El Extremo Oriente ruso, sin combustible. Crece la pobreza en el país

de Vladimir Rozanskij

Largas colas de carros esperan durante horas para llenar el tanque. Muchos no lo logran, con el peligro de que el frío deje sus vehículos paralizados hasta el deshielo de la primavera. El Director del Instituto Nacional de Estadística advierte que será necesario racionar muchos bienes de consumo a través de un sistema de tarjetas.

Moscú (AsiaNews) - Se vive un verdadero colapso energético en los territorios rusos del Extremo Oriente, entre las orillas del río Amur (en la frontera con China) y la costa del Pacífico. Tras la suspensión de la producción en la refinería NNK-Khabarovskij NPZ -según el discurso oficial, para la renovación y modernización de las instalaciones- se registran problemas con el suministro de gasolina AI-92 y AI-98 (Super y Super sin plomo) en varias regiones de la zona. Los habitantes de Jabárovsk y de la zona costera de Prímorski hablan de una escasez total de combustible, y lo mismo ocurre en la región de Amur y en la región autónoma judía de Birobizhan.

La fábrica NNK funcionó hasta el 30 de enero. Desde entonces, se multiplican las colas kilométricas en todas las estaciones de servicio, pero no hay garantías de poder llenar el tanque del carro. Hay que tener en cuenta que durante los días más gélidos de este invierno -con temperaturas de hasta 40/50 grados bajo cero- no queda más remedio que dejar los coches en marcha durante mucho tiempo, a menudo durante la noche, con el riesgo de no volver a arrancar hasta el deshielo de primavera. Un residente de Jabárovsk, Aleksandr Larionov, dijo: "Decidí levantarme a las 4 de la mañana y logré conseguir gasolina de milagro, después de hacer una cola de varios kilómetros; un amigo mío estuvo en la cola desde la 1 de la mañana hasta las 5, y cuando llegó al surtidor, ya no quedaba más gasolina".

El vicepresidente del gobierno regional, Anatolij Litvinchuk, dijo que el suministro estaba asegurado, pero no todos los convoyes de camiones cisterna llegaron a su destino. Cree que la situación volverá a la normalidad en unos días, pero la población tiene poca fe en las promesas de la administración, duramente cuestionada desde hace casi un año, tras la detención del gobernador Sergei Furgal, que luchaba contra la corrupción.

Actualmente se están llevando a cabo negociaciones con otras empresas petroleras del país. Esto debiera garantizar el funcionamiento de al menos un 30% de las estaciones de servicio, pero no se sabe cuáles estarán funcionando. Por consiguiente, llenar el tanque de gasolina del carro se parecerá a una búsqueda del tesoro. Vuelven los mecanismos psicológicos de la época soviética, cuando la escasez de todo tipo de productos era la norma: donde hay una larga cola, vale la pena sumarse a la cola. Otra costumbre soviética consistía en llenar los tanques de forma fraudulenta: los especuladores luego revendían el combustible en el mercado negro.

Además del problema del suministro de combustible, las colas para comprar gasolina dificultan la circulación del tráfico, excepto en aquellas zonas completamente desprovistas de surtidores. De hecho, los coches que forman colas ocupan la totalidad de una de las dos calzadas, y esto crea atascos inextricables. Los mensajes contradictorios que los ciudadanos intercambian en las redes sociales no hacen sino aumentar la confusión en las carreteras de las ciudades y provincias. Además, muchas gasolineras sólo funcionan con tarjetas de crédito, y esto hace que no sean accesibles para todos los ciudadanos.

Estos hechos confirman que Rusia está dando muchos pasos atrás a nivel económico, tal y como afirma un informe del 5 de febrero del Tribunal de Cuentas. Pavel Malkov, director del Instituto Nacional de Estadística (Rosstat), cree que pronto será inevitable racionar varios bienes de consumo mediante el sistema de tarjetas, otro recuerdo de la época soviética.

La caída de gran parte de la población a niveles de pobreza absoluta ya había comenzado en 2015, con la introducción de las sanciones y la crisis económica. El año de la pandemia no hizo más que acelerar esta caída. Se espera detener esta curva con la campaña de vacunación masiva, que comenzó en los primeros días del año.