Beirut, jóvenes cristianos y musulmanes: unidos son el hilo de la esperanza
Miles de jóvenes están comprometidos en limpiar la ciudad de escombros; ayudan a las personas para poder sobrevivir; ofrecen agua y comida pagando con su propio dinero o juntados entre los amigos y parientes. También los jóvenes refugiados sirios se ponen a trabajar. Un pastor protestante sirio, musulmán convertido al cristianismo, ofrece botellitas de agua a los evacuados.
Beirut ( AsiaNews) – La ciudad afectada por una bomba casi atómica-las explosiones de 4 de agosto eran par a u décimo de la bomba de Hiroshima- está paralizada y devastada; el trabajo para volverle a dar un aspecto decente es gigantesco. El ejército está por todos lados, pero se debe ocupar de la seguridad, evitar los saqueos, proteger los lugares sensibles, garantizar el tráfico y el paso de los medios de socorro. La Protección civil está comprometida en la extracción de los cuerpos que están debajo de los escombros, recibir a todos los colegas venidos de todo el mundo, coordinar los trabajos. Los políticos están comprometidos en reuniones para encontrar un modus vivendi, ante todo entre ellos, para luego dar un respuesta a las condiciones a las condiciones puestas por la comunidad internacional: el presidente Emmanuel Macron fue el vocero y embajador, explicando las condiciones a las cuales el Líbano puede acceder a nuevos préstamos, quitando el bloqueo al país.
Mientras tanto, la ciudad está cubierta de escombros, vidrios,árboles erradicados por las explosiones, casas sin paredes como un tétrico escenario exponen lo que queda visible de una interrumpida repentinamente; balaustradas, balcones, muros, edificios y puentes que arriesgan derrumbarse de una momento al otros.
Personas ancianas y solas, que desean limpiar sus casas pero no tienen la fuerza o el coraje, no saben de dónde iniciar. Llora, rezan, tapándose las manos con las manos por vergüenza, dolor, impotencia.
En este escenario desesperado resucitó la verdadera fuerza del pueblo, el propio futuro, la energía nueva, limpia, dinámica, no esclava de intereses políticos o económicos: los jóvenes.
Vinieron de todos los lados, del norte del sur, de las montañas, organizados en pequeños grupos de amigos, armados de escobas, palas, guantes y bolsas, duermen al aire libre, trabajan sin hablar, sin alardear, obran en silencio, sin un jefe, sin un coordinador, desorganizados pero los efectos que producen son asombrosos.
Limpian, llenas bolsas, barren las calles y las aceras, los edificios públicos, las clínicas, los hospitales, los lugares de culto: como abejas o hormigas trabajan sin parar, sin criticar, prontos a ayudar o consolar a quien sufre, abrazar, ofrecer agua, emparedados, fruta, comida caliente.
Surgieron puestos cada 10 metros, donde ofrecen botellitas de agua, comida, fruto: todo recogido con iniciativas propias, donaciones por familias, amigos, parientes.
“¿Por qué estamos aquí?”.me explica Leila Mkerzi, una joven de uno 20 años con la camiseta d la orden de Malta. “Porque es nuestro deber. Esperar que el Estado sólo pueda
pensar en todo quiere decir retardar la hemorragia”. Y vuelve a tomar la escalera para barrer la escalera que lleva de Jemmeizeh a Ashrafieh.
Otro grupo, 3 jóvenes con una señora. están delante de un negocio: compran con su propio dinero escobas, sacos de plástica y guantes. El comerciante no les hace ningún descuento. “No queremos nada, sólo queremos vivir”, dice uno de los muchachos. Luego interviene la madre, la señora Rita Frein: “No pensamos más, tenemos la cabeza vacía., no contamos más con nadie, nadie del extranjero jamás hizo nada de concreto por nosotros. ¿Qué hace el mundo? Nos envía 2 o 3 aviones de ayuda, se lavan la conciencia y se van. ¿Qué vino a hacer Macron? Otra farsa. No tengo más esperanzas. Y mientras se pone a limpiar, precisa: Yo no tengo esperanza, pero ellos-los jóvenes- sí. Y yo los ayudo porque todavía estoy viva”.
En las calles de Beirut devastada, los jóvenes son decenas de miles: amigos de la escuela, universitarios, scouts, parroquianos, musulmanes, cristianos. Un grupo de jóvenes de Chouf, rechaza decir quién entre ellos es druso; un grupo de armenios venidos de Bourj Hammoud, otros barrio destruido, reivindica: “Somos libaneses y basta”.
La mayor parte de estos jóvenes nació después del 2005-2006. No conocieron los horrores de la guerra civil, pero vieron las privaciones y gobiernos fracasados, vivieron sin corriente eléctrica, agua potable, trabajo. Ordenados, con mucha buena voluntad, quieren crear con sus manos un país mejor, un futuro mejor, sin esperar nada del extranjero. Lógico, esperan obtener algo de apoyo o ayuda, pero si no llega, harán lo que podrán con sus fuerzas.
Entre ellos hay también jóvenes sirios refugiados en Líbano. No es su país, pero el dolor y la voluntad de cambiar los unió a los libaneses.
Vi un solo religioso, en clergyman que distribuía emparedados y botellitas de agua a los evacuados: es un pastor protestante siriode Afrin (norte de Siria, ocupada por los turcos). Se llama Assan: era musulmás, se convirtió al cristianismo: “Veo a Cristo en cada una de estas personas que hoy sufren, no tienen un techo y tienen hambre”, dice antes de desaparecer entre lamultitud de desesperados que llena el centro de Beirut,
Para sostener a la población de Beirut y del Líbano, y para colaborar con Caritas Líbano, AsiaNews ha decidido lanzar la campaña “Socorrer a una Beirut devastada”. Aquellos que deseen colaborar pueden enviar sus donativos a:
- Fondazione PIME - IBAN: IT78C0306909606100000169898 - Código de Identificación del Instituto (BIC): BCITITMM - Motivo: “AN04 – SOCORRER A UNA BEIRUT DEVASTADA”
26/08/2020 10:22
05/10/2021 13:46