el verano, Uzbekistán suspende el suministro de agua potable en la región. Además, los activistas acusan a las autoridades de Taskent de esterilizar a las mujeres karakalpakas, impedir el uso de la lengua local en las escuelas y la publicación de libros, y evitar que los lugareños accedan a cargos de liderazgo. En el parlamento de Karakalpakistán no hay ni un solo diputado de un partido local", explica Sagidullaev. Y dice, terminante: "el acuerdo de 1993 fue una trampa, jamás nos dieron ninguna autonomía".

Los activistas creen que la república está preparada para la independencia, incluso económica, y que la pobreza de la región es en realidad un dato difundido por la propaganda del régimen de Taskent, que también controla los medios de comunicación. En las provincias de Mujnak, Karausak y en el fondo del mar de Aral hay más de 2.000 pozos de petróleo y gas, y la república está llena de extensas minas, pero los uzbekos acaparan todos los beneficios.

El politólogo uzbeko Ališer Ilkhamov cree que la represión de las protestas de Nukus tendrá consecuencias muy graves: "Se han metido en un callejón sin salida, en un Estado autocrático como el nuestro no es la Constitución la que marca la diferencia". El historiador Damir Iskhakov observa que hay muchas cuestiones irresueltas desde hace demasiado tiempo, y recuerda que los karakalpakos, inmediatamente después del fin de la URSS, se desplazaron como migrantes. En busca de trabajo, se dirigían principalmente a Rusia, pero posteriormente gran parte de las rutas de salida se cerraron, reduciendo los ingresos familiares.

Según varios comentaristas, el caso de Karakalpakistán recuerda a muchas otras situaciones de regiones ex soviéticas que aspiran a la independencia. Y se refieren especialmente a Tartaristán: es probable que la situación creada por la guerra en Ucrania haga estallar los impulsos autonomistas incluso dentro de la propia Rusia.