03/02/2022, 12.36
IRAK-CHINA
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Desde la energía a la educación, las garras del dragón oprimen a Bagdad

Irak habría sido el primer beneficiario de las inversiones chinas durante el 2021, en el marco de la Belt and Road Initiative (BRI). Se destinaron 9.000 millones de euros a proyectos de infraestructuras. Los datos chinos muestran que Irak es el tercer socio más importante de la Belt and Road, después de Pakistán y Rusia. Sin embargo, algunas fuentes desmienten las cifras chinas. En el Kurdistán iraquí, los estudiantes universitarios se sienten atraídos por el estudio del idioma chino.

Bagdad (AsiaNews) - Irak tiene el primado en la lista de beneficiarios de inversiones chinas en 2021, en el marco de las nuevas "Rutas de la Seda". Beijing habría volcado  casi nueve mil millones de euros para financiar múltiples proyectos de infraestructuras, incluyendo una planta petrolera. Son las conclusiones de un estudio publicado ayer por el Green Finance & Development Center de la Universidad de Fudan de Shanghái, según el cual China destinó poco menos de 53.000 millones de euros a los 144 países de la Belt and Road Initiative (BRI) en 2021, en línea con los 53.500 millones del año anterior. El informe confirma una vez más los vínculos  del dragón en Oriente Medio, con lazos que adoptan la forma de inversiones multimillonarias. Y esto sucede especialmente en Irak, donde China ha aprovechado la retirada de Estados Unidos para ampliar sus negocios e intereses, en campos que van desde la energía a la educación, con la construcción de mil escuelas. 

Si se abarca toda la Ruta de la Seda, las cifras del año pasado muestran un ligero descenso con respecto al año 2020. Sin embargo, si la atención se centra exclusivamente en Oriente Medio y los países árabes, se constata que Beijing ha incrementado la financiación en un 360% y los proyectos de construcción en un 116%. Bagdad es el tercer socio más importante entre las naciones que se han unido a la BRI, después de Pakistán y Rusia. Estos dos países están colaborando en la construcción de la planta de Al-Khairat,  un proyecto de 5.000 millones de dólares en la provincia de Kerbala. 

Por otro lado, la empresa china Sinopec ganó la licitación para desarrollar la planta de gas de Mansuriya, bastante próxima a la frontera con Irán. Bagdad y Beijing están cooperando para levantar un aeropuerto, una planta de energía solar y otros proyectos de importancia estratégica, lo que confirma la consolidación de esta colaboración. Después de Irak, Serbia e Indonesia son los países en los que más ha invertido China en el marco de la Belt and Road, desde su lanzamiento en 2013. 

Sin embargo, según los críticos, la financiación que ofrece Beijing suele ser desfavorable, no transparente, y muchas veces empobrece a algunos países -especialmente en África- que se vuelven dependientes de China a través de la deuda. Por otro lado, plantean dudas sobre el alcance real de las inversiones chinas en Irak: según China Global Investment Tracker, en 2021 Beijing invirtió "sólo" 331 millones de euros en el sector del transporte y 1.500 millones en el sector energético. 

El interés del dragón por Irak va más allá del ámbito económico y tiene ribetes culturales mucho más profundos, como demuestra la creciente influencia de la lengua china en las escuelas iraquíes, especialmente en la zona kurda, en el norte del país. En la Universidad de Salahaddin de Erbil se ha creado un curso de idioma chino. Si tiene éxito, se procederá a la apertura de un departamento de lengua china dentro del ateneo, lo que garantizará una creciente reserva de trabajadores para reclutar.

Así lo confirma uno de los alumnos del curso, Regin Yasin, de 20 años, que quiere aprender el idioma porque "China se impondrá en el futuro". La escuela es una "proyección" del poder blando de Beijing, para que la región se "familiarice" con China, como explica el investigador Sardar Aziz, que ha escrito un libro (en kurdo) sobre las relaciones entre China e Irak. Las empresas del dragón dominan el sector petrolero, ya que consumen el 40% del petróleo que exporta la nación árabe. Sin embargo, las inversiones chinas ya abarcan otras industrias, las finanzas, el transporte, las infraestructuras y las comunicaciones.

En 2017, el consulado chino propuso a la universidad la apertura de un departamento de lengua china, aprovechando la relativa seguridad de la región autónoma kurda en comparación con Bagdad. Al principio, se topó con cierta resistencia del ateneo. Se temía que el curso quedara vacío, además del riesgo de no encontrar profesores calificados, como subraya el rector, Atif Abdullah Farhadi. Por ello, el directivo pidió a los representantes chinos que buscaran docentes adecuados y pagaran sus honorarios, además de los libros de texto, un laboratorio de audio, e intercambios culturales y de estudios en Beijing. "Cumplieron con todas las peticiones", confirmó el rector. En 2019 se inauguró oficialmente y al año siguiente, celebró sus primeros graduados. Y no se descarta una mayor "expansión" de esta iniciativa. Farhadi concluye subrayando que le hubiera gustado decir lo mismo del departamento de inglés, pero que los consulados británico y estadounidense "jamás" prestaron apoyo y ayuda al ateneo, a diferencia de los chinos.

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