El patriarca Sako suspende su exilio y regresa a Bagdad para reunirse con las autoridades
Después de pasar varios meses en Erbil, el cardenal regresó a la sede patriarcal en la capital iraquí. Se había trasladado voluntariamente cuando se retiró el decreto del presidente de la República que reconocía la autoridad patriarcal. La controversia se debió (también) a las maniobras de milicias y líderes autodenominados cristianos que pretenden adueñarse de las propiedades y bienes de la Iglesia. Alegría y satisfacción de los cristianos iraquíes (y de líderes musulmanes) en las redes sociales.
Bagdad (AsiaNews)- Día de fiesta para los cristianos iraquíes y especialmente para la comunidad caldea de la capital. Ayer por la tarde terminó, al menos por el momento, el exilio autoimpuesto del patriarca caldeo Louis Raphael Sako, quien había abandonado la sede patriarcal de Bagdad en julio para trasladarse temporalmente - pero sin fecha de regreso - a Erbil, en el Kurdistán iraquí. Fue una decisión repentina que provocó un gran revuelo, provocada por la decisión del Jefe de Estado Abdul Latif Rashid de retirar el decreto presidencial emitido por su antecesor que le confería la autoridad - también y sobre todo a nivel jurídico - de patriarca.
El Decreto 147 firmado el 10 de julio de 2013 por Jalal Talabani se puede equiparar a una especie de "reconocimiento institucional" del cargo de primado. Sanciona el nombramiento pontificio del cardenal como cabeza de la Iglesia caldea "en Irak y en el mundo", que también lo hace "responsable de los bienes de la Iglesia". Precisamente en este punto, como explicaba a AsiaNews hace pocos meses una fuente eclesiástica de Irak, se jugaba toda la cuestión: el control de los bienes y propiedades de los cristianos y de la Iglesia se había convertido en el objetivo del autoproclamado líder cristiano Rayan el Caldeo y sus milicias vinculadas a Irán que operan en la llanura de Nínive.
El cardenal denunció una campaña "deliberada y humillante", y trasladó temporalmente la sede patriarcal de la capital a Erbil como una manera de protestar en forma contundente contra una decisión que concierne "sólo a la Iglesia caldea" y que es "la cuestión de fondo", como denunció el propio cardenal. La disposición del presidente Rashid socavaba su función y autoridad, ignorando una tradición centenaria para atacar a la máxima autoridad católica local, que también es responsable de la gestión del patrimonio y los bienes de la Iglesia. La lucha de poder desatada por Rayan y sus milicianos - una variopinta galaxia que incluye chiítas, cristianos y sunitas - supone una grave amenaza para la paz y la convivencia. El autoproclamado líder difundió fotografías y vídeos con el Papa Francisco al final de una audiencia general de los miércoles y utilizó la imagen del pontífice en sus canales sociales para reivindicar una inexistente autoridad moral y religiosa.
En una entrevista concedida a AsiaNews hace pocas semanas, el Card. Sako afirmó que la decisión de retirar el decreto era un "asesinato moral" y el traslado de la sede patriarcal a Erbil una "protesta extrema", planteando al mismo tiempo la posibilidad de boicotear las elecciones. “Sólo regresaré a Bagdad - afirmó - cuando se revierta la medida. Nuestra Iglesia ha dado mucho a Irak, desde la visita del Papa hasta la ayuda humanitaria a los musulmanes en los tiempos del ISIS, incluso mayor que la reservada a los cristianos. Hoy, el agradecimiento de las instituciones es castigar al patriarca y a toda una comunidad". El cardenal tampoco escatimó críticas con respecto al "silencio" de Roma sobre el asunto, aunque la diplomacia vaticana afirmó que lo estaba siguiendo atentamente y trabajaba entre bastidores para encontrar una "solución" a la controversia por el "bien" de la comunidad cristiana iraquí.
En las últimas horas se produjo un punto de inflexión y el cardenal regresó a Bagdad acompañado por mons. Thomas Meram. A su llegada al aeropuerto fue recibido en el salón de honor por el primer ministro y luego trasladado a la sede patriarcal escoltado por una caravana de automóviles. Allí le dieron la bienvenida el auxiliar de Bagdad, Mons. Basilio Yaldo, Mons. Shlemon Warduni, los sacerdotes y el personal de la sede, y durante toda la mañana mantuvo una serie de encuentros con diversas autoridades. Mientras tanto, la noticia se difundió por las redes sociales y provocó los comentarios entusiastas de cientos de católicos iraquíes, muchos de ellos en las páginas sociales del patriarcado: "Usted es el símbolo de nuestra Iglesia", dice Yousif Awnie Khadoor. "Gracias a Dios que ha vuelto sano y salvo a su sede”, añade Raeed Aessa, mientras que Manhal Alsanati expresa los sentimientos de “orgullo y gratitud” con los que “le damos la bienvenida de vuelta a casa. Un regreso que refuerza el espíritu de pertenencia y unidad”; “Le damos las gracias por las posiciones que ha tomado y los esfuerzos que está haciendo por la Iglesia y los fieles”, afirma Adnan A. Mansor Koro, mientras que Amanj Nissan comenta: “Dios abre una puerta para resolver todas las cuestiones estancadas, y el agua vuelve a su cauce natural".
También expresaron su satisfacción representantes del ámbito político e institucional iraquí, entre ellos el ayatolá Abdul Aziz al-Hakim, líder del Islamic Supreme Council of Iraq. En un mensaje difundido en las redes sociales, el referente chiita afirma: "Estamos muy satisfechos con el regreso" del patriarca y "al tiempo que le damos la bienvenida, esperamos que se resuelvan todas las diferencias pendientes", expresando luego "nuestro gran orgullo por las familias cristianas" que completan el mosaico iraquí.
(Fotos tomadas del sitio web del patriarcado caldeo)
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