20/01/2017, 15.09
CHINA - EEUU
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Comienza la era Trump: la relación China-EEUU y el riesgo de una guerra

de Wei Jingsheng

A la espera de la ceremonia de inauguración de la presidencia Trump, la Oficina de propaganda del Partido comunista chino prohibió a todos los periódicos “críticas no autorizadas” a las palabras o a los gestos de Trump. Según el gran disidente Wei Jingsheng, hay posibilidades de que Trump obligue a acuerdos comerciales que sean razonables, influenciando también una reforma interna de la política y de la justicia. La opción de una guerra comercial.

Washington (AsiaNews)- La oficina de propaganda del Partido comunista chino ordenó a los medios de China  “manejar con atención” cada artículo ligado a la inauguración de la presidencia de Donald Trump, que sucederá hoy. “Cada artículo sobre Trump -se lee en la directiva, debe ser manejado con atención y no está permitida ninguna crítica no autorizada de sus palabras y acciones”.

La cautela expresada en estas órdenes está en total contradicción con la ironía y las críticas realizadas durante las últimas semanas, después de que Trump acusara a China de ser “una manipuladora de monedas” y de querer imponer los productos chinos de exportación, que destruyen puestos de trabajo en los EEUU,. Además, hay un comentario sobre el no sentirse obligados a mantener la política de una sola China, al aceptar una conversación telefónica con la presidenta de Taiwán.

El temor de una guerra comercial -y quizás de una guerra real por el control del Mar de la China meridional-  ha sido expresado por muchos analistas de Asia, los cuales concluyen -como George Yeo, ex ministro de Singapur- que lo mejor para las dos superpotencias es no enfrentarse.

Hay que agregar que diversos disidentes chinos en los EEUU, como Jang Jianli, se sienten honrados de participar en la ceremonia de inauguración en Washington. Ellos esperan que Trump sostenga la causa de los derechos humanos de una manera más fuerte que cuánto hicieron Hillary Clinton y Barack Obama, siempre chantajeados por los lobbies económicos.

Para Wei Jingsheng, el “padre de la democracia” en China, ahora exilado en los EEUU, habrá un guerra entre China y EEUU,  y China será obligada a cambiar muchos aspectos de su economía y  de su sociedad. Presentamos aquí una reflexión suya.

 

Sobre la presidencia de Donald Trump estamos seguros de algunas cosas:

1) Donald Trump es el próximo presidente de los EEUU, esto significa que la política exterior débil, como fue  la de la administración Obama, ha llegado a su fin.

2) La política fundamental de Trump será la de corregir relaciones comerciales irrazonables y el esfuerzo mayor será el de transformar las relaciones de “libre intercambio” en relaciones de “intercambio ecuo”.

3) El objetivo está detenido sobre la nación que tiene el comercio más injusto, China.

4). Donald Trump está dispuesto a evitar los instrumentos de negociación utilizados en el pasado, usando para ello el bloqueo al mercado, es decir, poniendo en acto una guerra comercial, para forzar a China y a otras naciones a aceptar reglas más equitativas.

5) Su estrategia internacional se orienta a un aligeramiento en la relación con Rusia, para focalizarse sobre la expansión de China.

6) Unirse con las naciones de Asia y la India para suprimir la expansión estratégica de China y para obligar o inducir a las naciones del Sudeste asiático a volver al abrazo con los EEUU.

Todo lo que ha sido anteriormente mencionado, es lo que sucedía incluso antes de que Trump tomara posesión de la Casa Blanca. Para resumir, podemos ver que el principal objetivo es el régimen comunista en China. Y hay dos finalidades fundamentales: una, es la relación comercial China-EEUU; la otra es el control del Mar de la China meridional y oriental. Donald Trump ¿tiene la posibilidad de ganar estas batallas? O bien,  ¿Xi tiene alguna posibilidad de ganar alguna de éstas? Intentemos hacer un análisis de ello, aunque algo burdo.

Trump debe reformar las relaciones comerciales entre China y los EEUU. La experiencia del pasado demuestra que las negociaciones con el gobierno chino no cambian el vandalismo de este último. Hasta el pacifista Mohandas Gandhi dijo que cuando una banda de ladrone armada penetra en el pueblo, no hay modo de negociar, sino que se necesita expulsarlos con el uso de la fuerza. Y esto lo hace la policía. ¿Cuál es el arma de los EEUU? Es el mercado americano. En el pasado, China bloqueaba el mercado americano invadiéndolo con sus productos. Esto permitió a los capitalistas de China y de los EEUU obtener ganancias excepcionales, mientras en EEUU desaparecían muchos puestos de trabajo. La finalidad última de Trump es  equilibrar el comercio entre China y los EEUU, y aumentar la tasa de ocupación en los EEUU.

¿Cuál será la estrategia de Trump? Teniendo como premisa que China goza de ventajas de comercio, pero no está lista para abrir su mercado, Trump está dispuesto a guiar el lanzamiento de una guerra comercial, protegiendo el mercado estadounidense y bloqueando los productos chinos baratos, para qye no llegue a dicho mercado. Cualquiera sea la reacción de China, esta medida debería funcionar, la misma traerá un crecimiento de la industria manufacturera de los EEUU y un crecimiento de la ocupación.

