Frente a la crisis mundial, Taskent opta por la unidad en Asia Central

de Vladimir Rozanskij

El ex ministro de Asuntos Exteriores Kamilov analiza el papel de Uzbekistán en la región desde la perspectiva de la estabilidad y el desarrollo. De las fronteras cerradas del pasado reciente al proceso de «reinicio de relaciones», que se traduce en un aumento del comercio y la inversión. Un retorno a los días de la Gran Ruta de la Seda.

Moscú (AsiaNews) - El antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Taskent, Abdulaziz Kamilov, de 76 años, desde hace dos años representante especial del presidente Šavkat Mirziyoyev para las cuestiones de política exterior, ha publicado un artículo autorizado en el periódico Jangi Uzbekiston («Nuevo Uzbekistán»). Centrándose en el tema «La nueva Asia Central en la política exterior de Uzbekistán», en el artículo afirma que «el agravamiento de la crisis mundial de confianza y la escalada de los conflictos armados ponen en peligro la estabilidad y el desarrollo sostenible de toda la región».

El autor del artículo se inspira en la reciente reunión de consulta entre los dirigentes de Asia Central en Astana, recordando las dificultades de integración de estos países entre sí en los últimos años. "Hace sólo siete años, nuestras fronteras estaban prácticamente cerradas en todas direcciones", escribe Kamilov, “teníamos que superar conflictos y campos de minas en las fronteras, bloqueos de transporte y barreras infranqueables al comercio, discusiones interminables sobre el uso de los recursos hídricos, y cada intrusión de rebaños en algún embalse para abrevar amenazaba con convertirse en enfrentamientos directos”.

Según el ex ministro, en los últimos años se ha iniciado un proceso de «reinicio de las relaciones» como nunca antes se había visto, y el comercio entre los países de Asia Central se ha multiplicado por 4,4, las empresas conjuntas por cinco y el volumen de inversiones se ha duplicado. Por ello cree que «en las nuevas condiciones geopolíticas, Asia Central está recuperando el papel que desempeñó en los tiempos de la Gran Ruta de la Seda, como puente entre Oriente y Occidente, Norte y Sur, encrucijada de intereses económicos de distintos tipos y direcciones».

Todos los analistas coinciden en observar que cada país que quiere tener un peso significativo en la geopolítica mundial intenta hoy presionar de diversas formas a los de Asia Central, que se está convirtiendo en una auténtica «zona de competencia geopolítica». Sin embargo, Kamilov insiste en que la región «se ha convertido en esencia en un actor autónomo en los diversos juegos de la arena mundial, reforzando su identidad como sujeto colectivo». Ya se han celebrado 10 reuniones internacionales en el formato 5+1, en las que han participado 40 países y dos organismos supranacionales.

En este creciente interés entran en juego, por supuesto, factores puramente económicos, ya que Asia Central «constituye un mercado de más de 80 millones de consumidores, donde se concentra el 7% de los recursos mundiales de petróleo y gas, grandes yacimientos de materiales críticos y minerales raros, entre el 5,2% y el 38,6% de los indispensables para las transiciones digital y ecológica». Kamilov destaca el gran papel del Presidente Mirziyoyev en la resolución de las tensiones y divisiones con sus vecinos, calificándolo enfáticamente como «el gran arquitecto de Asia Central», que se ha fijado como objetivo de su doctrina de política exterior la consecución de «cero problemas con los países hermanos».

Los esfuerzos de Taskent a nivel político-diplomático, económico, cultural y humanitario no sólo están mejorando radicalmente las relaciones con sus vecinos, sino que están contribuyendo a crear realmente un «nuevo formato» colectivo, recordando, por ejemplo, la plena definición jurídica de las fronteras con Kazajistán, y los numerosos avances en la demarcación con Turkmenistán, Tayikistán y Kirguistán. La incertidumbre de las fronteras es un legado soviético, de cuando Moscú mantenía las cuestiones en suspenso para tener siempre la última palabra ante cualquier reclamo o tensión. Para concluir, Kamilov enumera los retos que aguardan a un mayor progreso de la cooperación regional, en el plano político y económico, en el desarrollo del potencial de transportes y comunicaciones y en la esfera energética y climática, pasando por las relaciones culturales sobre la base de la identidad túrquica predominante, pero sin olvidar las demás especificidades de los cinco países de Asia Central.