10/02/2023, 14.06
SIRIA - TURQUÍA
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Cardenal Zenari: la tragedia del terremoto como 'prueba de humanidad' para superar el conflicto sirio

de Dario Salvi

Estados Unidos anunció el congelamiento parcial de algunas sanciones. El PKK turco comunicó un alto el fuego unilateral para colaborar en los esfuerzos de socorro. Nuncio en Damasco: hace falta el esfuerzo de "todos", empezando por la comunidad internacional, que debe "superar los conflictos ideológicos". En Alepo hay una sensación general de "precariedad". Hospitales Abiertos "extiende la atención a todos, sin distinción".

 

Milán (AsiaNews)- La respuesta a la “tragedia” del terremoto que asoló Turquía y Siria será una “prueba de humanidad” para todos, para que finalmente puedan “silenciar las armas” y “superar las divisiones”, afirmó el nuncio apostólico en Damasco, card. Mario Zenari. Entre el 7 y el 9 de febrero el cardenal visitó la ciudad de Alepo, la segunda más importante del país y una de las más afectadas por el terremoto. Contactado telefónicamente por AsiaNews, explicó que viajará en las próximas horas a Latakia, en la costa mediterránea, otra zona que sufre las consecuencias del terremoto junto con la provincia noroccidental de Idlib, controlada por grupos rebeldes y yihadistas. "La comunidad internacional -señaló con fuerza- también debe superar los conflictos ideológicos" y colaborar para que se dejen de lado "las sanciones, en particular sobre el gas y el petróleo" que todavía se encuentran "bajo embargo".

Las divisiones del pasado son muchas y las heridas todavía están abiertas, empezando por el enfrentamiento de la última década entre Siria y Turquía, precisamente los dos países más afectados por el terremoto del 6 de febrero que hasta ahora ha causado más de 21 mil muertes. Un balance provisorio, destinado a seguir aumentando, que ya ha superado a las primeras -dramáticas- estimaciones de los expertos de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud. En la tragedia emergen, sin embargo, algunas historias que alimentan la esperanza. Esta mañana, 102 horas después del primer temblor, seis personas fueron sacadas con vida de un edificio derrumbado en Antioquía, y ayer rescataron en Gaziantep a una mujer que estuvo 83 horas bajo los escombros.

Mientras tanto, se pueden observar las primeras señales optimistas en una región marcada por guerras y divisiones. Para favorecer el envío y distribución de ayuda, Estados Unidos anunció el congelamiento de algunas sanciones contra Damasco. Al otro lado de la frontera, en el lado turco, el PKK (Partido de los Trabajadores Kurdos, que lleva años en lucha armada contra Ankara y el presidente Recep Tayyip Erdogan) anunció un alto el fuego unilateral.

“Ambos países tienen una larga historia de divisiones que deben superar”, subraya el nuncio apostólico, que auspicia “un esfuerzo humanitario de todos” tanto en Siria como en Turquía. “Este es un banco de pruebas -advierte- para que algo cambie” y para poner realmente fin “a 12 años de guerra, volviendo a empezar el trabajo de reconstrucción. Además del terremoto, esperamos ver también la otra cara de la moneda y la disponibilidad, la buena voluntad”. “En un primer momento -prosigue- ante semejante tragedia uno se queda sin esperanza”, pero ahora ha llegado el momento de “arremangarse, tanto a nivel de la gente como de las instituciones. Repito, esta calamidad es una prueba de humanidad”, comenzando por una Siria que sigue estando dividida y en la que es imprescindible llegar a “un alto el fuego nacional que permita la libre circulación de la ayuda humanitaria”.

En los últimos días el cardenal Zenari visitó Alepo y, más que las "devastaciones y derrumbes" ya comunes en 12 años de guerra, y los barrios arrasados hasta los cimientos, lo que más impresiona es una atmósfera general de "precariedad". “Por supuesto -dice- hay edificios derrumbados, minaretes caídos, iglesias dañadas, pero lo que no está a la vista es aún más grave. Uno de cada tres edificios no es seguro, la gente no puede volver, prefiere quedarse a la intemperie" a pesar del frío. Buscan refugio en la parroquia o en cualquier otra institución de la Iglesia, "incluso en condiciones muy precarias, para no volver a sus casas". “Familias con ancianos y niños -continúa- sin colchones, obligadas a dormir en sillas para sentirse más seguras. La verdadera emergencia es cómo devolverles un techo a estas personas. Hará falta ayuda de la comunidad internacional”, en una perspectiva que vaya “más allá de la emergencia inmediata”.

La guerra, el Covid, las sanciones, la bomba de la pobreza, el cólera y ahora el terremoto han puesto de rodillas a Alepo, una metrópoli que alguna vez fue la capital económica y comercial, cada vez más herida. “Cuando se produjo la gran batalla -recuerda- vimos más de 200.000 personas en las calles, un éxodo enorme, y ahora es lo mismo. Hay que tener en cuenta que Siria sigue siendo el país con más desplazados del mundo, casi 13 millones entre internos y refugiados en el exterior, a los que ahora se sumarán las víctimas del terremoto”.

Con respecto a las ayudas, el cardenal subraya que “operar hoy en Siria es mucho más complicado que en cualquier país europeo afectado por un terremoto. Además de las estructuras destruidas, falta gasolina, electricidad, gasóleo… Yo mismo tuve que viajar de Damasco a Alepo con una provisión de combustible imposible de encontrar. Agradecemos a los depósitos del gobierno que abastecen a nuestras instalaciones, porque sería inimaginable alojar a más de 1.000 personas sin luz. Hace falta comida, gas para cocinar; el peso de la guerra es enorme”. En un océano de necesidades, la Iglesia, además de acoger a los desplazados, ha decidido extender a todos los necesitados la atención médica que ofrece uno de los tres Hospitales Abiertos (dos en la capital, uno en Alepo) que desde hace años trabajan en el país. “Se acordó con AVSI que todos serán atendidos gratuitamente - concluye - superando el criterio anterior de ayudar sólo a los pobres a los que nosotros pagamos el tratamiento. Ahora estamos todos unidos en la tragedia y hay que ofrecer atención a todos, sin distinción”.

 

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