13/04/2018, 13.50
SIRIA
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Carta a Trump desde Damasco: el joven Rabee mutilado, y los misiles ‘bonitos e inteligentes’

de Sandra Awad*

Una carta al presidente de los EEUU, de parte de un miembro de Caritas Siria.  La historia de un joven que perdió una pierna en la explosión de un cohete lanzado por los rebeldes de Guta. Gracias a las prótesis volvió a caminar y quiere participar en la reconstrucción del país. Mientras tanto, Moscú y Washington continúan la guerra verbal. El Consejo de seguridad de la ONU se dispone a reunirse, mientras en el Mediterráneo se despliegan naves de guerra y aviones de caza, listos para atacar.

Damasco (AsiaNews)- Perdió una pierna en la explosión de un cohete, que fue lanzado desde Guta oriental hacia Damasco cuando el enclave aún estaba en manos de los rebeldes. Antes de ello,  la guerra le había quitado al padre, única fuente de sustento de la familia. El deseo de levantarse del joven Rabee y de participar en la reconstrucción de Siria es más fuerte que cualquier misil, que cualquier bomba, incluso que aquellas más inteligentes y bonitas, que el presidente de los EEUU, Donald Trump, prometió lanzar sobre Siria. Quien recoge esta historia para presentarla a los lectores de AsiaNews es Sandra Awad, responsable de Comunicación de Caritas Siria, de 40 años, casada y madre de 2 hijos, que vive cada día el drama de la guerra. La mujer se dirige al inquilino de la Casa Blanca, invitándolo a observar con sus propios ojos los efectos del conflicto sobre la población civil.

Mientras tanto, continúa la guerra (hasta ahora, verbal) entre los EEUU y Rusia, con Moscú que pide para hoy una reunión urgente del Consejo de Seguridad para discutir sobre la “amenaza” lanzada por Washington, dispuesta a atacar a Siria. El embajador ruso Vassily Nebenzia dice estar “preocupado” y  que “non excluye” ninguna “posibilitad”, en vista de los mensajes “belicosos” de los EEUU. La Casa Blanca comunicó que aún no ha decidido los tiempos y modos de la acción militar, y que está a la espera de una evaluación más a fondo de los informes de inteligencia sobre el presunto ataque con armas químicas sobre Duma por parte del ejército de Assad. Al respecto, el presidente francés Emmanuel e Macron afirma tener “pruebas” del uso “de armas químicas, al menos, de cloro”.

Si bien por el momento para remota la hipótesis de un coloquio, cuando menos telefónico, entre Vladimir Putin y Donald Trump, en el Mediterráneo oriental continúa el movimiento de naves de guerra y aviones militares de las dos superpotencias. Moscú está reubicando las unidades militares ancladas en el puerto sirio de Tartus, mientras que el buque de guerra de los EEUU, Donald Cook, dejó el puerto chipriota de Larnaca para dirigirse a aguas sirias. Con los vientos de guerra que soplan impetuosos, en Italia, el presidente del Consejo saliente, Paolo Gentiloni ha subrayado que el país "no participará en acciones militares" , y aunque se brinde soporte logístico a los aliados, anticipó que no tiene intenciones de asumir un “rol activo”.

La bandera siria vuelve a flamear sobre la ciudad de Duma, los últimos rebeldes han entregado las armas y se dirigen al norte, a territorios que todavía son controlados por la oposición. Aguardando el desarrollo de los hechos, la población expectante reza con la esperanza -como narra Rabee- de poder participar y contribuir en la reconstrucción del país.

A continuación, la historia preparada por la responsable de Caritas. Traducción de AsiaNews.

 

Estimado Sr.  Trump:

Acabo de llegar a mi casa después de haber visitado a una familia, una familia de pobres ciudadanos sirios que han perdido todos sus bienes y propiedades en esta guerra. Mientras me relataban sus miserias y me contaban lo hermosa que era su casa en la ciudad de donde venían, que hoy está totalmente destruida, me hubiera gustado consolarlos de la única manera en que puedo tratar de hacerlo en mi país:  “Agradezcan a Dios que todavía están vivos. Los daños materiales pueden ser reparados con el tiempo, de una manera o de otra, pero lo más importante es que ninguno de ustedes está herido”.

Hubiera querido tanto consolarlos de esta manera, pero no pude hacerlo. Esta familia perdió al padre, que era el único que tenía el dinero necesario para llevar a su casa un poco de comida; en 2016, el hijo, Rabee, (en la foto) perdió una pierna hasta debajo de la rodilla a causa de la explosión de un mortero que cayó en Damasco, y que provenía de la zona de Guta oriental.

Estas personas huyeron de la muerte y del dolor en su pequeña ciudad de origen, en Guta; sin embargo, estos desastres los han seguido hasta en Damasco, para destruir la poca esperanza que aún quedaba en sus vidas, en sus fuerzas, en su dignidad.

Señor Trump,

La mayor parte de las familias sirias narran tragedias similares a estas. Si acaso algún día usted llegara a dejar su refugio dorado en los EEUU y viniera a visitar Siria con sus propios ojos, cada ciudadano que encontrará mientras camina por la calle le narrará historias tristes de sí mismo, de sus familias o de un pariente cercano muy querido.

¿Qué está tratando de hacer o de lograr con sus decisiones y sus declaraciones, señor Trump? ¿Quiere hacernos vivir y experimentar un dolor aún más grande? ¡Como si 7 años de evacuaciones, de hambre, de pésimas condiciones de vida, de inseguridad, de sangre y de la pérdida de personas queridas no fuese todavía suficiente!

Por lo tanto, señor Trump, ¿realmente Usted piensa que el pueblo sirio está asustado o incluso sólo interesado en sus nuevos misiles, bonitos e inteligentes? Créame, a nadie le importa nada. Tenemos ya bastante dolor y sufrimiento que soportar cada día en nuestras vidas, como para tener tiempo para dedicarnos a la espera de sus diabólicos misiles.

No obstante todo esto, señor Trump, le quiero decir una cosa: Rabee está bien, Él logró aumentar un poco de peso y ahora tiene en las mejillas un hermoso color rosado. Algunas personas de buena voluntad en Polonia juntaron una cantidad de dinero para él, lo cual permitió poder comprarle una prótesis y garantizarle la atención médica adecuada.

Cada día se entrena por horas, con determinación, para aprender a usar la prótesis; él volvió a sonreir otra vez y está lleno de esperanzas que, un día, pueda volver a conducir una vida normal, que pueda ir también a la escuela caminando con su nueva pierna. Volvió a pensar en su futuro. Rabee quiere participar en la reconstrucción de Siria, que usted por otro lado quiere contribuir en destruir con su dinero, sus misiles inteligentes y su odio profundo.

 

*Responsable de Comunicación en Caritas Siria

 

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