¿Cuál será la reacción de Xi Jinping? Como se ve en los medios comunistas, una idea útil es prepararse para una guerra comercial con los EEUU. Ellos esperan que Trump sea como los presidentes americanos del pasado, duros antes de asumir el cargo, y fáciles para los compromisos con los capitalistas, después. De ese modo, la guerra comercial se convierte en una broma y todo permanece igual que antes. Los capitalistas no son sólo los miembros del Partido comunista chino, sino también los capitalistas americanos, como la compañía Boeing que ha hecho fortunas, y ellos piensan de esta manera.

Pienso que esto puede ser una ilusión. El mismo Trump no está corto de dinero y su gobierno es tomado en broma por ser una mezcla de personas ricas y del mundo militar: esto vuelve difícil de realizar la alianza tradicional entre la política de control del Partido comunista y el mundo de los grandes negocios. Por ende, Xi Jinping tendrá que aceptar, por la fuerza,  la guerra comercial.

Todos sabemos que en una guerra comercial el ganador es quien controla el mercado. Y tal como sucede en una partida entre jugadores de ajedrez, el resultado puede preverse.  Como dice el antiguo estratega (chino) : calcular la victoria antes de entrar en guerra, y asegurar la victoria, también, después. El único problema que tiene Trump es interno, no está en el exterior: convencer a políticos y empresarios, para que comprendan que la situación no es fácil.

La entrada en guerra comercial por parte de Xi Jinping no durará mucho y será inevitablemente derrotado. En China la tasa de desocupación está creciendo,  y la situación no es para nada estable. A este punto Xi puede tener dos reacciones: una, lanzar una guerra para cubrir los conflictos internos; otra, llegar a un compromiso con los EEUU, aceptando reglas comerciales equitativas y protegiendo las oportunidades de intercambio. Yo pienso que Xi Jinping aceptará el consejo de los halcones militares chinos e iniciará una guerra.

El punto es que Trump se espera algo por el estilo y (por esto) absorbió un largo grupo de halcones del ejército de los EEUU en su gobierno. Así, después de haber tranquilizado las relaciones con Rusia, él desplegará un gran poder militar en Asia del este.

¿Cuál objetivo elegirá Xi Jinping? Japón y Corea del Sur son aliados de los EEUU en el territorio, con el ejército estadounidense listo para intervenir. Si Xi inicia una guerra desde aquí, arriesga perder inmediatamente.

Vietnam y Taiwan tampoco son objetivos fáciles. Incluso si encontrara excusas para atacarlos, habría una denuncia de la comunidad internacional. (De todos modos) una demora en el ingreso en una guerra podría llevar al caos en China.

Además,  bloquear el Mar de la China meridional contra Japón, Corea del Sur y Taiwan no producirá nada. Algunas pocas pequeñas islas (como base) y la fuerza naval y aérea del régimen comunista pueden ser suficiente para tratar con la aviación y la marina de pequeños Estados del Sudeste asiático, pero que no son capaces de oponerse a un contingente de batalla de los EEUU, con portaviones. Estas acciones serían como tomar piedras y destruir sus propios pies.

El único opositor que puede ser desafiado con una buena excusa es Corea del Norte. Apoyados en la excusa de resolver el problema del arsenal nuclear norcoreano, esta guerra será tolerada e incluso asistida por la comunidad internacional. Pero no hay razón para que los EEUU, ni para que Japón o Corea del Sur detengan a China o ayuden a Corea del Norte. Esto estaría en contra de la voluntad de la comunidad internacional y no sería una opción para los EEUU.

La única que quedaría descontenta sería Rusia. Corea del Norte fue siempre una zona de posible influencia para Rusia. Pero en el oeste de Rusia está gran parte de la OTAN, así como también la mirada vigilante de las naciones del este europeo. Es imposible para Rusia ayudar a Corea del Norte y ofender a China, como también (es imposible) para Xi Jinping tomar las armas contra Corea del Norte.

Por otro lado, Corea del Norte no es un bocado fácil. Hay muchas personas que se oponían al régimen de la dinastía de los Kim. Pero bajo la influencia de las políticas oscurantistas del Partido comunista, la resistencia contra la agresión bajo la bandera del patriotismo es todavía muy grande. Y si la guerra no terminase pronto, podría causar inestabilidad interna, lo cual conduciría al colapso del régimen en China.

Después de todos estos análisis, podemos ver que para Xi Jinping, elegir una guerra produciría el resultado de una derrota o bien de un punto muerto. Por esto, la mejor opción es la de llegar a un acuerdo comercial equitativo con los EEUU e iniciar una reforma política y jurídica. Pero ha de ser dicho que el objetivo de Trump no es sofocar al régimen comunista,  y que esto ni siquiera forma parte de los intereses de los EEUU. Lo que Trump quiere es un comercio más equitativo con la segunda economía del mundo.

Una reforma política y jurídica resulta de interés para China. Sin la protección de los derechos humanos no hay un incremento de los salarios en la clase trabajadora y por lo tanto ninguna ampliación del mercado interno en China. Sin reforma política y jurídica, no hay una mejora para el comercio, con lo cual las empresas tienden a huir en gran número. Sin la apertura del mercado, las empresas chinas no pueden introducir rápidamente tecnologías y organizaciones de avanzada, y corren el riesgo de no ser capaces de adaptarse a un panorama de competencia en una situación de comercio equitativo.

Por lo tanto, más allá de quien pueda estar en el poder, la única solución para China es alcanzar rápidamente un acuerdo comercial equitativo con los EEUU.

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