Card. Tagle: Homicidios extrajudiciales y aborto, dos caras de la misma plaga
El arzobispo de Manila condena “el estrago impune” en acto en el país sino ensancha el campo: “La vida va defendida en cualquiera de sus formas. Debemos preocuparnos por aquellos que suceden en las calles, ¡pero también de las interrupciones de los embarazos! Son también otras formas de homicidio”.
Manila (AsiaNews)- Los homicidios extrajudiciales lógicamente preocupan, “pero espero que podamos preocuparnos del mismo modo también del aborto”. ¿Por qué siempre menos personas hablan contra la interrupción del embarazo? ¡También esta es una forma de homicidio! Lo declaró el arzobispo de Manila, el Card. Luis Antonio Tagle a Radio Veritas. El prelado intervino así en la vieja cuestión que está dividiendo al país: la lucha a la droga “con cualquier medio” lanzada por el presidente Rodrigo Duterte.
La “tolerancia cero” en relación de los despachadores y de los drogados, prometida en la campaña electoral, se transformó en una matanza de presuntos criminales. Las víctimas ciertas soy ya más de dos mil-y algunos grupos de la sociedad civil hablan del doble- mientras que no se registran investigaciones contra policías y vigilantes que han abierto el fuego contra estas personas a menudo desarmadas. El jefe de la policía nacional hasta ha invitado a los adictos a “quemar las casas de los señores de la droga” y les prometió impunidad: “Vosotros sois las víctimas, no seréis castigados”.
Contra esta derivación intervino en diversas ocasiones el presidente de la Conferencia episcopal, el arzobispo de Lingayen-Dagupan, mons. Sócrates Villegas, que presentó un pedido “a la humanidad de las fuerzas del orden” y ha publicado una oración “para sanar las heridas de la sociedad”. Además de él, se expresaron muchos otros líderes católicos, a los cuales se agrega el Card. Tagle. Según el arzobispo de la capital, la cuestión es inclusiva: “Debemos promover siempre el respeto por la vida humana, que es sagrada. Va protegida en cada condición y en cada estadio de su evolución”.
Con la misma dureza, el prelado condena el mercado de la droga: “Vender estas substancias ilegales y alentar a los jóvenes hacia el vicio es otra forma de homicidio: se matan sus propios sueños, sus mentes y sus relaciones familiares y sociales”. Delante de un culpable, concluyó: “debemos esforzarnos para que haya una nueva vida y la posibilidad de ponerse de pie”.
La posición del arzobispo de Manila aclara la de la Iglesia católica filipina, que algunos comentaristas nacionales había definido como “dividida” sobre la posición que hay que asumir delante de Duterte.
