El Papa Francisco y el Gran Imán: 'Juntos contra la deshumanización'

La Declaración de Istiqlal se firmó en Yakarta durante el encuentro interreligioso. La invitación a los creyentes a colaborar en la defensa de la dignidad de cada persona en los conflictos y en la lucha contra el cambio climático. Mientras recorría el "túnel de la amistad" entre la mezquita y la catedral, el pontífice invitó a "mirar en profundidad" para buscar lo que une a las religiones y a "cuidar los vínculos de amistad" que hacen posible el encuentro en la diversidad.

Yakarta (AsiaNews) - La deshumanización, que en los conflictos generalizados provoca "un número alarmante de víctimas, sobre todo mujeres, niños y ancianos", y "el papel de la religión, que debe incluir la promoción y protección de la dignidad de toda vida humana". Así como el desafío ante el abuso de la creación por parte del ser humano, con "consecuencias destructivas como los desastres naturales, el calentamiento global y las condiciones climáticas impredecibles". Estos son los dos ámbitos de compromiso contenidos en la Declaración conjunta de Istiqlal "Promover la armonía religiosa por el bien de la humanidad", el documento que firmaron esta mañana el Papa Francisco y el Gran Imán Nasaruddin Umar en la mezquita de Istiqlal - la más grande del Sudeste asiático – en el marco del encuentro interreligioso, en el que también estuvieron presentes representantes de otras comunidades religiosas de Indonesia.

Se trata de un texto breve, en continuidad con la Declaración sobre la Fraternidad Humana que firmó el Papa Francisco en Abu Dabi durante su viaje de 2019, pero que pone especial énfasis en dos heridas particularmente dolorosas de nuestro tiempo: la negación cada vez más generalizada de la dignidad de cada persona en los conflictos que desangran al mundo y la destrucción del medio ambiente, que no da señales de detenerse y cuyas consecuencias son cada vez más evidentes en la región de Asia-Pacífico.

“Dado que existe una única familia humana global - dice el texto - el diálogo interreligioso debe ser reconocido como una herramienta eficaz para resolver los conflictos locales, regionales e internacionales, sobre todo aquellos causados por el abuso de la religión. Además, nuestras creencias y rituales religiosos tienen una capacidad especial para hablar al corazón humano y promover de esa manera un respeto más profundo de la dignidad humana".

“Reconociendo la necesidad vital de una atmósfera sana, pacífica y armoniosa para servir auténticamente a Dios y cuidar de la creación - continúa la Declaración - invitamos sinceramente a todas las personas de buena voluntad a actuar con decisión para preservar la integridad del ecosistema y sus recursos heredados de las generaciones anteriores, que esperamos transmitir a nuestros hijos y nietos".

El Papa Francisco había llegado a la mezquita Istiqlal a través del "túnel de la amistad", el pasaje subterráneo de aproximadamente treinta metros que conecta la catedral católica de Nuestra Señora de la Asunción con el gran lugar de culto musulmán, en la céntrica plaza Merdeka. El pontífice, que fue recibido por el imán Nasaruddin Umar, señaló la particularidad de este signo. “Si pensamos en un túnel – dijo – fácilmente imaginamos un recorrido oscuro que, sobre todo si estamos solos, nos puede dar miedo. Sin embargo, aquí es diferente, porque está todo iluminado. Pero quisiera decirles que ustedes son la luz que lo ilumina, con su amistad, con la concordia que cultivan, con el apoyo mutuo y con su caminar juntos que los conduce, al final del camino, hacia la luz plena". Y ése es un rol que todos los creyentes, de cualquier tradición religiosa, están llamados a desempeñar en estos tiempos oscuros y marcados por tantas amenazas: ayudar a todos a caminar con la mirada dirigida hacia la luz, y de esa manera se puede "reconocer, en quien ha caminado junto a nosotros, a un hermano, una hermana, con quien compartir la vida y apoyarse mutuamente".

Del signo que representa el túnel, Francisco invitó a descubrir también otras dos lecciones. La primera: mirar siempre en profundidad, “porque sólo allí se puede encontrar lo que une más allá de las diferencias”.“Los aspectos visibles de las religiones – los ritos, las prácticas, etc. - son un patrimonio tradicional que hay que proteger y respetar; pero lo que está "debajo", podríamos decir la raíz común de todas las sensibilidades religiosas, es una sola: la búsqueda del encuentro con lo divino, la sed de infinito que el Altísimo ha puesto en nuestro corazón, la búsqueda de una alegría más grande y de una vida más fuerte que cualquier muerte, que alienta el viaje de nuestra vida y nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios". “Mirando en profundidad - insistió - descubrimos que todos somos hermanos, todos peregrinos, todos en camino hacia Dios, más allá de lo que nos diferencia”.

La otra invitación fue a cuidar las relaciones. “A veces pensamos que el encuentro entre las religiones es una cuestión de buscar a toda costa puntos comunes entre las diferentes doctrinas y profesiones religiosas”, comentó el Papa Francisco. Pero esto termina “por dividirnos, porque las doctrinas y dogmas de cada experiencia religiosa son diferentes. Lo que realmente nos acerca es crear una conexión entre nuestras diferencias, ocuparnos de cultivar lazos de amistad, de cuidado y de reciprocidad".

“Son relaciones en las que cada uno se abre al otro - explicó también - en las que nos comprometemos a buscar juntos la verdad, aprendiendo de la tradición religiosa del otro, ayudándonos en las necesidades humanas y espirituales. Son vínculos que nos permiten trabajar juntos, caminar juntos para conseguir algún objetivo, en la defensa de la dignidad humana, en la lucha contra la pobreza, en la promoción de la paz. La unidad nace de los vínculos personales de amistad, del respeto recíproco, de la defensa mutua de los espacios y las ideas del otro. Que puedan siempre cuidar eso".