El regreso de Saad Hariri a un Líbano cada vez más inestable
En el 20 aniversario del asesinato de su padre, el líder suní anunció en Beirut su regreso a la política. Pero las incertidumbres sobre la retirada israelí y el funeral de Nasrallah fijado para el 23 de febrero envenenan el clima: convoy de la Unifil incendiado, comandante adjunto herido, un soldado nepalí.
Beirut (AsiaNews) - Una semana extraña para el Líbano que se abrió ayer, 14 de febrero, con la vigésima conmemoración del asesinato del primer ministro Rafik Hariri (2005) y el anuncio del regreso a la política de su hijo Saad, después de tres años de difícil travesía del desierto.
Extraña porque incluye otras dos fechas decisivas para Líbano: la presunta retirada definitiva del ejército israelí del territorio libanés, el 18 de febrero; el funeral supuestamente grandioso, el 23 de febrero, de Hassan Nasrallah, secretario general de Hezbolá, y su sucesor, Hachem Safieddine, muertos en el bombardeo masivo israelí de sus dos búnkeres subterráneos el pasado otoño.
Y es en este marco en el que hay que situar también el atentado perpetrado anoche en los barrios chiíes contra un convoy de la UNIFIL, la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU, en el que resultó herido su comandante adjunto, un soldado nepalí.
El día había comenzado con el movimiento de Saad Hariri que inauguraba una nueva era política para el Movimiento del Futuro, en la búsqueda de llegar con Hezbolá a unas relaciones de poder más adaptadas a la nueva situación regional. Tras inclinarse ante la tumba de su padre y recitar la Fatiha, el líder suní se dirigió a la inmensa multitud de más de 80.000 personas que habían acudido a la Plaza de los Mártires: «Ha llegado el momento de que vuelva y me ponga a vuestro lado. Mirad dónde están hoy los que intentaron acabar con el plan de Rafik Hariri el 14 de febrero de 2005», dijo a sus partidarios, que habían acudido a saludar su regreso tras abandonar toda actividad política en una época en la que Hezbolá detentaba los resortes del poder en Líbano.
El ex primer ministro, que se presentó como el líder de una corriente de «moderación, coexistencia y prioridades del Líbano», proclamó su apoyo al proyecto de reconstrucción de las instituciones libanesas y del Estado de derecho bajo la presidencia de Joseph Aoun. Pidió a Hezbolá que se despojara de su pasado «obstruccionista» y facilitara el advenimiento de esta nueva jornada política.
Al comentar la polémica suscitada por el plan de Donald Trump para la Franja de Gaza, Saad Hariri coincidió con todos los países árabes en que «el problema no puede resolverse a expensas de Egipto, Jordania y/o Arabia Saudí». También pidió que se establezcan las mejores relaciones posibles «en pie de igualdad» entre Líbano y el nuevo régimen sirio.
Nuevos días de alta tensión
Se podría pensar que el regreso de Saad Hariri a la política es un signo de estabilización en Líbano, si este acontecimiento positivo no se viera ensombrecido por dos plazos complementarios relativos al Estado judío y a Hezbolá: la retirada del ejército israelí de Líbano, el 18 de febrero, y el entierro de los dos líderes del movimiento chií.
Las informaciones procedentes de Tel Aviv y Washington sobre la retirada israelí siguen siendo contradictorias. Según la agencia Afp, el ejército israelí dijo estar listo para retirarse del territorio libanés en la fecha prevista. Sin embargo, unas horas antes, el presidente del Parlamento, Nabih Berry, había declarado que Estados Unidos le había informado que Israel se retiraría el 18 de febrero, pero que su ejército permanecería desplegado en cinco altos estratégicos de la frontera, negándose a que el contingente francés de la UNIFIL ocupara estos puestos de observación.
Hezbolá considera esta decisión israelí una violación de la Resolución 1701, sobre todo porque el ejército israelí aprovechó el alto el fuego para arrasar pueblos fronterizos, con la clara intención de crear una zona tampón despoblada entre Israel y Líbano.
Hezbolá tuvo entonces la torpeza de programar el solemne funeral de Hassan Nasrallah y Hachem Safieddine para el 23 de febrero en la Ciudad Deportiva de Beirut. Un acontecimiento destinado a ser grandioso y al que ha invitado a delegaciones del extranjero, en particular de Irán.
Crisis en el aeropuerto
Por esta razón, el 13 de febrero, reaccionando a las amenazas de Washington de bombardear el aeropuerto de Líbano, las autoridades aeroportuarias libanesas denegaron el derecho de aterrizaje a dos aviones civiles de la compañía privada iraní Mahan Air, que se disponían a despegar de Teherán.
Esta prohibición enardeció las calles chiíes y provocó el cierre de varias vías principales de Beirut, entre ellas la avenida AIB. También provocó el grave incidente de anoche, cuando tres vehículos de un convoy de la UNIFIL que se dirigía al aeropuerto fueron incendiados, hiriendo al comandante adjunto saliente de la fuerza de la ONU, el general de división Chok Bahadur Dhakal, que estaba a punto de abandonar el país para regresar a Nepal. Como represalia, Irán anunció el cierre de su espacio aéreo a Líbano. Los próximos días dirán si la tensión disminuye o se convierte en un enfrentamiento.
10/08/2021 12:45
03/01/2024 14:58