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ASIA CENTRAL
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Inmigrantes centroasiáticos en Europa Occidental

Dadas las crecientes dificultades en Rusia, cada vez es más importante encontrar alternativas eficaces, teniendo en cuenta que el dinero procedente del trabajo en el extranjero constituye una parte muy importante del PIB de los países de Asia Central, desde el 10% en Uzbekistán hasta el 40% en Tayikistán. Un tema que se entrelaza con la cuestión de los afganos en Alemania.

 

Astana (AsiaNews) - La situación política en Rusia sigue complicando la vida de los emigrantes laborales centroasiáticos, y en estas condiciones aumenta la posibilidad que los países occidentales influyan en la economía de la región, incluso mediante acuerdos sobre migración legal. Por otra parte, la presión de las fuerzas soberanistas, contrarias a esta ampliación, crece en Gran Bretaña y, en cierto modo, en toda la Unión Europea. Durante su reciente visita a Astana, el Canciller alemán Olaf Scholz concluyó acuerdos en este campo, pero sin divulgar los detalles.

Tras las negociaciones con el Presidente de Uzbekistán, Šavkat Mirziyoyev, Scholz se limitó a declarar que el acuerdo «permitirá la indispensable inmigración de personal cualificado, de la que en Alemania estamos muy necesitados». De camino a Samarcanda, el canciller también acordó «procedimientos sencillos y necesarios» para que «los que tengan que volver vuelvan de verdad», un añadido evidentemente para uso interno de la opinión pública alemana.

Alemania es sólo uno de los muchos países en los que la inmigración suscita reacciones y tensiones en toda la sociedad, que al fin y al cabo es una de las herramientas más eficaces para desarrollar las relaciones con Asia Central, cuya importancia estratégica a nivel geopolítico crece en proporción a la prolongada guerra rusa en Ucrania. El experto y publicista bielorruso nacido en Kazajstán Jan Matusevič observa que «el Gobierno alemán se enfrenta a una cuestión que no es fácil de resolver», tratando de encauzar las tendencias antimigratorias ante las recientes victorias electorales de la extrema derecha, y resolviendo al mismo tiempo los problemas de escasez de mano de obra, uno de los mayores frenos al crecimiento económico del país.

Dadas las crecientes dificultades en Rusia, cada vez es más importante que los emigrantes encuentren alternativas eficaces, teniendo en cuenta que el dinero procedente del trabajo en el extranjero constituye una parte muy importante del PIB de los países de Asia Central, que oscila entre el 10% en Uzbekistán y el 40% en Tayikistán. En el Reino Unido, sin embargo, se han producido manifestaciones bastante violentas contra la inmigración en el último mes, en protesta contra los planes de atraer a miles de trabajadores de Asia Central. Las exigencias en las distintas regiones británicas son muy altas, y las agencias de intermediación se aprovechan de ello con numerosas estafas e infracciones de la ley.

Los salarios en los países occidentales son dos o tres veces más altos para los emigrantes que lo que pueden ganar en Rusia, pero el flujo sigue siendo bastante reducido, incluso en comparación con países con una relación más tradicional con esta región, como Corea del Sur.  Actualmente, según Die Zeit, viven en Alemania 13.700 uzbekos, de los cuales sólo 200 están en situación irregular, una cifra mínima comparada con el total de 225.000 emigrantes que serán repatriados. El acuerdo entre Scholz y Mirziyoyev debería facilitar mucho la gestión de toda la situación, similar a acuerdos similares entre Berlín y otros países como Marruecos, Kenia y Georgia.

La investigadora alemana Beate Eschment, del centro berlinés de estudios internacionales ZOiS, señala que «los debates sobre migración son hoy muy confusos e irracionales», y no permiten a los gobiernos adoptar posturas eficaces, considerando que «necesitamos absolutamente trabajadores, y éstos sólo pueden venir del extranjero». Ciertos factores podrían hacer aún más dramática la cuestión, no sólo por la «migrantofobia» de los rusos y las fuerzas conservadoras en Europa y América, sino también por contingencias particulares como el enorme número de afganos que Alemania quiere a toda costa enviar de vuelta a Kabul.

Dado que Alemania y otros países europeos no desean mantener relaciones oficiales con los talibanes, Uzbekistán podría ofrecer una salida muy factible, ya que Taskent no tiene ningún problema en llegar a acuerdos con los afganos, y podría realizarse un intercambio beneficioso para todos. Asia Central espera un apoyo más convencido de Occidente, superando temores y vacilaciones en esta compleja fase geopolítica.

 

Foto: Flickr / Rasande Tyskar

 

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