16/11/2024, 17.14
BANGLADÉS
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Daca: luces y sombras en los primeros 100 días del gobierno de Yunus

de Sumon Corraya

Llegó al poder tras el derrocamiento de la histórica primera ministra Hasina y las protestas estudiantiles, pero el Ejecutivo interino no parece estar a la altura de las expectativas. La cuestión de la lucha contra la corrupción sigue sin resolverse y existe el riesgo de una creciente deriva islámica. Los desafíos económicos, en particular la cuestión de la inflación, todavía pesan sobre los ciudadanos.

 

Daca (AsiaNews)- Luces y sombras, una mezcla de decepción y cauteloso optimismo son los sentimientos que prevalecen entre los ciudadanos de Bangladés cuando se cumplen 100 días del gobierno interino liderado por el premio Nobel Muhammad Yunus, quien sustituyó a la histórica primera ministra Sheikh Hasina - que había estado 15 años en el poder - tras semanas de protestas encabezadas por los estudiantes universitarios. Este ejecutivo se constituyó el pasado 8 de agosto para responder a los reclamos de combatir la corrupción y mejorar la gobernanza, reforzar los servicios públicos y oponerse a la lógica del dinero y las desigualdades, pero no parece haber estado - por lo menos hasta ahora - a la altura de las expectativas de los ciudadanos.

Uno de los principales eslóganes del movimiento estudiantil 2024 que condujo al derrocamiento de la ex primera ministra Hasina fue construir un Bangladés sin discriminación e inclusivo para todos los sectores de la sociedad. En este sentido el gobierno provisional, en el poder desde hace poco más de tres meses, había prometido reformas orientadas a reducir las desigualdades entre los grupos y fortalecer las instituciones democráticas, poniendo freno a una deriva islámica radical. Sin embargo, los críticos afirman que los progresos son muy lentos y no están conduciendo a un cambio significativo. Mientras tanto, los desafíos económicos, sobre todo el tema de la inflación, siguen pesando sobre los ciudadanos comunes.

El aumento de los precios de las materias primas y el estancamiento de los salarios han comprometido los medios de vida y reducido el poder adquisitivo general de la población. El gobierno aún no ha tomado medidas decisivas para contener la pérdida de valor de la moneda local, lo que deja muchas dudas sobre su capacidad para cumplir las promesas que hizo cuando llegó al poder. Por otra parte, el orden público también sigue siendo precario. Aunque el gobierno ha estabilizado los disturbios que precedieron y acompañaron el derrocamiento del Ejecutivo anterior y de Hasina, la actividad criminal y las tensiones sociales todavía no han mostrado mejoras significativas.

"El gobierno interino no ha tenido grandes éxitos en el control de la inflación ni en la mejora del orden público", confirma a AsiaNews Ruhin Hossain Prince, secretario general del Partido Comunista de Bangladés (CPB). “Las expectativas de la población siguen en gran parte desatendidas e incluso en la cuestión de las reformas electorales - continúa - se han hecho pocos avances”. Entre otras, la reforma electoral era una piedra angular de las promesas del gobierno provisional, y también se mantiene en un limbo. Dado que las elecciones eran el siguiente paso crucial, muchos esperaban que la administración trabajara con los partidos políticos y la sociedad civil para construir un consenso sobre las medidas que puedan garantizar elecciones libres y justas.

Además, la posición geopolítica estratégica de Bangladés, cuando el sur de Asia se encuentra en constante evolución, añade otro nivel de complejidad. Los analistas advierten que la incapacidad para afrontar eficazmente los problemas internos podría favorecer la interferencia de potencias extranjeras que tratan de afirmar su propia influencia. “Si no logramos resolver nuestros problemas, las fuerzas imperialistas y hegemónicas buscarán naturalmente dominarnos”, observa Ruhin Hossain Prince, quien aconseja “permanecer alertas y comprometidos a hacer realidad las aspiraciones del pueblo”.

Analistas y expertos señalan que el éxito o el fracaso del actual Ejecutivo probablemente dependerá de su capacidad para unir las facciones políticas, afrontar los desafíos económicos y restaurar la confianza pública. Mientras el gobierno interino enfrenta sus desafíos, los partidos políticos vinculados a la facción musulmana radical de Bangladés, como Jamaat-e-Islami y otros más pequeñas, afirman la necesidad de un Estado gobernado por principios islámicos. Estos grupos han intensificado sus esfuerzos para alinear la gobernanza nacional con las leyes coránicas, promoviendo políticas que consideran que pueden crear una sociedad moralmente recta e íntegra. Los observadores señalan que estos partidos están aprovechando el creciente descontento con respecto al Ejecutivo secular para promover su agenda. Al pedir un cumplimiento más estricto de la Sharia, su objetivo es reestructurar el panorama político del páis. Sin duda hasta ahora los principales referentes del gobierno provisional no parecen haber mostrado ningún interés en un Estado regido por los principios coránicos, pero es igualmente cierto que mantienen profundas relaciones con los partidos islamistas.

 

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