06/04/2024, 14.57
TIERRA SANTA
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Dátiles y agua para el Ramadán: gesto de "esperanza" sobre las heridas de Tierra Santa

La Custodia, un grupo judío y activistas de Tag Meir ofrecieron regalos a los musulmanes en la puerta de Damasco todos los jueves a la salida de Al Aqsa. P. Pari: hace mucho que se lleva a cabo esta iniciativa, pero este año, en un contexto de guerra, adquiere un valor especial. Harán falta años para reconstruir las relaciones y la confianza, pero el papel de los cristianos será fundamental, porque son los únicos que tienen el perdón como elemento intrínseco de la fe.

 

Jerusalén (AsiaNews) - Un hombre de religión musulmana recibió los dátiles y un vaso de agua y "siguió su camino", pero después volvió y "preguntó a un fraile por qué lo hacían, qué significaba ese gesto". El religioso le respondió que “trataba de dar una señal de esperanza. Porque ayuda a comprender que podemos vivir juntos”. Entonces el hombre "se emocionó". Es un pequeño ejemplo, un pequeño detalle que cuenta a AsiaNews el p. Alberto Joan Pari, fraile menor de la Custodia de Tierra Santa en Jerusalén, que muestra el valor de un gesto que se realiza todos los jueves del Ramadán: la distribución de frutos y botellas de agua fuera de la puerta de Damasco a los fieles islámicos, cuando terminan la oración en la mezquita de al-Aqsa. “Es una iniciativa que se lleva a cabo desde hace tiempo - sigue diciendo el religioso - pero, sobre todo este año, quería ser un signo de confianza” en un contexto de guerra en Gaza y de violencia (también) confesional.

Fue organizada por los frailes de la Custodia, una sinagoga con la que colaboran desde hace tiempo y cristianos de lengua hebrea. El último jueves 4 de abril estuvieron presentes el mismo P. Alberto, Ilana Nelson, de la Comunidad Kehilat Zion, y activistas de Tag Meir. “Este año - cuenta el fraile - teníamos muchas dudas sobre si hacerlo o no, porque podía parecer un gesto de provocación, pero decidimos seguir adelante. Todos parecían felices de recibir este gesto de paz y reconciliación".

El P. Alberto Pari nació en Manerbio, en el norte de Italia, en 1978 y es licenciado en Sagradas Escrituras y Arqueología Bíblica en el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén. Miembro de la Custodia de Tierra Santa, el religioso hizo su primera profesión el 17 de septiembre de 2009 y la profesión solemne el 5 de octubre de 2013. Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 2015. Desempeña el cargo de secretario custodial y cronista custodial, es profesor de Judaísmo y Hebreo Bíblico en el Studium Theologicum Jerosolymitanum, redactor de las actas de la Custodia, director general del Instituto Magnificat y responsable de las relaciones con el mundo judío, así como del diálogo ecuménico e interreligioso .

Después del 7 de octubre, con el ataque de Hamás al corazón de Israel, existía un fuerte "temor de que todo quedara destruido" en términos de diálogo, de que "lo que se había construido en años de cercanía" se perdiera, explica el religioso. “Y durante el primer mes - recuerda - fue casi imposible reunirnos y abordar cualquier tema; luego, poco a poco, fuimos viendo que lo que se había hecho se sostenía, porque estaba fundado en raíces sólidas”. Desde el estudio de la Palabra una vez al mes con la comunidad judía hasta la tienda de venta de objetos de segunda mano y artículos para el hogar organizado por cristianos y musulmanes, cuyos beneficios se donaban alternativamente a comunidades judías, cristianas o islámicas para promocionar fiestas o eventos. Y también los centros de donaciones para las familias árabes que no podían ingresar en la zona judía para cubrir sus necesidades, son "pequeños ejemplos de iniciativas que se pueden llevar adelante - afirma el franciscano - aunque llevará años reconstruirlas". Porque, advierte, “los daños son comparables a los que provoca un terremoto”.

Recuerda que ya había "situaciones delicadas" antes del 7 de octubre, pero después, el ataque terrorista de Hamás y la respuesta militar israelí, con el conflicto en Gaza, generaron una situación compleja y de "fragilidad general" que algunos "aprovechan" para vengarse o sacar ventaja. Un ejemplo es lo que está ocurriendo en el barrio armenio con la disputa por los terrenos conocidos como "Jardín de las Vacas", del que quieren apropiarse los colonos. “En las últimas semanas - añade - habíamos vivido en un clima de aparente normalidad, pero desde hace días hay una alerta muy alta debido al fin del Ramadán y las amenazas de Irán. Todos los días vivimos las 24 horas esperando que todo salga bien".

Cuenta que los días de Pascua resultaron "extraños sin peregrinos", pero fueron celebraciones "serenas" y los cristianos locales aprovecharon para "disfrutar los lugares santos, que no estaban abarrotados" como otras veces. Hoy, hacer algo juntos cristianos, musulmanes y judíos "es casi imposible" porque "la confianza en el otro se ha perdido". Entre los israelíes "todavía hay poca conciencia de lo que está ocurriendo en Gaza y los medios de comunicación locales no ayudan", mientras que la población "sigue encerrada en el dolor, sin pensar en las razones de lo que ha ocurrido". Por eso, concluye el p. Alberto: “Los cristianos, ciertamente no ahora, porque es imposible, sino en el futuro, tendrán un papel decisivo como intermediarios entre las partes. Y lo tendrán porque el valor del perdón es intrínseco a su fe. Pero en el futuro... Ahora es muy difícil".

 

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