Emergencia en Indonesia: formar nuevos políticos católicos
J. Kristiadi, analista político, habló en un encuentro organizado por la Comisión episcopal para el apostolado de los laicos: “La clase política es débil y abyecta”. “La Iglesia debe educar a las nuevas generaciones a hacer algo por el bien común”. Arzobispo de Ende: “La política no es sólo “sucia” como se quiere hacernos creer”.
Yakarta (AsiaNews)- La Iglesia católica indonesia y la Conferencia episcopal (KWI) no tienen más proyectos para la formación de jóvenes políticos católicos y esto provocó una disminución de la calidad de los legisladores, con un consecuente daño de la vida de las personas. Para el p. J. Kristiadi, famoso analista político católico, la necesidad de organizar escuelas para educar a los jóvenes a la política con dignidad y honestidad es una emergencia que la Iglesia debe enfrentar. Kristiadi habló en un encuentro organizado por la Comisión para el apostolado laico de la KWI, al cual han políticos de diversos partidos.
Según Kristiadi, en el presente a Indonesia le faltan jóvenes y políticos con talento de fe católica. Hay algunos, pero éstos no son de gran peso político y algunos están involucrados en casos de corrupción e incompetencia. Esto, afirma el analista político es “culpa” de una falta de estrategia por mucho tiempo de parte de la KWI. Por esto, la Iglesia debe investir tiempo, dinero para producir y crear una clase política nueva que pueda contribuir al bien común.
J. Kristiadi tiene una larguísima experiencia en el campo de la política, habiendo estado en estrecho contacto con muchos políticos cristianos de diversos partidos, convirtiéndose en su mentor. Para mostrar la actual debilidad de la clase política, coludida e interesada sólo en el dinero, Kristiadi llevó como ejemplo la propuesta de revisión de las leyes anticorrupción de la cual el Parlamento está discutiendo en estos días, Según el analista católico, el presidente Joko Widodo estaría en contra de la revisión, pero es alentado por los políticos de su partido democrático (PDIP) por intereses de terceros.
Como ejemplos positivos, Kristiadi, cita las iniciativas de dos sacerdotes jesuitas durante el período más negro de la historia indonesia: apenas después de subir al poder del general Suharto, entre 1966 y 1968 dos millones de personas fueron asesinadas porque acusadas de “comunismo”. En aquel trance, el p. Joseph Beek, holandés, organizó un programa de un mes llamado “Kasebul”, para formar nuevos políticos católicos que pudiesen unirse al partido en el poder, el Golkar. Una experiencia similar fue “Retnas”, pensada por el sacerdote suizo Franz Daehler: un mes de retiro para preparar intelectuales católicos a contrastar la ideología comunista y a inserirse en la escena política pública.
Mons. Vincentius Sensi Potokata, arzobispo de Ende y miembro de la Comisión para el apostolado de los laicos, comparte las preocupaciones de Kristiadi, pero afirmando que cambios de estrategia ya sucedieron en la provincia de East Nusa Tenggara donde, después de años de derrotas en las urnas, fueron elegidos algunos representantes católicos: “La Iglesia católica- afirma el arzobispo- y en particular las parroquias y sus fieles, deben abrir más la mente y entender que la política no es “sucia” como normalmente los indonesios. Ella puede ser un instrumento para intervenir en el sistema político y crear acciones que favorezcan al bien común”.